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El Rol del Ciudadano Frente a la Burocracia y el Poder Infraestructural del Estado Colombiano


Enviado por   •  11 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  1.942 Palabras (8 Páginas)  •  147 Visitas

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El Rol del Ciudadano Frente a la Burocracia y el Poder Infraestructural del Estado Colombiano

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En el presente trabajo se plantea analizar el papel del ciudadano inmerso en una burocracia callejera, su actuar frente a los incentivos selectivos y el poder infraestructural, en el marco de un Estado considerado como débil en su accionar ante la satisfacción de las necesidades sociales de su comunidad, la compresión desde la academia de cómo se gestionan los bienes públicos ante una sociedad llena de necesidades insatisfechas. Lo que ha llevado a muchos preguntarse: ¿Cuál es el papel de los administradores públicos? ¿Cuál debe ser el diseño de una organización gubernamental? ¿Cómo deben llevarse a cabo las operaciones gubernamentales? ¿Qué políticas de administración pública deben elegirse?

 Según algunos autores como Weber, Mills, Lipsky, Gupta y Sharma han debatido con anterioridad sobre la burocracia, asimismo, Andersen & Wolfson (1996), se han pronunciado sobre las burocracias callejeras y el tamaño del estado; los debates de Lipsky se han dado entorno a la administración pública y argumenta sus ideas en su obra Street-Level Bureaucracy -Dilemmas of the Individual in Public Services (1980), en la cual,  concibe al Estado como las interacciones de las personas que actúan como burócratas y negocian la distribución de los bienes públicos.

Dado lo anterior, se considera de gran importancia indagar sobre estos temas ya que el Estado es el eje central de la vida económica, social y política del país, toda vez, que sus decisiones tocan e inciden en el accionar de nuestras vidas y no debemos ser apáticos a estos temas y debemos preguntarnos ¿Colombia es realmente un país institucionalmente débil o fallido como lo llaman algunos?, interrogante que se desarrollará en la primera parte de este trabajo, en segunda instancia ¿cuál es el rol del ciudadano frente a estos temas?, a renglón seguido ¿el papel de burócrata callejero como servidor público colombiano? , y por último las conclusiones. Por ello debe ser de preocupación para los académicos, el pensamiento y la opinión, ya que el Estado colombiano, no ha alcanzado desplegar sus funciones en todo el territorio nacional, luego del acuerdo de paz.

Para el desarrollo del primer interrogante ¿Colombia es realmente un país institucionalmente débil o fallido como lo llaman algunos?, nos basaremos en los conceptos teóricos: Estado fallido y el poder infraestructural.

Según, Peter Waldmann (2003), un estado fallido es:

La debilidad estructural de un Estado se materializa en la incapacidad del mismo de garantizar un orden pacifico vinculante para todos sus ciudadanos. Un Estado débil, aparece como una entidad que: no ha podido imponerse en los aspectos centrales de la soberanía –monopolio de la recaudación impositiva y de la fuerza– frente a los grupos de la sociedad y los individuos que le disputan este derecho. Por otro lado, nunca ha conseguido refrenar ni disciplinar a sus propios miembros y órganos, siendo esto en parte la consecuencia y la causa de lo mencionado antes. (Waldmann, 2003, pág. 15)

Por su parte, Mann, considera al poder infraestructural como:

“La capacidad institucional de un Estado para penetrar su territorio e implementar decisiones políticas por todo el país”. (Mann, 2006)

Dado lo anterior, se puede considerar a Colombia como un Estado Débil, con una crisis de legitimidad y liderazgo del Estado, donde predomina la falta de confianza de la ciudadanía hacia las instituciones, gracias a la descomposición y corrupción en las esferas políticas, dado el clientelismo que distribuye privilegios entre quienes forman parte del poder, una sociedad sin un proyecto claro, como lo pone en evidencia el reciente informe de la Misión de la OEA, el cual expresa que en los sectores donde antes estuvieron las Farc hay vacíos de poder, un estado de cosas a punto de estallar, una situación muy deteriorada y regiones enteras donde reinan las expresiones “parainstitucionales”, como ocurre en Tumaco, Catatumbo, Cauca, Chocó, Urabá y muchos territorios que antes  eran dominados por las Farc. (Vanguardia, 2017)

Así mismo, autores como (Rice & Patrick, 2008), agregan que:

La incapacidad o falla que los Estados débiles muestran a la hora de: crear un ambiente que conduzca a un crecimiento económico equitativo y sustentable, establecer y mantener instituciones políticas legítimas y transparentes y preservar a la población de conflictos violentos, al tiempo que proveen las necesidades básicas a su población. (Rice & Patrick, 2008)

Luego entonces, estas debilidades del Estado generan una crisis de gobernabilidad, donde sus actores cuestionan el equilibrio institucional y al sistema político, pero, ¿Cuál es el rol del ciudadano frente a estos temas?

El ciudadano es uno de los actores importantes dentro del sistema político y la burocracia, son los que reciben los beneficios del Estado, aunque son una minoría, son una gran masa de poder electoral, son quienes cuestionan al Estado, estos han perdido la voluntad de participar, porque no se sienten representados y escuchados en la toma de decisiones. Como lo señala Mills:

Las masas son fundamental y voluntariamente indiferentes a la toma política de decisiones, lo que acaba fortaleciendo la asimetría en la distribución de poder. En estos contextos, las masas han perdido la voluntad de participación porque saben que no poseen los instrumentos para la toma de decisiones; han perdido el sentido de pertinencia política. ((Mills & (Buchely, (1999); (2014))

Pero dentro de esta elite, la ciudadanía tiene que participar en la gestión de los servicios públicos para legitimar las acciones de un Estado ágil, con un gobierno de integración y equilibrio social, que atiende las demandas sociales, una masa que bien organizada puede realizar acciones colectivas de mayor fuerza. Este accionar ha sido estudiado por Mancur Olson, quien piensa que:

Si sólo se diera una conducta racional y voluntaria, en la mayoría de los  casos  no  existirían  gobiernos,  ni  grupos  de  presión,  a  no  ser  que  los individuos  los  apoyen  por  una  razón  distinta  a  los  beneficios  colectivos  que proporcionan.  Como  existen  gobiernos  y grupos  de  presión en  casi  todos  los lugares,  afirma  que  éstos  existen  por  unas  razones  distintas  a  esos  bienes colectivos (Olson, 1992, pág. 205)

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