El viaje del milenio en Тransmilenio

EL VIAJE DEL MILENIO EN TRANSMILENIO

Por años Colombia ha estado rodeado de conflictos sociales y culturales, que van desde el narcotráfico hasta la corrupción, desde la pobreza hasta el desempleo. A esto se le suma que en los últimos años con el avance de la población, va aumentando el “desarrollo” y así mismo se incrementan los niveles de contaminación generando no sólo problemas medioambientales sino sociales y culturales a la vez. Bogotá siendo la capital de Colombia tiene que servir de ejemplo para el resto del país y el mundo entero, pero a pesar de esto no dejan de presentarse ciertos problemas que incomodan a los ciudadanos. Y es que si se hablara de todos los problemas se necesitarían cantidades exageradas de páginas para abarcar el tema, entonces para no extenderse mucho se va a hablar de la contaminación que genera el transporte público, específicamente del Transmilenio, pero ojo, no solamente contaminación ambiental sino social y cultural.

¿A quién no le ha pasado que cuando va para el colegio, la universidad, el trabajo o simplemente madrugó y se va a transportar usando el Transmilenio ha experimentado un pequeño vacío entre el estómago y la garganta, simplemente haciendo la fila para comprar un pasaje, que se refiere a una mezcla entre nervios, ansiedad y arcadas? Pero eso no es nada, apenas es el comienzo entrando a la estación. En las troncales se pueden encontrar avisos de tamaños y colores extravagantes que van del piso al techo ofreciéndole a una población cada vez más consumidora y capitalista, que se deja llenar la mente por basura material, productos realmente innecesarios que al fin y al cabo nadie va a ver por el sobrecupo de gente que no permite que estos sean visibles, pero sí que sean un factor de contaminación visual. Más adelante, cuando todos empiezan a amontonarse, la gente mezclarse y los cuerpos rozarse, los nervios se disipan y ahora es el turno para sentimientos de desespero, ganas de golpear unas cuantas personas y salir corriendo, pero no se puede porque hay que llegar temprano a clase o al trabajo.

Desde esta etapa, esperando dentro de la estación un articulado que sirva, hasta que por fin se aproxima y se logra entrar casi sin que se quiera sino por la fuerza y presión que las demás personas ejercen sobre el usuario metiéndose en el bus, los malhechores y ladrones aprovechan la oportunidad para esculcar dentro de los bolsillos, carteras, maletas y abrigos algo de cierto “valor” material para adueñarse y salir contentos por la distracción de los pasajeros que además de todo esto van espichados y parece una lata de sardinas marca TransMilenio.

A medida que pasa el tiempo, que parece eterno dentro de este sistema de transporte, se suben ciertos personajes con cualidades peculiares dentro de los que se destacan los cantantes de rap que con su micrófono y sus rimas retumbando por amplificadores, entran por el oído estremeciendo el cerebro y ensordeciendo los pensamientos. Vendedores ambulantes y limosneros que se suben con

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