La Crisis De Las Pensiones

La crisis de las pensiones.

Se abre una profunda brecha entre las contribuciones y las retribuciones en la mayoría de los sistemas públicos de pensiones de Occidente. Algo tiene que ceder. Bien habrá que subir radicalmente las contribuciones, o bien habrá que recortar radicalmente las pensiones. Si las contribuciones aumentan, la carga de los trabajadores del futuro será insoportable. Pero si se recortan las retribuciones, esa carga recaerá sobre los jubilados del futuro, puesto que no se cumplirán los compromisos establecidos sobre pensiones.

Por todo el mundo desarrollado, los gobiernos están lidiando con este dilema. La reforma de las pensiones ocupa el primer lugar de los planes de actuación. La tentación es dejarla en manos de los políticos aunque es preciso no caer en ella. Las pensiones son una forma de riqueza.

Las reformas afectarán al bolsillo en el precio de la vivienda o en el de las acciones.

Muchos países confían en los planes que consisten en “pagar los gastos según vayan surgiendo” y mediante los cuales los trabajadores desembolsan el dinero de las pensionistas de hoy con la esperanza, de que los trabajadores del mañana pagarán los suyos.

Las reformas en Europa y Estados Unidos que creen nuevos fondos de pensiones podrían desviar un enorme flujo de fondos hacía los mercados de valores, lo cual provocaría la subida de os precios de las acciones en el proceso.

Las pensiones estatales no tienen nada en común con las promesas de C.Ponzi , el estafador de Boston de los años veinte. Su truco consistía en establecer un sistema piramidal cuyos exorbitantes beneficios para los primeros inversores procedían, en realidad del capital generado por los siguientes.

Se establecieron cuando el número de trabajadores era muchísimo mayor que el de los beneficiarios. El número de pensionistas ha crecido enormemente y viven más tiempo y el número de contribuyentes está disminuyendo. La naturaleza fraudulenta de las pensiones estatales es menor sorprendente si se tienen en cuenta los motivos de su fundador; Otto von Bismark. El Canciller de Hierro alemán no se andaba con rodeos a la hora de explicar por qué quería introducir pensiones públicas hace un siglo.

El baby boom y el fuerte crecimiento económico posteriores a 1945 hicieron de la posguerra la mejor época de las pensiones públicas. En la pasada década, ha tenido lugar una corrosiva pérdida de confianza en las pensiones estatales, las cuales padecen el tipo de riesgo más indisciplinado y maligno: el riesgo político.

El mundo de las pensiones se divide en tres partes: Hay que pensar en un triángulo. En un vértice se encuentra el modelo europeo, en otro el modelo diametralmente opuesto promovido por Chile. En el ápice se encuentra el método anglosajón,

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