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Maltrato Infantil

lfalzatel20 de Mayo de 2014

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El Maltrato Infantil

“Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir” Oscar Wilde.

El fenómeno del maltrato infantil consiste en someter a los niños a tratos indebidos para su bienestar y es una condición que actualmente se vive a diario en muchos hogares del mundo, más frecuentemente, en aquellos con grandes dificultades económicas o situaciones de marginalidad. Esta situación se debe asumir seriamente puesto que repercute enormemente en el futuro y trae consigo secuelas generalmente irreparables siendo las nuevas generaciones las más afectadas.

Más específicamente podemos definir el maltrato infantil como toda conducta que, por acción u omisión, produce un daño físico o psicológico en un ser humano menor de edad (dependiendo de la nación la mayoría de edad puede variar entre los 16 y los 21 años), afectando el desarrollo de su personalidad. Esta forma de castigo se utiliza como instrumento de corrección y estrategia de formación moral, siendo el argumento más persistente que usan los padres y madres maltratadores como justificación para hacer daño a sus hijos.

Los niños que son maltratados, tienen una formación diferente a la de un niño sin maltrato, por ejemplo, en la mayoría de los casos se observan síntomas de baja autoestima o poca estima hacia los demás, disminución en las capacidades sociales, como la dificultad de interpretar los sentimientos de sus semejantes, además se ha visto que el carácter y la personalidad que tienen los padres tiende a ser la misma que desarrollará el niño en su adultez, es decir, que el modo de actuar y las distintas formas de comportamiento se han aprendido a través de sucesivas experiencias que con una conducta u otra logran respuestas concretas en los adultos. ¿Cómo se aprenden las conductas?, como primera medida se tiene el condicionamiento, esto ocurre por asociación de una conducta a respuestas o estímulos determinados, por ejemplo, cuando el pequeño realiza una rabieta y recibe atención o castigo, asocia la rabieta a la atención o el castigo recibido respectivamente, aprendiendo que con un tipo de conducta se consigue una respuesta. Otra forma en la que se aprenden conductas es a través del Modelo, que es la forma de aprender conductas más complejas y/o elaboradas, los comportamientos se basan en varias secuencias de acción. Por ejemplo, mentir para evitar un castigo. Esta conducta requiere más complejidad que el llanto o la rabieta, lleva consigo varias acciones, como por ejemplo, realizar una acción que debe ocultar, reflexionar para elaborar una mentira, el momento preciso en el que se cuenta la mentira, la forma de mantenerla o buscar encubrimiento. Estas conductas surgen por la necesidad de evitar una riña o castigo y se adoptan una vez ha cumplido su objetivo. Por último se encuentra la Imitación, donde las conductas se aprenden imitando la conducta de los adultos que son significativos para ellos. Con la imitación se aprende más de lo que puede verse o de lo que se dice. Es debido a estas formas de aprendizaje que las conductas pueden ser adecuadas o inadecuadas en el futuro y lógicamente depende de las experiencias previas de los pequeños en formación.

Es muy probable que un niño que ha visto y recibido malos tratos por parte de alguno de sus familiares desarrolle estas conductas en su adultez. Hay que tener presente que la violencia contra un niño no representa un castigo sino que lo hará violento, entendiendo esta premisa desde el punto de vista de cómo se aprenden las conductas. Durante toda la historia de la humanidad se ha observado el fenómeno del maltrato, siempre bajo parámetros culturales diversos lo que conlleva que en algunas culturas no se aprecie la gravedad de este sino que se asuma como parte de la herencia inmutable. En muchos casos el maltrato persiste por que las personas agredidas se encuentran en estados de temor e indefensión frente a sus agresores. De hecho, la mayoría de los casos donde las personas se encuentran en indefensión es producto del maltrato psicológico y se da aunque los padres no deseen lastimar, pero como ellos necesitan desahogarse de sus propios problemas, falencias o traumas la mejor forma para llegar al desahogo lo encuentran en sus hijos, por ejemplo, cuando obligan a su hijo o hija a realizar actividades que no quieren hacer y dichas actividades son aquellas que sus padres nunca pudieron llevar a cabalidad se alcanza un grado de satisfacción que genera mayor estabilidad psicológica en los padres pero perjudica considerablemente a sus hijos, esos niños que a su edad tienen miedo de hablarle a sus padres y contarles sus problemas, como consecuencia presentan conductas como un rendimiento académico bajo, dificultades para relacionarse y constantemente manifiestan agresiones verbales como respuesta al maltrato psicológico. Graciela TONON publicó un artículo sobre el maltrato infantil en la revista ESPACIO que dice: “Desde la antigüedad, padres, madres y adultos responsables de la crianza han utilizado diferentes formas de maltrato, las cuales han sido consideradas como modalidades de enseñanza o medidas correctivas para lograr que niños y niñas tuvieran una buena educación. El maltrato en el espacio familiar, ha dejado muchas víctimas como niñas y niños a lo largo del tiempo, es un problema social que aún no se ha podido resolver.” (TONON. Revista ESPACIO)

No obstante, el maltrato infantil no es característico del núcleo familiar, también acontece en los orfanatos, jardines, colegios, escuelas, entre otros, y sus consecuencias son, generalmente, depresión, traumas e iniciativas suicidas. Las tres principales causas que se han observado para que se den situaciones de maltrato infantil en los hogares son: las dificultades económica o pobreza, la poca comunicación y el consumos de sustancias psicoactivas.

La pobreza que se presenta en los estratos bajos viene comúnmente asociada a poco nivel de educación de los integrantes del núcleo familiar y esto a su vez conlleva a que los padres no dimensionen correctamente sus acciones pudiendo agredir físicamente a sus hijos considerando que es la mejor forma de educación y en otros casos incluso pueden llegar a negarle la educación a sus hijos para ponerlos en actividades que ayuden a generar ingresos para el hogar como la prostitución. En segundo lugar se tiene que para la resolución de crisis y de conflictos no se usa como alternativa la comunicación generando aún más conflictos puesto que la necesidad de expresar sentimientos y emociones es reprimida generando un distanciamiento entre los miembros de la familia. Por último se encuentra el abuso de sustancias psicoactivas desencadenantes de violencia física por la pérdida que sufre el adulto de su autocontrol, el ejemplo más común de nuestra sociedad es el abuso de alcohol, donde todos han evidenciado la gran pérdida de autocontrol que padecen las personas alicoradas y las secuelas en la mayoría de los casos es la agresión contra sus semejantes, siendo la conducta más grave contra su familia, especialmente, contra los niños

Por las constantes agresiones de las cuales son víctimas los menores se puede apreciar que no manifiestan verbalmente sus inconformidades, por el contrario, prefieren callar y asumir comportamientos de ansiedad, tensión, aislamiento, timidez, soledad y miedo a comunicarse o relacionarse con los demás.

Las relaciones de afecto que pueden haber en una familia son los lazos más fuertes que pueden llevarse a cabo, pero en los casos de maltrato se crea un ambiente demasiado pesado, donde un insulto puede ser como una caricia para los niños maltratados, sin embargo, esta actitud es un mecanismo de defensa que el menor utiliza para poder desarrollarse en su entorno y en el futuro.

El maltrato infantil es un atentado a los derechos más básicos de los niños, niñas y adolescentes, consagrados a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todos los menores de edad tienen derecho a la integridad física y psicológica y a la protección contra todas las formas de violencia. La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) –adoptada por Naciones Unidas el año 1989– en su artículo 19 exige a sus Estados parte adoptar “todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”. De igual manera, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas ha enfatizado la importancia de que los países miembros prohíban toda forma de castigo físico y trato degradante contra los niños (CDN, 2006).

Las evidencias indicarían que solo una pequeña parte de la violencia contra los niños y niñas es denunciada a la justicia e investigada por los órganos competentes en donde pocos agresores son procesados. Además, en muchos lugares del mundo no hay sistemas de registro confiables de las denuncias existentes, a pesar de lo cual, las estimaciones realizadas muestran que todos los años 275 millones de niños y niñas en el mundo son víctimas de violencia dentro de sus hogares y unos 40 millones de menores de 15 años sufren violencia, abusos y abandono, fenómenos que se reportan en distintos ámbitos: la familia, la escuela, la comunidad, las calles y situaciones de trabajo (UNICEF, 2007a).

Una de las principales fuentes de información para conocer y analizar la dimensión del maltrato infantil en los países de la región es la recopilación de estadísticas

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