Es común escuchar a los economistas decir que en la medida en que se logre crecimiento económico se puede reducir la pobreza, sin embargo, esta es una verdad a medias
angelgerInforme19 de Noviembre de 2015
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Es común escuchar a los economistas decir que en la medida en que se logre crecimiento económico se puede reducir la pobreza, sin embargo, esta es una verdad a medias. Lo correcto sería afirmar que el crecimiento económico es una condición sine qua non para atenuar la pobreza.
Podemos tener satisfactorias y hasta excelentes cifras en el marco macroeconómico y ver que la pobreza sigue igual e incluso crece. Esto se debe a que el crecimiento económico es una medida del aumento en el producto interno bruto real de un país y que no necesariamente indica que todos los participantes en la economía se hayan visto beneficiados.
Algunos sectores económicos logran crecer fuertemente mientras otros permanecen estancados o incluso tienen una baja en su producción, es decir, el crecimiento económico se puede concentrar en unas pocas actividades o en unas cuantas regiones.
Otro aspecto a considerar cuando se habla de crecimiento económico es que en la medida en que el ingreso de un país sea más desigual será más difícil que los beneficios del crecimiento alcancen a los deciles de ingreso más bajos. Desafortunadamente esto es lo que está sucediendo en nuestro país.
Mientras tenemos a varios empresarios tenaces encabezando las listas de Forbes tenemos también que la población marginada ha ido aumentando en número.
Según el Comunicado Número 270/11, referente a los Resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2010 del INEGI entre 2008 y 2010 los puntos más notables son los siguientes:
El ingreso corriente total disminuyó -6.8% en términos reales, con respecto a 2008.
El ingreso monetario decreció -8.2% y el no monetario en -1.0%, en el periodo 2008-2010.
El ingreso corriente promedio por hogar se ubicó en 34 mil 936 pesos trimestrales, que representa una disminución de -12.3%, a precios constantes, respecto a 2008.
La concentración del ingreso disminuyó respecto del cálculo de 2008, al estimarse en 0.435 el valor del coeficiente de Gini , como consecuencia del incremento en las transferencias en los primeros deciles, así como la mayor pérdida relativa de los ingresos en los mayores deciles.
El gasto corriente total promedio por hogar se situó en 30 mil 596 pesos trimestrales, mientras que en 2008 fue de 31 mil 809 pesos; lo que representa una caída de -3.8 por ciento.
Los rubros a los que los hogares destinan un mayor porcentaje de gasto son: alimentos, bebidas y tabaco 33.4%; transporte y comunicación 17.2%; educación y esparcimiento 13.6 por ciento.
Existen grandes diferencias por deciles de hogares: el 10% de los hogares con menores ingresos dedican el 49.9 % de su gasto a alimentos, bebidas y tabaco, mientras que el decil de más altos ingresos dedica solo el 22.9 por ciento.
El último decil, es decir, el de más altos ingresos dedica 19.5% a educación y esparcimiento y el decil de menores ingresos dedica a este concepto el 5.4 por ciento.
Ahora bien, revisando algunos puntos del comunicado del INEGI podemos sacar algunas conclusiones relevantes. En el primer punto menciona que se tuvo una caída del 6.8% en términos reales en 2010 respecto de 2008 debido a la crisis financiera mundial, en consecuencia era de esperarse que quienes más padecieron por dicha crisis financiera mundial sean quienes pertenecen al decil más alto de ingresos debido a que son el grupo de familias con mayor acceso al sistema financiero.
Señala el Comunicado que el índice de Gini muestra una menor concentración del ingreso -al pasar de .516 en 2008 a .435 en 2010- por dos razones, una porque aumentaron las remesas a los primeros deciles y segundo porque quienes más padecieron la crisis financiera internacional son los de mayores ingresos, pero no se dice nada ni se intenta dar alguna explicación sobre la situación de los deciles intermedios de forma clara, es decir, si bien dicen que el ingreso monetario decreció en 8.2%, el no monetario en 1% y el ingreso corriente en 12.3% esto no lo relacionan con la carga que también padeció la clase media a consecuencia de la crisis financiera internacional.
CONEVAL por su parte señala que si bien se han reducido las carencias sociales en lo referente al acceso a los servicios de salud; seguridad social; servicios básicos de la vivienda; calidad y espacios de la vivienda, y rezago educativo.
En relación con la educación debemos señalar que los resultados obtenidos en el informe PISA 2009 no son nada alentadores puesto que de los países de la OCDE, México salió por cuarta vez consecutiva con los peores resultados en la prueba deben pasar desapercibidos ya que por cuarto año consecutivo seguimos teniendo el último lugar.
En ninguna aptitud o rubro, ya sea en lectura, matemáticas o ciencia, México supera al penúltimo lugar de los integrantes de la OCDE, en este caso Chile.
De los 65 países que participan ocupamos el lugar 48. Por eso es muy importante que el actual gobierno enfoque su atención a algo tan importante como es mejorar la calidad de la educación.
El informe de CONEVAL también señala que debido a la crisis económica disminuyó el ingreso real de los hogares primordialmente en las áreas urbanas.
Sin embargo, CONEVAL apunta que hubo un aumento en el número de personas que no tiene acceso a la alimentación, el resultado es que las personas en situación de pobreza aumentaron en 1,2 millones en tan solo dos años, es decir, entre 2008 y 2010.
En cuanto a la pobreza extrema, tenemos 11,7 millones de personas, es decir, el 10.4% de la población, la misma cifra que en 2008.
El desafío de reducir la pobreza, tanto para el actual gobierno como para los que lo sucedan es enorme, puesto que 52 millones de mexicanos viven en pobreza y casi 12 millones en pobreza extrema.
El gobierno ante la magnitud de este reto debe prestar particular atención en áreas de pobreza y desarrollo social poniendo énfasis en acelerar el crecimiento económico, ya que, el crecimiento es la única vía para mejorar la calidad de vida de la población.
Para conseguir un crecimiento más rápido requerirá políticas que mantengan la estabilidad macroeconómica pero que a su vez permitan desplazar recursos hacia sectores más eficientes y que se integren con la economía global. Esta es la condición sine qua non.
De igual forma debe buscar una solución para mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza, para que así los beneficios del crecimiento lleguen a los pobres puesto que de otra forma los beneficios del crecimiento económico pueden erosionarse si la distribución del ingreso no mejora o empeora.
Se tiene que entender que en la medida en que persistan las grandes desigualdades el desarrollo económico no puede darse porque se impide que los beneficios de un mayor crecimiento permee en todos los niveles económicos de la sociedad y más aún a los más pobres.
Podríamos pensar en dos sociedades o dos economías con un mismo nivel de riqueza y ver que a los habitantes de la primera les va bien y a los habitantes de la segunda les va mal. La razón es que en la medida en que exista una mayor igualdad el crecimiento es incluyente en tanto que si la distribución del ingreso es mala ese crecimiento es excluyente.
En resumen hay que alcanzar un crecimiento económico inclusivo, en el que quepan todos porque además es el único camino para tener un desarrollo sostenible. La movilidad social no es una consecuencia del crecimiento, sino el motor fundamental del mismo.
Las economías nórdicas y algunas del sureste asiático han tenido éxito porque han puesto su mira en la mejora del nivel de vida de todos sus ciudadanos y no solo de un pequeño grupo privilegiado. De igual forma han invertido grandes cantidades de sus presupuestos en educación y en salud y son precisamente esos países los que encabezan las mediciones de rendimiento educativo del informe PISA y las tablas de esperanza de vida.
Por lo anterior, hay que acelerar el desarrollo social y en la medida en que esto suceda los indicadores sociales reflejarán los adelantos del crecimiento económico, de la distribución del ingreso y de la riqueza, sin olvidar que las políticas en materia de salud y educación deben tener un gran impacto. Como prioridades en estas políticas se deben incluir igualdad de género, acceso a agua potable, electricidad, salud, inmunización para los niños (programas de vacunas), así como la protección de los más vulnerables.
En la mayoría de los estados y municipios del país las asignaciones del presupuesto de capital a los programas públicos o sociales poco tienen que ver con la calidad de los proyectos que tienen en ejecución o en cartera. La necesidad de gastar el presupuesto asignado lleva muchas veces lleva a que algunas entidades ejecuten proyectos de escasa o negativa rentabilidad social y que la falta de presupuesto obligue a otras entidades a tener que postergar la ejecución de proyectos de alta rentabilidad social.
Por otra parte, hay pocas dudas sobre la capacidad de gestión de proyectos públicos o sociales. En las distintas entidades públicas se carece de equipos, generalmente son improvisados y en consecuencia es de esperar que estén escasamente capacitados como administradores, creadores, preparadores y evaluadores de proyectos sociales.
Suele ser norma que en secretarías tan importantes como las de Salud y Educación no existan cuadros
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