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Globalización


Enviado por   •  30 de Enero de 2014  •  2.533 Palabras (11 Páginas)  •  204 Visitas

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Análisis pedagógico

Para afirmar que los niños sordos están incluidos en nuestra sociedad, los mismos deben llegar a ser totalmente autónomos, independientes, y esto solo es posible a través de una interacción activa con la comunidad de oyentes.

Además de las dificultades observadas en el momento de ingresar al mercado laboral, también se ven afectados y limitados los sordos en la posibilidad de acceder a la educación terciaria y superior, así como también en la mayoría de las veces notando su proceso de sociabilización ser fracasado.

Si no se prepara a las personas sordas para la inserción en el mundo laboral y por ende en la sociedad, no se está cumpliendo con un fin específico de la educación puesto que, en palabras de Domingo Bazán Campos: “…la educación posee varias funciones conocidas: … preparar para el mundo laboral…”

De acuerdo a datos proporcionados por el censo realizado en el año 2010 en nuestro país (Ver anexo 1.), podemos observar que la sociedad uruguaya cuenta con aproximadamente 23000 personas sordas o con problemas auditivos graves. En este contexto es inevitable no cuestionarnos acerca de qué estrategias podemos adoptar los oyentes para favorecer el pleno acceso, la conclusión de estudios y los logros de aprendizajes de todos, reduciendo así la exclusión, tal como lo recomienda la UNESCO. Pero ¿qué mejor estrategia que comenzar por eliminar todo tipo de barrera establecida hacia ellos en el ámbito educativo?

Para esto se realiza en la Escuela de Educación Común (inclusiva) un proyecto a nivel aula, a cargo de la maestra practicante de sexto año B, denominado “La escuela: espacio de encuentro de dos culturas”. El mismo tiene como objetivo general promover la integración entre alumnos de la Escuela de Educación Común y alumnos de la Escuela para personas sordas y con alteraciones de lenguaje. Además cuenta como propósito ofrecer espacios de encuentro y actividades de intereses comunes a los dos grupos.

Dicho proyecto está organizado en tres etapas, una etapa de sensibilización, otra de aprendizaje del alfabeto dactilológico y Lengua de Señas y la última se caracteriza por dramatizaciones y además una reflexión, acerca de las fortalezas y debilidades, de todo el trabajo realizado en conjunto. Cada etapa se desarrolla teniendo en cuenta y apreciando a los alumnos, sus sentimientos, opiniones y toda su persona, tal como lo resalta Carl Rogers, mayor representante del Paradigma Humanista .

La selección del nombre del proyecto: “La escuela: espacio de encuentro de dos culturas” se debe a que, siguiendo el pensamiento de Leonardo Peluso, y desde un punto de vista lingüístico, el sordo es visto muchas veces como hablante de una lengua. También Skilar destaca al sordo como “miembro de una comunidad…”, Por lo tanto sordos y oyentes pertenecen a comunidades, culturas distintas.

Pese a esto, percibimos que existen determinadas diferencias entre un niño sordo y un niño oyente de la misma edad, en lo que refiere a su desarrollo cognitivo. Esto puede deberse a que el primero cuando ingresa a la escuela desconoce por completo la Lengua de Señas, puesto que sus padres, sus familiares, en su gran mayoría desconocen dicho Lenguaje y se comunican solamente a través de señas consideradas universales, pero que no pertenecen ni al alfabeto dactilológico ni a la Lengua de Señas. Es tarea de los docentes capacitados en LSU , revertir esta situación.

Por lo tanto, puede decirse que ingresan a la escuela primaria con desventajas con respecto a los niños oyentes.

Resulta sumamente desventajoso que estos niños adquieran tardíamente el lenguaje pues siguiendo la línea de pensamiento de Vygotsky dicha adquisición constituye el momento más significativo en el desarrollo cognitivo, es a través de este que el individuo se apropia del mundo externo.

Lo expuesto anteriormente no quiere decir que los sujetos sordos son totalmente distintos a los oyentes, con respecto a todas las habilidades cognitivas importantes, tal como los sustentan Rosenstein y Furth.No solamente tenemos que pensar en las dificultades con las que cuentan, sino que, tenemos que resaltar sus cualidades, condiciones positivas, que son muchas, puesto que, según Carl Rogers solo se puede llegar a ser un facilitador del aprendizaje, si se tiene una profunda confianza en el ser humano y sus potencialidades, en la capacidad del individuo para desarrollar sus propias potencialidades.

Al trabajar con el siguiente contenido, presente en el Programa de Educación Inicial y Primaria: “El proyecto teatral. La puesta en escena de una obra teatral”, y al proponerles la elaboración de un guión para ser interpretado en lengua oral y lengua de señas, apreciamos que los niños sordos llevan ventajas respecto a los oyentes en el momento que tienen que crear algo, poseen una gran imaginación, son muy creativos.

En el transcurso del proyecto notamos que, los niños pertenecientes a ambas comunidades cuentan con una gran motivación en los encuentros semanales realizados. En un primer momento los niños oyentes cuentan con muy poca información respecto a los otros niños, al punto de que creen que no solamente son sordos sino también son “mudos”. En reiteradas instancias preguntan: “¿Hoy van a venir los sordos mudos?; y es preciso corregirlos y explicarles que al contrario de lo que mucha gente cree, estos son solamente sordos. La gran mayoría no habla pues el lenguaje no se desarrolla de forma automática, necesitan aprenderlo.

Respecto a las relaciones interpersonales que se establecen en el aula son sumamente positivas. En el recreo, en algunas ocasiones es posible observar a los varones de ambas escuelas jugando juntos (al fútbol), pero es más frecuente que las niñas lo hagan, por ejemplo jugando a saltar la cuerda, a las escondidas.

Cuando los varones oyentes son cuestionados respecto al por qué no se encuentran compartiendo actividades a la hora del recreo con los niños sordos, responden que muchas veces cuando invitan a estos últimos para jugar, ellos se niegan a hacerlo. Tal vez cuentan con un cierto o temor y por eso se resisten a hacerlo.

Por lo tanto, aunque la gran mayoría, ya hacen más de seis años que concurren a la escuela, esta relación no va más allá de esto, solamente comparten espacios, solamente se encuentran ubicados en un espacio común. Es preciso, tal como lo enfatiza C. Skilar: “pasar del “estar” en la escuela al “existir” en otros y con otros…”

Para que esto se haga realidad es fundamental que docentes, alumnos, y las instituciones en general estén dispuestos a aceptar las diferencias.

Siguiendo la línea de pensamiento de Carl Rogers,

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