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El Diosero

carlosbalderr12 de Septiembre de 2011

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Trabajo final. Libro: El diosero Autor: Francisco Rojas González

LA TONA

En este relato se narra sobre una india de lengua zoque, ella estaba embarazada y de pronto llegó el momento de dar a luz; su esposo fue a llamar a una señora que era partera, para que atendiera a su esposa.

La señora hizo muchos esfuerzos para que la joven india pudiera dar a luz, sin embargo no fue tarea fácil.

Mando al esposo de la india zoque a la tienda para que comprara algo de chile, con el fin de que el humo la hiciera toser; el muchacho obediente fue a la tienda, pero en eso se encontró con uno de sus conocidos y le comentó acerca de que su esposa estaba en labor de parto; su conocido le dijo que en el pueblo había llegado un doctor que al parecer era muy bueno… Y si él quería era mejor que el doctor atendiera el parto de su esposa.

Entonces el indio fue a buscar al doctor y le pidió que atendiera a su esposa.

El doctor tomó sus cosas y monto su bicicleta dirigiéndose a la choza del indio, donde se encontraba la pobre de la india.

Así el doctor puso manos a la obra y atendió el parto, la india había dado a luz a un niño.

El indio le agradeció profundamente al doctor por su gran ayuda y le pidió que fuera padrino de su hijo; el Dr. aceptó ser padrino del bebé. Al que le pusieron por nombre Damián Bicicleta.

LOS NOVIOS

Esta historia trata de un joven el provenía de una familia de alfareros; él se sentía enamorado, su padre (Juan Lucas) se dio cuenta de lo que le sucedía a su hijo.

Un día el señor Juan Lucas sorprendió a su hijo como se le quedada viendo a la joven que le gustaba, y le pregunto que si era ella de quien estaba enamorado, a lo que el joven respondió que si.

Entonces, Juan Lucas pidió los servicios del “Prencipal” (que era como el cura del pueblo) para que fueran a pedir la mano de la amada de su hijo.

Se hicieron algunos rituales entre las dos familias para que le concedieran la mano de la chica; hasta que se dieron por terminados los rituales la fami[***]lia de la chica por fin se la entrega a su prometido.

LAS VACAS DE QUIVIQUINTA

Esta historia trata de que en un pueblo llamado Quiviquinta, todos sus habitantes estaban pasando por hambre.

Una familia en particular, conformada por Martina, Esteban y su pequeña hija se fueron a la plaza del pueblo para vender a su gallina “búlique”. Pero no tuvieron éxito pues Esteban no quería vender su gallina a bajo precio.

De repente en la plaza pasó un automóvil, todos los que estaban ahí reunidos se quedaron sorprendidos ya que en el pueblo de Quviquinta nunca había pasado algo así.

Entonces el automóvil se paro justo frente de esta péquela familia, en eso el hombre que venía en el carro le dice a Martina que sino quiere irse a Tepic para criar a su hijo, por $20 pesos mensuales, buena comida, etc.

A lo que Esteban responde que no, le hacen varias propuestas para convencerlo; hasta que ofrecen $75 pesos. En eso Martina responde que si se va, le entrega su hija a Esteban y se va en el automóvil.

En eso Esteban llama a gritos a Martina pero no tiene éxito, y mejor se va caminando hacia su casa, con su gallina y su hija en los brazos.

HICULI HUALULA

Esta historia comienza con la muerte de un hombre, una mujer declaraba que había sido “El tío” quien provocara su muerte. El patriarca del pueblo estaba ahí presente y menciono las palabras: “Hiculi Hualula cuando se le provoca es perverso, vengativo, malo”

No termino de decir la frase porque estaba ahí presente el protagonista de esta historia.

Este hombre se quedó muy curioso con lo que era el Hiculi Hualula y decidió preguntarle al patriarca; para lo que el anciano le contesto que por su salud no volviera a mencionar al “tío”.

Pero el hombre era demasiado curioso y no se dio por cencido y le preguntó a varias personas sobre el Hiculi Hualula, pero todas las personas lo evadían y preferían no hablar de eso.

Hasta que se encontró con la persona indicada; un maestro que se llamaba Mateo San Juan.

Al inicio el maestro no quería decir nada a este hombre (que por cierto era un investigador).

Paso un poco de tiempo hasta que Mateo San Juan decidió mostrarle al investigador quien era el tan mencionado “tío” y le dio como un paquete donde según lo contenía, con el fin de que el investigador lo mandara a analizar.

Esa misma tarde el investigador mando a analizar al “tío”, después iria a visitar a Mateo San Juan; en ese momento se llevo una gran sorpresa al ver que se encontraba todo golpeado.

Después de ese suceso el investigador volvió a México para ver resultados sobre el “tío”. Sin embargo no tuvo éxito por que desconocían completamente al “tío”.

El investigador derrotado probó un poco del “tío” provocándole efectos alucinógenos, mientras la Cruz Roja se lo llevaba, éste decía “El tío… fue el tío que no perdona”.

EL CENZONTLE Y LA VEREDA

En una comunidad llamada Yólox se instaló un laboratorio antropológico, con el fin de estudiar a los chinantecos, esos indios pequeñitos, reservados y encantadoramente descorteces…

Los indios no se prestaban para que les hicieran algunos de los estudios antropológicos; por lo que el grupo de personas incluidos algunos europeos que formaban parte; comentaron que si los indios se seguían negando era traerlos a rigor si era necesario.

Habían logrado que un borracho se prestara para los estudios en su laboratorio; de repente algo asombroso ocurría en el pueblo de Yólox, por vez primera había pasado un avión frente sus ojos.

Todos los indios se quedaron pasmados, las mujeres apretaban entre sus brazos a sus hijos, los hombres tomaban sus escopetas. Cuando el avión se alejó, todos los indios fueron con el grupo de investigadores preguntando que era aquel fantástico gavilán; a lo que los investigadores respondieron que era un Aparato que vuela.

Mientras el más anciano de la comunidad, iba traduciendo cada palabra que los investigadores decían.

La mayoría de los indios se les quedaron viendo con ojos rencorosos al parecer el anciano les había dicho otras cosas; mientras todos se difuminaban solo quedó una familia, con semblantes demudados al parecer sufrían de paludismo.

Por lo que los investigadores los usaron para su investigación, y lo único que les dieron para aliviar sus dolencias fue un frasco de quinina.

Después los europeos estaban desesperados por que los demás chinantecos no se prestaban para los estudios, uno de ellos fue con el más viejo de la comunidad, quien fue algo cortante y le dijo que ya sabía cuáles eran sus intenciones: Que ellos eran los dueños de aquellos gavilanes y querían a los indios para dárselos de comer; lo mejor que podían hacer era irse del pueblo.

Los investigadores se pusieron en camino para irse mientras iban hablando mal de los chinantecos.

En el camino se encontraron a la familia que sufría de paludismo, quienes les mostraron un collar de comprimidos de quinina bermejos y brillantes afirmando que “El mal ya no se les acercaba”.

En los ojos de los chinantecos había un sentimiento parecido al de la fe. A partir de ese instante ya no hablaron de la ingratitud de los indios.

LA PARABOLA DEL HOMBRE TUERTO

Este relato nos narra sobre un hombre que estaba tuerto, por esta razón la gente se burlaba de él, en cualquier lugar donde lo veían como en las plazas, en cualquier calle los escolares le gritaban:

Uno, dos, tres,

Tuerto es…

El hombre se llenaba de rabia cada vez que le decían eso. Hasta que un día fue tanta su furia que no la pudo contener y golpeó a un tipo, con este hecho fue a parar a la cárcel.

Después lo volvieron a molestar a lo que él respondió agresivamente y le acomodaron una paliza. Su madre lo consolaba mientras el sollozaba.

Su madre le prometió a la Virgen de San Juan de los Lagos llevar a su santuario al muchacho, quien seria portador de un ojo de plata, a cambio que la gente lo dejara de molestar.

A partir de ese momento no volvió a salir a la calle y su madre lo sustituiría en sus deberes para tener el dinero suficiente para su viaje.

Cuando por fin fueron al santuario, el hombre se sorprendió que nadie lo señalaba, su madre lo animaba diciéndole que el milagro apenas comenzaba.

Era como la fiesta de ese lugar por lo que millares de cohetes reventaban en escándalo de luz; el muchacho se quedó embobado con los cohetes. De repente sintió un golpe muy fuerte en su ojo sano, su madre estaba aterrorizada pidiendo ayuda.

Después le decía a su hijo que el milagro de la Virgen de San Juan se había cumplido, ya que el muchacho había perdido su ojo sano; así cuando regresaron a su pueblo no tendrían de quien burlares por que su hijo ya no estaba tuerto.

LA VENGANZA DE “CARLOS MANGO”

Esta historia se desarrolla en Chalma, en el atrio del Santuario, habían desfilado muchas “compañías” de danzantes indígenas.

En eso estaban danzando los mazahuas de Atlacomulco ante el Señor la farsa de “Los Moros y Cristianos”, de coreografía descriptiva y complicada; simulábase una batalla entre gentiles y “los doce Pares de Francia”, que encabezaba nada menos que el “Emperador Carlos Mango”.

El aspecto y ademán de “Carlos Mango” ganaron la simpatía del narrador lo siguió en todas sus evoluciones, en su incansable ir y venir.

Al terminar de danzar “Carlos Mango” saludaba a la multitud con grandes ademanes. Se quitó todo su vestuario y quedó convertido en un anciano de

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