Liberalismo económico Europeo a América

Liberalismo económico Europeo a América

El liberalismo surge a partir de varios elementos en los que destacan el inmovilismo de la economía medieval, el antropocentrismo renacentista, el racionalismo, el utilitarismo y el protestantismo, que irán conjugándose y adaptándose recíprocamente durante varios siglos. Los catalizados de realidades e ideologías serán las concepción antropológica individualista y la de una libertad absoluta.

El liberalismo económico vinculado a la revolución industrial, regido por tres leyes: la libre iniciativa individual, la libre competencia y el libre funcionamiento de las leyes de mercado, encuentra su base fundamental en el interés individual, aquel que guía al hombre en su actuar económico. Su máximo desarrollo teórico y práctico se dará en Inglaterra, la mayoría de los autores que defendieron y difundieron los principios del este fueron Adam Smith, David Ricardo, Tomas Robert Malthus y J. Stuart Mill.

Las ideas de Adam Smith fueron un ataque frontal a la doctrina mercantilista. Sus ideas descansan sobre dos principios básicos: riqueza y propiedad, es así como se convierte en el fundamento doctrinal del capitalismo. Smith intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural que vela por el interés general de la sociedad y autorregula el mercado, que funcionara con gran eficacia cuanto menos participara el Estado. Consideraba que la división del trabajo y la ampliación de los mercados abrían posibilidades ilimitadas para que la sociedad aumentara sus riquezas y su bienestar mediante la producción del comercio entre las naciones:

“No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero de la que esperamos nuestra cena, sino del cuidado que pone en su propio interés. No nos dirigimos hacia su humanidad sino a su egoísmo, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas. Solo un mendigo escoge depender básicamente de la benevolencia de sus conciudadanos. Y ni tan siguiera un mendigo depende de ella por completo. Es verdad que la suministra todo el fondo con la que subsiste. Pero aunque este principio le provee en la última instancia de todas sus necesidades, no lo hace ni puede hacerlo en la medida que dichas necesidades aparecen. La mayor parte de sus necesidades ocasionales serán satisfechas del mismo modo que de las demás personas, mediante trato, trueque y compra”

Durante el siglo XIX el liberalismo económico ganó terreno, impulsó a los gobiernos con ayuda de industriales, comerciantes e inversionistas a que adoptaran una serie de medidas económicas, cómo la libre circulación de productos, de capital y de trabajadores. Durante este siglo ocurrieron varios cambios económicos gracias a la revolución industrial, pues ya se buscaban formas de producción más avanzadas.

El triunfo del liberalismo provocó el desarrollo de la industrialización, la creación de mercados mundiales, la acumulación de capitales, el surgimiento de grandes empresas, que se reflejan en la segunda fase de la revolución industrial. Uno de los rasgos del capitalismo industrial fue la aparición de la inestabilidad económica provocada por el desequilibrio de la oferta y la demanda, esto generó ciclos de expansión y otros de estancamientos.

Según Max Weber la concepción de mundo es determinada por el interés político, comercial y social. Todo aquel que nos es capaz de adaptar su comportamiento a las condiciones del capitalismo está condenado a hundirse, o por lo menos a no progresar lo suficientes. Por todo esto el capitalismo tuvo la capacidad de liberar a quienes se mantienen asidos a él, rompiendo las cadenas que los sujetaban a las formas económicas de medioevo, apoyando el levantamiento de los estados modernos.

Si la historia del liberalismo europeo está íntimamente ligada al sistema capitalista, la del liberalismo latinoamericano no puede quedar al margen aunque con formas particulares de los contextos coloniales. La emancipación latinoamericana tuvo influencia del contenido ideológico europeo que sirvió de base para organizar los estados, regímenes y construcción civil de las jóvenes naciones.

La propagación de la doctrina en la América latina del siglo XIX dependió en palabras de Nils Jacobsen de la unión de variables como las estructuras de poder doméstico, la educación, los intereses, las ideologías del público potencial, de las instituciones del gobierno y de la sociedad civil, con lo que cada país tomó características particulares. Sin embargo las evidentes diferencias, en casi toda Latinoamérica se realizaron reformas con la finalidad de eliminar la sombra de las instituciones coloniales, como los monopolios, los fueros, impuestos, así como derechos de propiedad comunal; proceso seguido de la privatización de tierras públicas elaboración de códigos civiles y comerciales, y la atracción de inversión extranjera para el desarrollo industrial.

Aunque esta doctrina dominó en varios países cuyos regímenes aprobaron leyes entre 1840-1890, continuarían las prácticas que contradecían los principales preceptos de la ideología. Algunas actividades económicas, en especial la minería y la agricultura en las condiciones en las que podían ser explotadas productivamente, o incluso cuando no era así, suponían la perpetuidad de las estructuras coloniales, la servidumbre, esclavitud, concentración de la renta y monopolios en reducidas elites. Por lo tanto las características de las economías nacionales, influyeron en la modificación de las nociones liberales que no determinaron un cambio inmediato en las estructuras.

Las políticas económicas proteccionistas y de libre cambio en América y México

Entre 1820 y 1880 la economía y sociedad latinoamericana se vio marcada por el escaso desarrollo de la mercantilización, pues las dificultades a la fluidez de transacciones eran constantes. Una gran cantidad de población se mantenía al margen

...