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Por qué se dice que en estos tiempos la juventud carece de o ha perdido el interés por los valores morales?


Enviado por   •  26 de Marzo de 2013  •  Informes  •  13.936 Palabras (56 Páginas)  •  1.169 Visitas

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¿Por qué se dice que en estos tiempos la juventud carece de o ha perdido el interés por los valores morales?

Desde algunos puntos de vista de muchas personas que hemos sido criadas bajo un patrón de vida, que nos encamino aprender a temer a Dios y valorar sentimientos de cariño, conciencia, paciencia amor, cabe destacar que lo primordial en una buena crianza es de enseñar el temor a Dios y a respetar a los niños, adultos y ancianos como base sólida de una vida digna y prospera y buena ante los ojos de nuestro creador Dios.-

La mayoría de aquellos hogares donde no hay un patrón de vida que rija como debe ser una buena crianza y donde se enseñe respetar, y querer al prójimo.-

Con gran tristeza y dolor, veo un hogar donde son muchos, como 14 personas entre los hijos y los padres, no se ve respeto por ningún lado, la madre maldice a sus hijos y a su esposo, por igual el esposo la maldice a ella y a sus hijos, y los hijos a sus padres.

Es un hogar que desde afuera se ve la desidia, abandono y pobreza. No hay luz, solo tinieblas. Impera el maligno, con tanto maltrato y palabras obscenas.-

Cada quien vive su vida como mejor le parece, no hay respeto, no hay enseñanza de lo que es Dios, no hay quien les enseñe los valores. Y los más triste que no quieren recibir las bendiciones que Dios a través de sus hijos tiene para estas personas que tienen mal vivir.

Y como este hogar hay muchos, como todo ser humano es fácil culpar a alguien de los errores que se cometen. Uno de estos errores es no saber decirle a sus hijos lo que es el sentido de pertenencia, y ser conscientes, permiten y hasta aceptan que sus hijos roben, y asesinen, la mayoría de los peores crímenes en la historia, son perpetrados por estas personas que nunca supieron lo que es un cariño y respeto, y también es de donde viene todo la inseguridad que impera en el mundo, y siempre la culpa la tiene según mucha gente es el gobierno, no quieren reconocer que fallaron en lo que es una buena crianza. Y la inseguridad viene de nuestro propio hogar. Cabe ver que todo esto es bíblico.

Me atrevería a pensar que estamos llegando a los tiempos de Sodoma y Gomorra, la televisión y programas de ahora solo se trata de lo que es la traición, robo, droga, maldad, lesbianismo y homosexualidad.

Si tomamos conciencia de lo que es un buen patrón que debemos llevar en nuestro diario vivir, la conciencia considera los pensamientos y las acciones para determinar si están en consonancia con nuestras normas y principios.

Es necesario combatir siempre lo que este mundo incrédulo acepta como verdadero y justo. Debemos estar en condición de identificar lo que es bueno y los que son malos. Aplicar la Palabra de Dios a la vida diaria. Cuando nuestros hábitos reflejan valores, nuestra conciencia se vuelve más sensible a lo que es correcto e incorrecto.

¿Es acaso posible sobrevivir racionalmente fuera del contexto de una escala mínima de valores morales?

Mínimas, entonces, este hombre se une en una organización junto a otros hombres que han llegado a la misma conclusión. Según las leyes morales que ellos consideran mínimamente necesarias para poder usar libremente su razón, se organizan en sindicatos, partidos políticos, comunidades religiosas, etc.

La concepción ética que Hegel defiende en su filosofía del derecho es a mi parecer una "ética" amoral de "espíritu de cuerpo" con un grupo humano cualquiera que forma el Estado en el que uno habita.

Para entender bien esto delimitaré primero algunos términos, para poder precisar en qué consisten las imprecisiones en las determinaciones de Hegel y volveré al punto concreto de la pregunta inicial en la parte de "conclusiones".

1. Tipos de espíritu de cuerpo

1.1 Espíritu de cuerpo con nuestro Estado

Hegel presenta las cosas de modo tal, que el Estado resulta siendo el fin último de las personas, ya que éstas sólo pueden desarrollarse libremente, es decir racionalmente, dentro del Estado. Efectivamente si uno considera que sólo dentro del Estado uno se desarrolla plenamente como ser humano haciendo uso de sus facultades racionales, entonces en tanto que uno forma parte del Estado y en tanto que formándolo uno lo fortalece, es consecuente que uno obedezca las leyes de ese Estado. Esto vale también en los casos en que las leyes sean desfavorables a uno o en caso de que parte de esas leyes no parezcan justas, pues aún si fueran injustas forman parte de un conjunto de leyes, que tiene una cierta lógica interna, por la cual se considera que es todo el conjunto de las leyes el que es necesario (inclusive aquellas leyes sobre las que no hay consenso sobre su racionalidad). Por eso es que Sócrates le plantea a Critón (50 c - 51 e) que él no podría justificarse ante los atenienses si huyera, burlando las leyes de Atenas, ya que toda su existencia (matrimonio de sus padres, educación) se deben a ellas. Y así aunque las leyes pareciesen ocasionalmente injustas, al igual que a los padres, que ocasionalmente pueden obrar injustamente, no se las puede atacar o desautorizar.

A esta posición se la podría llamar espíritu de cuerpo con el Estado.

1.2. Espíritu de cuerpo con nuestra familia

Tal como hacemos con el Estado, también dentro de la familia solemos hacernos de la vista gorda cuando por allí miembros de la familia cometen actos, que a nuestro parecer son totalmente inmorales. Esta actitud es resultado del espíritu de cuerpo con la familia. Si bien el hecho considerado inmoral se discute en familia, en última instancia se suele aceptar de todos modos al miembro inmoral. Esto vale con respecto a los padres e indirectamente con respecto a los demás miembros, por respeto a los padres, y también con respecto a los hijos por salvaguardar la integridad de la familia. Esto quiere decir que no nos solemos sentir con autoridad moral para enjuiciar a nuestros padres, casi independientemente de lo que hayan hecho, al igual como Sócrates plantea, que no tendríamos derecho a poner en juicio las leyes de la polis, pues a ellas debemos nuestra esencia y existencia. Por otra parte tampoco solemos expulsar a nuestros hijos de la familia aunque actúen contra nuestros principios morales, porque son ellos los que constituyen la familia y su expulsión implica la disolución parcial o total de la familia. Sin embargo hay ciertas reglas internas de comportamiento, de los

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