La declaración de Lima

Las Entidades de Fiscalización Superiores (EFS) poseen un rol fundamental en la promoción de la eficiencia y la transparencia en la administración pública. Su gestión eficaz orienta el cumplimiento de los objetivos y prioridades nacionales. En virtud de su importancia para el fortalecimiento de la institucionalidad y el fomento de la confianza de la ciudadanía con los organismos públicos, es que en octubre de 1977 se aprobó la primera Norma Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores, “La Declaración de Lima”, la cual establece directrices básicas de auditoria para el sector público.

Este documento  enfatiza en la importancia de la democracia y el imperio de la ley para el funcionamiento exitoso de las EFS, y define como aspecto significativo de la Entidades Fiscalizadoras Superiores, la independencia, puesto que este tipo de organizaciones sólo pueden ser objetivas y efectivas si son independientes de la entidad auditada y además están protegidas de la influencia externa.  La Declaración de Lima señala que las EFS y sus grados de independencia deben de establecerse en la Constitución, mientras que sus aspectos concretos pueden ser regulados en leyes. Expresa que las EFS pueden acceder a la información relacionada con sus operaciones y que deben realizar su actividad de control de acuerdo con un programa previo trazado por ellas mismas, además de rendir informes.

En nuestro país, la Contraloría General de la República, es la entidad de fiscalización superior por excelencia, y tal como expresa la Declaración de Lima, su carácter autónomo está enmarcado en nuestra Constitución, así mismo, en la Declaración se hace énfasis en el control que debe de tener este tipo de organismo debe ser de índole legal y financiero, mientras que ostentan la facultad de tener libre acceso a la información de que consideran de su importancia, tal y como la Contraloría

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