El consumo de drogas en México

Una adicción según la Organización Mundial de la Salud son todas aquellas condiciones  físicas y psicoemocionales que llevan a crear una dependencia o necesidad de consumir  sustancias, realizar cierto tipo de actividades o mantener relaciones. Una variedad de signos y  síntomas son lo que la caracterizan, donde se involucran factores biológicos, genéticos,  psicológicos y sociales (Universidad Saludable, 2013).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una droga es toda aquella sustancia  que al momento de introducirse en un organismo viviente y actuar sobre su sistema nervioso  central transforma uno o varios de sus repertorios funcionales físicos o químicos (OMS, 1982).

Dentro del informe presentado, retoman el año 2019, donde se explicita que las personas que han tenido contacto con cualquier tipo de sustancia psicoactiva (Cannabis, Opiáceos, Depresores) rondan entre las edades de 15-64 años, lo cual corresponde al 5.5% de la población mundial (UNODC, 2021). La edad de inicio al consumo de sustancias ronda con una media de 17.8 años, donde los hombres se encuentran empezando a consumir sustancias a la edad de los 17.7 años y las mujeres a los 18.2.

En México, según datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, la población general (personas de 12-65 años) consumieron cualquier tipo de droga en el último año (ya sean indicadas por un médico como tranquilizantes, sedantes, barbitúricos, anfetaminas, estimulantes; o bien sustancias ilegales, como mariguana, cocaína, crack, alucinógenos, heroína, inhalables, metanfetaminas), (CONADIC, 2021). El consumo en ambos sexos difiere en cifras, donde los usuarios de sexo masculino ronda entre el 4.6% (9 millones) y en usuarios de sexo femenino entre 1.3% de la población total (549,920).

El consumo de drogas es un fenómeno que se debe de estudiar multifactorialmente, ya  que están involucrados los procesos individuales, familiares, sociales y ambientales que ocurren en el individuo y con los que interactúa al mismo tiempo. Los factores de protección que podemos encontrar en el área individual, son el pertenecer a un grupo de recreación social, creer en el orden de la sociedad, el desarrollar habilidades sociales para la convivencia en la comunidad, la confianza en el propio individuo, habilidad para adaptarse a las circunstancias que  se van presentando día a día, tener metas personales y resiliencia (Becoña, 2002).

Continuando con los familiares, podemos visualizar que es importante que se presenten  oportunidades para la implicación en la familia, tener creencias saludables y claros estándares de  conducta, confiar plenamente en los miembros de la familia y la armonía positiva en el ambiente  familiar. Conforme a los factores de protección de tipo comunitario podemos encontrar que es  importante que se cuente con un sistema de apoyo externo positivo, que se le brinden  oportunidades para participar como un miembro activo de la comunidad, que se mantenga  alejado de los ambientes que posibilitan la accesibilidad de la sustancia, que existan normas  culturales que proporcionen altas expectativas para la juventud y por último la importancia de  que la persona que consume sustancias cuente con un sistema de apoyo dentro de la comunidad (Becoña, 2002).  

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