Francisco Tario

Francisco Tario, revelan su vida misteriosa

El periodista Alberto Arriaga prepara la biografía “heterodoxa” del autor de La noche

Virginia Bautista

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de enero.- La vida del escritor Francisco Tario (1911-1977), “uno de los pocos mexicanos que ha explorado la literatura fantástica”, será contada por sus propios personajes en la biografía “heterodoxa”, “imaginaria”, que prepara Alberto Arriaga.

Así, un ataúd parlante, algunos fantasmas, objetos diversos, niños, meras presencias o sombras narrarán que el cuentista y novelista fue un hombre “callado, tranquilo, poco sociable, que amaba el silencio, huía de los reflectores y tenía pocos amigos, pero muy leales”.

La idea, comenta Arriaga en entrevista, es partir de la premisa de que su vida fue misteriosa, como sus personajes. “Ellos nos darán una pista de su personalidad. Un hombre misterioso es quien está callado todo el tiempo, al que no le gusta la gente; pero que a la vez es muy amable con los extraños, aunque prefiere evitarlos”.

El también dramaturgo, agrega el periodista, tuvo una vida convencional poco susceptible de ser biografiada. “Era un hombre común que se dedicaba a su familia. Para ser personaje de una biografía necesitas una vida llena de emoción, de hechos que no le pasan a cualquiera, una vida única, en la que suceden cosas raras. Y este no es el caso”, indica.

Pero justo esto es lo que más interesó al egresado de Letras Hispánicas: que el autor de los libros de cuentos La noche (1943), Tapioca Inn: mansión para fantasmas (1952) y Una violeta de más (1968) contraviniera “todas las reglas del juego de un escritor, que empieza por construirse su propio personaje”.

Dice que está convencido de que “los grandes escritores son precisamente los que se encierran, no los que andan por ahí disfrutando de una vida aventurera. Para poder tener una imaginación realmente portentosa, como la de él, necesitaba estar en silencio y encerrado”.

Fascinado por la obra de Tario, cuyo nombre de pila era Francisco Peláez Vega, Arriaga decidió hace años seguirle los pasos: obtuvo una beca de la Fundación para las Letras Mexicanas para elaborar su ensayo biográfico, entrevistó a diversas personas que lo conocieron y viajó a Llanes, Asturias, para conocer la casa familiar. Planea este 2012 terminar de escribir el texto.

Los hijos del narrador, Sergio y Julio; su tío, el doctor Manuel Peláez; su vecina, la actriz Rosenda Monteros, y gente que lo conoció en España, entre otras voces, delinean con su testimonio las andanzas del autor de las novelas Aquí abajo (1943) y Jardín secreto (1993), de publicación póstuma, que vivió a caballo entre la Ciudad de México, el puerto de Acapulco y Asturias.

Escribir por escribir

Hijo de un abarrotero español que era dueño de Ultramarinos Peláez, a Francisco Tario, de formación autodidacta, le gustaban el futbol, los toros, tocar el piano, el cine, el mar y “escribir por escribir”, sin preocuparse por el éxito.

El autor de las piezas teatrales reunidas en El caballo asesinado (1988) se casó con Carmen Farell, con quien tuvo dos hijos, Sergio y Julio. “Convivía mucho con su familia. Administraba unos cines en Acapulco, puerto que recorrió en su época dorada. Y escribía todo el tiempo”, asegura Arriaga.

Fue amigo del ensayista, historiador y bibliógrafo José Luis Martínez (1918-2007) y vecino del poeta Octavio Paz (1914-1998), cuando vivían en la Cerrada de Etla de la colonia Condesa, donde organizaba algunas tertulias, prosigue.

“Cuentan que un día Carmen Farell estaba peinándose en el balcón de la terraza y la vio Paz, a quien le gustó y la fue a visitar. Así se conocieron y se hicieron amigos. Paz nunca escribió nada sobre él, pero sí sobre su hermano Antonio Peláez, que era pintor. En esta casa organizaban unas noches de terror, un teatrito de espantos, improvisaban, leían, hacían efectos

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