LAS BACRIM

BACRIM, las cuales nacen sin ideario político y sin un propósito ni ligeramente claro en cuanto a qué los mueve socialmente, su fin es el control de territorio en las diferentes ciudades para el comercio de armas, drogas y extorsión conformando así una mezcla explosiva y peligrosa (poder, armas y dinero), el poder en todos los sentidos, pero sobre todo fortaleciéndose económicamente, arrebatándolo de manera fácil, razón por la cual el estado debe arremeter sin guardia y sin cuartel para desmantelarlas y así retomar el control institucional, ya que estas actúan como autoridades judiciales y ejecutivas .

Mientras que en algunos países la mayor parte de los homicidios corren por cuenta de de la delincuencia común, las riñas y arreglos de cuentas, en Colombia se tiene un índice demasiado alto de colombianos asesinados por las guerrillas, los paramilitares, la bacrim y el estado con sus falsos positivos, además le podemos sumar el desplazamiento y los secuestros que para nosotros es el pan de cada día, mientras que para otros países estos flagelos no existen, pero nuestra indiferencia llega tan lejos que para algunos colombianos la violencia parece serles ajena ya que no les ha tocado vivirla en carne propia, pero de alguna manera todos estamos involucrados en esta violencia que vive el país en la actualidad.

Con todo este prontuario y teniendo en cuenta que aunque los hechos han sido típicos, antijurídicos y culpables cometidos por todos los actores del conflicto armado, hay tres puntos de vista en pro de mejorar nuestro país, el primero es contra el narcotráfico, la delincuencia común y las bacrim a los cuales sin status político y sin perseguir un bien común al país hay que atacarlos de frente y reducirlos completamente, el segundo es contra los paramilitares y los procesos que se adelantan desde el pasado hasta hoy en cuanto a la desmovilización, y el tercero es contra las guerrillas y el anunciado proceso de paz el cual no es fácil evaluar y se deben involucrar elementos de carácter estructural como la inversión social, el empleo y la inversión agraria entre otras, para que posibiliten una mayor participación de la sociedad civil con una presencia activa y constante.

Aunque el presidente Santos logre acercar a las guerrillas y haya un proceso de paz con buenos frutos, quedarán cicatrices imborrables en la población civil que fue víctima de la violación de sus derechos, y tendrán que pasar mínimo dos generaciones para que haya un olvido y el dolor se atenúe, porque es muy difícil escuchar un perdón fingido de los victimarios para así lograr beneficios con la justicia, por eso entre todos debemos construir un espacio legal y social, sabiendo que mi derecho llega hasta donde empieza el suyo, respetando las ideas sin tener que recurrir a la violencia por la discrepancia en el pensamiento, y, así los métodos alternos de solución de conflictos como la conciliación, el arbitraje, la amigable composición, los jueces de paz, la mediación y el arreglo directo entren a jugar realmente el papel para lo que fueron creado y lograr como en las sociedades desarrolladas el des-estancamiento y la justicia social, pudiendo llegar a convertir la sentencia no en la regla general, sino en la excepción.

¿Colombia podría en años no muy lejanos cambiar la utopía de las palabras de Martin Luther King? “hemos llegado a ser más ricos materialmente, pero más pobres moral y espiritualmente. Hemos aprendido a volar en el aire como pájaros y a nadar en el mar como peces, pero no hemos aprendido el simple arte de vivir juntos como hermanos”

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