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Los Valores Perdidos


Enviado por   •  12 de Febrero de 2015  •  908 Palabras (4 Páginas)  •  197 Visitas

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LOS VALORES PERDIDOS

Desconocemos dónde están y que forma tienen los valores. Nadie puede comprarlos, ni sabemos su precio. Lo que sí conocemos es el coste que estamos pagando por haberlos dejado de lado. Como un ejercicio voluntarista, vemos empresas que se apoyan en la gestión por valores con la intención de vertebrar de alguna forma la cultura interna hacia una rectitud corporativa en el desempeño de la actividad profesional e industrial que desarrollan. En ocasiones los vemos enmarcados y colgados a la entrada del edificio o en los ascensores, y estos valores, que encuentro artificiales, me llevan a pensar… ¡Soñaba el ciego que veía y eran las ganas que tenía!

Los valores en la sociedad empresarial siguen siendo tema de conversación, pero solo tema de conversación. Creo que falta entrar en acción a fondo. Bastará con que gestionemos nuestros negocios, empresas y organizaciones como si se tratase de nuestra única y más valiosa oportunidad de causar una buena e inmejorable impresión en todo aquel con el que tratamos diariamente: equipos, compañeros, clientes, proveedores y colaboradores para que veamos su efecto. Ofrezcamos un trato a nuestros interlocutores como si nunca fuésemos a tener una segunda oportunidad para esa ocasión en la que estamos inmersos. Para ello propongo nueve valores: honestidad, honradez, coherencia, integridad, humildad, responsabilidad, generosidad, aceptación y lealtad.

Comencemos despegando con la honestidad, que es ser sincero con uno mismo y además tener una intención limpia. Sigamos con la honradez, que es ser sincero y limpio de intención pero en este caso con el otro, con aquel con el que nos relacionamos. Para abundar en los valores, debemos entrar en la humildad que, bien entendida, pasa por decir la verdad sobre uno mismo, el propio negocio o la función que desempeñemos, siempre sin apariencias, reconociendo lo sombrío o mejorable si hace falta y aportando con llana generosidad lo brillante de nuestras capacidades o habilidades de gestión.

Volver a los valores pasa por ser generoso, pero generoso de uno mismo, con independencia de que tengamos más o menos medios materiales y/o económicos. Entregar la mejor actitud, la mejor escucha, la mejor capacidad de comprensión, también pasa por entregar la mejor exigencia personal y profesional, la que nos convierte en ejemplo para los demás. Una persona que es ingeniosa, ingenia; una persona que es generosa, genera. Generemos con ingenio ese ámbito de valores que tanto echamos de menos.

En este ejercicio de volver a los valores nos encontramos de frente con el ego. La pose que nos impide vivir desde la naturalidad de nuestro ser. El ego es enemigo directo de los valores, pues se los salta para poder existir. El ego es una falsa existencia que desgasta al que lo enarbola y además lo conduce a la ansiedad. Es una falsa identidad construida sobre mentiras y falsedades

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