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LA CAÍDA DEL LIBERALISMO

Ana ZancaEnsayo17 de Abril de 2019

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LA CAÍDA DEL LIBERALISMO

INTRODUCCIÓN

Pero que es el gobierno sino la mayor de todas las reflexiones sobre la naturaleza humana. Si los hombres fuesen ángeles, ningún gobierno sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres, ningún control interno o externo sería necesario.

Al constituir un gobierno que es administrado por hombres, la gran dificultad es la siguiente: se debe capacitar al gobierno para que controle a los gobernados, pero se le debe también obligar a controlarse asimismo.

                                                              James Madison, The Federalist, N°51

¿Cuál es la causa de que el liberalismo retrocediera en el período de entreguerras, incluso en aquellos países que rechazaban el fascismo? 

Los radicales, socialistas y comunistas occidentales de ese periodo se sentían inclinados a considerar la era de la crisis mundial como la agonía final del sistema capitalista. El capitalismo, afirmaba, no podía permitirse seguir gobernando mediante la democracia parlamentaria y con una serie de libertades, que, por otra parte, habían constituido la base de los movimientos obreros reformistas y moderados. La burguesía, enfrentada a unos problemas económicos insolubles y/o a una clase obrera cada vez más revolucionaria, se veía ahora obligada a recurrir a la fuerza y a la coerción, esto es, a algo similar al fascismo. Los sistemas democráticos no pueden funcionar si no existe un consenso básico entre la gran mayoría de los ciudadanos acerca de la aceptación de su estado y de su sistema social o, cuando menos, una disposición a negociar para llegar a soluciones de compromiso. A su vez, esto último resulta mucho más fácil en los momentos de prosperidad. Entre 1918 y el estallido de la segunda guerra mundial esas condiciones no se dieron en la mayor parte de Europa.

La principal razón de la caída de la República de Weimar fue que la Gran Depresión hizo imposible mantener el pacto tácito entre el estado, los patronos y los trabajadores organizados, que la había mantenido a flote. La industria y el gobierno consideraron que no tenían otra opción que la de imponer recortes económicos y sociales, y el desempleo generalizado hizo el resto.

La vulnerabilidad de la política liberal estribaba en que su forma característica de gobierno, la democracia representativa, demostró pocas veces ser una forma convincente de dirigir los estados, y las condiciones de la era de las catástrofes no le ofrecieron las condiciones que podían hacerla viable y eficaz.

La primera de esas condiciones era que gozara del consenso y la aceptación generales. La democracia se sustenta en ese consenso, pero no lo produce, aunque en las democracias sólidas y estables el mismo proceso de votación periódica tiende a hacer pensar a los ciudadanos – incluso a los que forman parte de la minoría – que el proceso electoral legitima a los gobiernos surgidos de él. Lo cierto es que hasta comienzos del siglo xx la democracia existía en pocos sitios aparte de Estados Unidos y Francia (véase La era del imperio, capítulo 4).

La segunda condición era un cierto grado de compatibilidad entre los diferentes componentes el “pueblo”, cuyo voto soberano había de determinar el gobierno común. La teoría oficial de la sociedad burguesa liberal no reconocía al “pueblo” como un conjunto de grupos, comunidades u otras colectividades con intereses propios, aunque lo hicieran los antropólogos, los sociólogos y los políticos.

La meta del liberalismo siempre ha pugnado por el bien de todos, los que apoyaban ese ideal económico utilizaban frases como “la máxima felicidad, para el mayor número posible”, fue el primer movimiento político que quiso promover el bienestar general. La diferencia entre el liberalismo y socialismo que igualmente se identifica con la idea de beneficiar a todos, es en los medios empleados para dar cumplimiento a ese deseo, ya que el socialismo busca primero una igualdad económica para obtener cierta libertad, mientras que el liberalismo pretende que esa libertad sea individual, de mercado y de competencia, permitiendo el desarrollo de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo. (HOBSBAWM, 2003, pág. 142)

LIBERALISMO

Es bueno definir primero que entendemos por Liberalismo, el término liberal ha sido relevante porque a lo largo del último siglo esta palabra ha sufrido múltiples modificaciones, desnaturalizando su contenido y tergiversando su significado tradicional, esto ha traído consigo consecuencias políticas que en la actualidad siguen arraigadas en la sociedad.

El liberalismo es sinónimo de libertad individual, dejando exento al estado de su relación económica. El liberalismo nace en oposición al estado absoluto, este tiene al monarca por encima de toda ley como también única autoridad. La doctrina económica absolutista tiene como base una fuerte intervención del estado, tendientes a la regulación estatal de la economía, a la unificación del mercado interno, al control de los recursos naturales y mercados interiores y exteriores; en cambio, la doctrina que plantea el liberalismo es un mercado libre, sin intervención del estado apoyándose en su economía y propiedad privada.

Luego de todo el auge y esplendor del liberalismo sustentado por la confiabilidad de los sectores industriales, comerciantes e inversionistas, ocasionado por las revoluciones no solamente las del siglo XVIII (Francia y Estados Unidos) sino también las venideras, extendiéndose dicha doctrina económica hacia América Latina en siglo XIX y un siglo más tarde llegó a una etapa de prosperidad, llamada los años felices.

“LOS FELICES AÑOS 20” (PERIODO ENTRE GUERRAS)

Lo denominamos como periodo entre guerras porque la década del 20 con su expansión económica se llevó a cabo entre el año 1922 a 1929 (entre la 1er Guerra Mundial y la 2da Guerra Mundial). En el plano económico internacional, tuvo un periodo de crecimiento descomunal, reflejándose en grandes niveles de prosperidad a nivel mundial, primero en Estados Unidos (1922), luego en Europa (1924) y posterior al resto del mundo.

El crecimiento económico en Estados Unidos fue categóricamente alto, en primer lugar por su participación en la primera guerra mundial, donde no sufrió pérdidas físicas, ni materiales en su territorio. Básicamente su crecimiento se vió reflejado en el desarrollo de la construcción, los servicios, producción de energía eléctrica, industria automotriz, entre otros. Las industrias se modernizaron, y con ello el consumo del sector popular aumento significativamente.

Estados Unidos se convirtió en la locomotora de la economía mundial, el modelo de vida americano fue exportado por todo el mundo. Se trataba del “American way of life”, que rápidamente sedujo a todos los europeos, cimentando el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos) impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos. (Cámara, 2004)

Todo el auge y esplendor económico en ese momento fomentó el consumismo (en cierta forma desmedido), generó un paradigma de las libertades, de las posibilidades, de enriquecimiento y de bienestar, mediante el esfuerzo individual. A través de los medios de comunicación daban cuenta al mundo de que todo llevaba al éxito, generando una fuerte ola de inmigrantes que anhelaban una mejor calidad de vida, pero todo éxito y grandeza desmedida en algún momento sufre fluctuaciones y se desmorona.

CAÍDA DEL LIBERALISMO

Toda prosperidad de la década, poseía algunas debilidades estructurales en los EEUU. Donde a pesar del avance de las industrias, existían otras industrias tradicionales desfasadas como la ferroviaria, carboníferas, textil y un sector agropecuario que no logró recuperarse de la caída de los precios de sus productos, así como también los circuitos de inversión atravesaban un proceso de inflación de crédito que desviaban capitales hacia inversiones poco productivas, como la especulación de una gran burbuja financiera en la Bolsa de valores. Hacia fines de la década del 20, se comenzó a observar un estancamiento económico, la producción agrícola se frenó al igual que la construcción. Esto generó una recesión en la economía, provocando una crisis que marcó el quiebre del sistema capitalista, repercutiendo en casi todos los aspectos de la vida, tanto político social e ideológico, trascendiendo a nivel mundial.

El 24 de octubre de 1929 la bolsa de valores colapsó, el pánico se extendió y se hundió en todos los niveles, se produjo el preludio de la crisis económica liberal “crack de la Bolsa de Nueva York” y la Gran Depresión, con la caída brusca del precio de las acciones, muchos accionistas procuraron vender las acciones de manera desesperada, pero al no encontrar compradores, las mismas perdieron su valor.

Este quiebre arrastro consigo empresas, bancos, estas se tradujeron en falta de créditos, descenso de la producción industrial, caída de las ventas y aumento del desempleo.

Lo que se inició como una crisis americana, repercutió a nivel mundial extendiéndose a toda Europa y al resto del mundo. Estados Unidos dejó de emitir préstamos al exterior y comenzó a reclamar las cancelaciones de las deudas contraídas por los países europeos, esto tuvo grandes consecuencias políticas económicas y sociales particularmente Alemania, la principal deudora.

Según varios expertos la crisis se produjo por varios factores entre los cuales podemos citar el de la especulación financiera y la sobreproducción industrial (producen más de lo que venden) esto provoca que los empresarios ganen menos, fomentando el desempleo y por lo tanto la población compra menos (descenso de consumo) agudizando así la crisis.

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