El hombre de negocios, un hombre cegado por la avaricia y ambición económica

El hombre de negocios, un hombre cegado por la avaricia y ambición económica, siempre deseando poseer más bienes, acumular más riquezas de las que posee.

pero que considera riqueza el hombre de negocios?, ¿riqueza material?, ¿riqueza monetaria?, ¿riqueza en el tiempo?, tal vez los dos primeras opciones son la correctas pues hoy en día vivimos en una época donde el espacio-tiempo se difumina, se aumenta, se disipa por el tiempo sin tiempo, donde existe un afán desmesurado del sentido real de la humanidad, un sentido que se enfoca nuevamente en el dinero como fuente de felicidad, un hombre aislado, esclavo del trabajo, sin tiempo en lo esencial de la vida; vivir plenamente.

En la actualidad predenomina el extremo racionalismo, contando y recontando nuestros activos tangibles, perdemos de vista nuestros activos intangibles ya no encontramos sentido a nuestros sentidos, a nuestra percepción. y no es acaso esa la riqueza más grande del ser humano, no es acaso eso lo que nos convierte en seres esenciales.

Tal vez no, para el hombre de negocios actual, acaso no hemos descuidado la riqueza valiosa con la familia? hemos terminado con lo que es una vida plena.

No queriendo decir con esto que el hombre de negocios es una “figura” que debería desaparecer, al contrario debe ser transformada en un figura que encuentre descanso e inspiración en el raciocino imperante del hombre y el mundo de los sentidos, encontrado y creando felicidad y riqueza en lo material, pero sobre todo en la eficiencia y maximización del único recurso que es completamente no renovable, irrecuperable pero que es fuente principal y motor de nuestra existencia; el tiempo

Tiempo de calidad que genera en últimas riqueza. teniendo en cuenta el sentido analógico del término, permite ser aplicado a ciertas realidades, como la riqueza que se refiere a una abundancia que sobrepasa ciertos límites normales de cualquier bien al que se pueda tener acceso, más abundante de lo indispensable para satisfacer las necesidades fundamentales del ser humano.

Aunque se puede destacar que es bueno y nos favorece como seres humanos tener ambiciones, ya que es la aspiración a tener algo mejor, el proponernos metas, pero el sobre todo alcanzarlas y para esto trazar una ruta donde paso a paso se pueda cumplir con lo que se propone, la ambición asegura la energía y el coraje para concretar los planes y aspiraciones, cuando la persona es responsable de sus logros y sus éxitos son la consecuencia de su capacidad y esfuerzo, se siente orgullosa de su rendimiento y resultado, incluso puede aceptar los fracasos como consecuencia de sus acciones y decisiones, aprendiendo de sus errores siendo cada día mejor.

Por otro lado cuando una persona carece de ambiciones tiende a reprimir sus ambiciones o puede fracasar o vivir en la mediocridad, sim ambición de algo no se prospera, se estanca, de cierta

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