El Papel Pedagogico
samantajazmin20 de Junio de 2014
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2.- El modelo pedagógico intercultural
“A una escuela sin exclusiones acuden personas con diferencias cog- nitivas, afectivas, sociales, de género, étnicas, culturales...Por tanto, su proyecto educativo se ha de elaborar pensando en ellas y no en un alum- nado ficticio”. M.L. Melero.
La interculturalidad como modelo pedagógico debe partir de una escuela sin exclusiones, para poder incluir y desarrollar en su proyecto educativo y curricular a las diversidades culturales. La escuela debe ser un lugar de encuentro donde se cruzan y se enriquecen los diversos modelos
“La educación no es un problema que afecte sólo a la escuela sino que compromete a toda la sociedad” M.L. Melero “La escuela como institución tiene ante sí la necesidad de articular en su estructura y en su funcionamiento el derecho a la igualdad y el derecho al respeto de la singularidad”. J. Gimeno Sacristán
Atención a la diversidad LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD DESDE EL MODELO PEDAGÓGICO...
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Atención a la diversidad LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD DESDE EL MODELO PEDAGÓGICO...
Jesús Salinas Catalá Jesús Salinas Catalá
culturales. La escuela es un espa- cio privilegiado donde, frente a las desigualdades exteriores (labora- les, de vivienda, sociales,...) que la escuela no puede solucionar, por lo menos puede y debe proporcionar un ambiente de razonable igualdad donde poder practicar relaciones de intercambio y de enriqueci- miento cultural. Esto significa que la escuela debe pasar de ser una reproductora de la cultura mayoritaria, a ser generadora de construcción cultural. El conocimiento de otros mode- los culturales nos hará romper imágenes falsas que sobre deter- minadas culturas, etnias y grupos tenemos. Estas imágenes falsas y prejuicios vienen de valorar úni- camente la parte superficial de la cultura: configuración física, com- portamientos individuales, usos de préstamos culturales, costumbres, etc., y no su parte esencial: valo- res, creencias, lenguaje, estructura organizativa, etc., de valorar úni- camente algunas versiones oficia- les y sesgadas de la historia. Pero no debemos olvidar que los Centros educativos, aunque ámbito privilegiado, no es el único lugar de intervención del intercul- turalismo, ya que éste debemos entenderlo como una práctica social vivida. El interculturalismo obliga a pensar en las relaciones culturales dentro de un proyecto pedagógico, pero también dentro de un proyecto social. Me atrevería a decir que es imposible desarrollar un modelo de educación intercultural en el seno de los Centros educativos, si no se está dando un modelo de cambios y actitudes interculturales en el seno de la sociedad y de los gobiernos. Es decir, no se dará un modelo intercultural, si no hay unas acti-
tudes sociales e institucionales que admitan la multiculturalidad de nuestra sociedad; la valoración de dicha diversidad cultural; la interacción inter e intra grupos y, lo más difícil, que los grupos culturales que coexisten deben compartir “aproximadamente” las mismas oportunidades políti- cas, económicas y educativas, es decir, el pluralismo cultural no se convierte en una situación de interculturalismo hasta que los intercambios no llegan a ser igua- litarios. Así pues, el interculturalismo es un proyecto ideal, que ha de tomar forma progresivamente y que supone un nuevo concepto de las relaciones entre culturas, sin precedentes en la historia de las civilizaciones. Necesitamos una línea de horizonte utópica, lejana quizás, pero hacia donde ir. Evitemos la improvisación, que lo que hagamos sea camino de lo intercultural. No debemos perder este horizonte de construcción cultural que, desde la escuela y desde el pertenecer a una cultura autóctona (nuestras culturas mediterráneas), supone tener claro que parte de nuestra cultura representa nuestra iden-
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