La Bacrim

LA BACRIM:

La situación actual de violencia que vive Colombia debido al progresivo aumento por parte de los grupos organizados y conocidos como la Bacrrim tiene su origen sin duda en la manera de interpretar cuál es la manera más directa para hacerse con el poder en nuestro país.

Durante años los paramilitares (AUC) y los grupos guerrilleros de las FARC han usado esta violencia para hacerse notar públicamente y de algún modo contrarrestar la actividad política en el país y por tanto han buscado incidir de manera directa en la manera de hacer de las gentes colombianas.

Una vez llegó el proceso de desmilitarización se generó una gran problemática sobretodo que tenía que ver con la recolocación de los miles de guerrilleros y personas que habían hecho del uso de la fuerza ilícita su “modus vivendi” y que se encontraban en su gran mayoría sin ningún tipos de preparación más allá del uso de las armas.

Pero esta situación de uso de la violencia tan presente en nuestro país tiene que ver con los diferentes procesos vividos por Colombia a lo largo de su historia, porque ya en la época anterior al proceso de descolonización, el bipartidismo entre quienes defendían un posicionamiento en defensa de los intereses de los más poderosos y acaudalados y quienes lo hacían en defensa los trabajadores y menos favorecidos generó muchas tensiones que a menudo terminaron con situaciones de violencia y muerte.

En Colombia la violencia y el poder político y de control de la sociedad ha ido históricamente ligados, ya que Colombia es un país que tiene una trayectoria democrática muy menor, ya que nuestra constitución plena no llega hasta el año 1991, es decir, justo poco más de veinte años que se restablecieron todas las instituciones en nuestro país.

Aunque como se demostró este hecho de restablecimiento de esta nueva singladura democrática no hizo en ningún caso que los actos de violencia y de esta como elemento indispensable para ostentar poder desaparecieran por completo, y muchos fueron los grupos que siguieron usándola para mantener cuotas de poder en determinadas zonas de Colombia.

Como hemos apuntado anteriormente el proceso de desmovilización por parte de los gobiernos de Colombia ha llevado que muchos de los miembros que formaban parte de estos grupos se hayan encontrado en una situación de abandono, ya que el proceso de desmilitarización no ha contado que una vez estos grupos dejaran su actividad muchos de sus miembros sufrirían el abandono social y la estigmatización por quienes conocían su violenta actividad.

Y es a partir de este proceso que precisamente que poco a poco se han ido creando estos grupos que llamamos Bacrim que según los organismos que estudian la violencia en Colombia nada tienen que ver de manera global con los anteriores grupos que a través de generar violencia y miedo eran contrarios a los gobernantes elegidos democráticamente por los ciudadanos.

Aunque podemos establecer un paralelismo claro y una relación entre unos y otros, y este vinculo no es otro que el narcotráfico y la voluntad de los cárteles que hacen del negocio de la droga su máxima objetivo tengan necesidad de contar con grupos armados que les garanticen el control de determinados espacios físicos y territorios donde ellos tengan impunidad máxima para ser los puertos de entrada y sobre todo de salida de sus mercancías a los mercados externos.

Es precisamente este elemento de cohesión (relación narcotráfico) y el hecho antes mencionado que muchos miembros anteriores de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) formen parte ahora de la Bacrim que nos lleva muchas veces a tener la dificultad en poner el límite donde termina una organización y donde empieza otra.

Aunque muchas de las instituciones que han estudiado el caso de la Bacrim aseguran que muchos de los miembros de estos grupos que han llegado a constituirse en los diferentes territorios a lo largo y ancho de todo Colombia tiene que ver con una problemática social que nada tiene que ver con ideología sino con la dificultad de generar dinámicas en positivo para miles y miles de jóvenes que no gozan de un futuro con unas mínimas garantías y que se adhieren a estos grupos violentos para intentar dar respuesta a sus necesidades vitales y conseguir un poder y un dinero fácil a través del control territorial que de otro modo les sería imposible conseguir.

Por tanto la aparición de la Bacrim tiene una parte de problemática social evidente, la no creación por parte de las instituciones gubernamentales de dinámicas en positivo que generan ilusión entre los excombatientes y también entre los jóvenes de los diferentes territorios hace que estos prefieran alistarse en estos grupos que aunque se exponen a perder la vida en una etapa joven de su vida.

El sociólogo colombiano McDonalds Muñoz asegura que: “las instituciones públicas no hacen todo lo que deberían porque no establecen políticas

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