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PROBLEMAS ACTUALES DE LAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS QUE TIENEN INFLUENCIA EN LA DEMOCRACIA COLOMBIANA


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2021  •  Tesis  •  4.853 Palabras (20 Páginas)  •  111 Visitas

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CAPITULO II

PROBLEMAS ACTUALES DE LAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS QUE TIENEN INFLUENCIA EN LA DEMOCRACIA COLOMBIANA.

Los riesgos que padecen las democracias constitucionales en latinoamericanas son variados y tienen raíces históricas profundas. Varios de estos problemas están relacionados con las (1) crisis económicas que han atravesado las economías de la región, que usualmente terminan en graves estallidos sociales que han derivado en ocasiones en violencia y represión estatal contra movimientos sociales, o actores sociales y políticos de oposición; también son característicos los riesgos relacionados con las (2) raíces autoritarias del presidencialismo latinoamericano que traspasan buena parte de la historia política del continente, a veces como una expresión más del llamado populismo latinoamericano que ha afectado las construcciones constitucionales de la última década; igualmente, (3) el fenómeno generalizado de la corrupción sistemática entre los actores político, privados y estatales de la región.  

  1. La crisis neoliberal y la post-democracia

La imposición de políticas económicas neoliberales que generan crisis en las democracias latinoamericanas son el primer elemento que hemos identificado como el comienzo de muchas otras convulsiones sociales, que degeneran en fuertes shocks sociales que suelen ser tratados por la vía de la represión armada estatal o a través de cambios democráticos estructurales.

Para Picarella (2018) no es una simple narrativa las crisis económicas que provocan las radicales imposiciones de ajustes fiscales estructurales sobre todo en la región latinoamericana, la prueba de ello fueron las grandes movilizaciones sociales descritas en el Capítulo I, que como reacción provocaron cambios estructurales en las configuraciones políticas y jurídicas en los países que vivieron tales acontecimientos. La organización neoliberal de la sociedad requería de un debilitamiento de las identidades políticas y sociales colectivas, y un bloqueo sistemático a las fuerzas de resistencia contra el capital para instalar las formas propias de una organización tecnocrática del agenciamiento de lo público, que no se preocupara por las disparidades sociales resultantes de las irregularidades de la competencia económica desigual, así lo describe Picarella (2018):

 “El reflejo de todo esto en la esfera socio-política es, en primer lugar, flexibilidad, precariedad, de-sindicalización del trabajo y, por lo tanto, relevante ampliación de las desigualdades, que se amplifica en virtuales espacios globales, que ya no decretan ciclos económicos, sino explosiones de burbujas y el establecimiento del poder absoluto con nuevas formas de gobernancia tecnocrática. La presencia de tal nivel de desigualdad que, parafraseando a Stiglitz, nunca ha sido tan escandalosamente estridente en sociedades democráticas, evidencia la puesta en marcha de unos consiguientes fenómenos que, además, nos permiten centrar la atención sobre otras variables que subyacen las dinámicas transformadoras.” (Picarella, p. 80, 2018)

De hecho, para Boron (2006) la verdadera amenaza para las democracias latinoamericanas no está en el populismo sino en el secuestro de la democracia por parte del neoliberalismo, que ha logrado que la ciudadanía se repliegue sobre sí misma en un desinterés y apatía hacia los regímenes democráticos incapaces de cumplir con sus promesas de justicia social y progresos para todos. Razón de ello se encuentra en Sousa Santo que con bastante lucidez denuncia que:

“La tensión entre capitalismo y democracia desapareció, porque la democracia empezó a ser un régimen que en vez de producir redistribución social la destruye […] Una democracia sin redistribución social no tiene ningún problema con el capitalismo; al contrario, es el otro lado del capitalismo, es la forma más legítima de un Estado débil” (Santos, p. 75, 2006).

Entonces, lo que ha hecho el neoliberalismo en la región es reescribir la gramática social y política en términos de un desequilibro a favor de las fuerzas del capital a expensas del debilitamiento de la democracia:

“Neoliberalismo y globalización han desatado reacciones en cadena que sobrepasan el ámbito económico y las relaciones capital-trabajo, desequilibrando las relaciones a favor del primero y obligando, a nivel propiamente político, a crecientes ajustes y adecuación del policy making a las lógicas de mercado del capitalismo”. (Picarella, p. 75, 2018)

Para ilustrar lo anterior, en Colombia la Constitución del 91 prometía favorecer la participación y una amplia democracia con una justicia social robustecida. Sin embargo, estas reformas sociales quedaron sin cumplir pues los gobiernos implementaron reformas de liberación de mercados que hicieron imposible las promesas constitucionales.

En general, para Colombia los lineamientos del Fondo Monetario Internacional se cifraron en racionalizar el gasto fiscal mediante el incremento de los impuestos indirectos, el recorte de los programas sociales, la privatización de las empresas de servicios públicos, el aumento de las tarifas por servicios públicos y la reducción de los presupuestos de las administraciones locales (Ahumada, 2000). Lo gobiernos de la década de los 90´s se distinguieron por destruir la industria nacional. Así, la reducción de los aranceles provoco la quiebra de al menos 25 mil fabricas (Valderrama, 1998), reduciendo la fuerza de trabajo industrial y la cantidad de trabajadores sindicalizados, que paso del 16% de la población económicamente activa en 1980 a menos del 5% en 2010 (Vidal, 2012).

Ante estos ajustes el actor de oposición recurrente fue el movimiento sindical, pero era común señalarlos de ser los principales responsables de la crisis económica, en una estrategia que se intensificada cada vez que alguna empresa pública iba a ser privatizada. Con el señalamiento vinieron luego las amenazas e incluso el exterminio físico contra el movimiento obrero. Correa (2007) registró el asesinato de 2.245 dirigentes gremiales y activistas entre 1991 y 2006, mientras que la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (International Confederation of Free Trade Unions, ICFTU) halló que, entre 1999 y 2005, fueron asesinados un total de 1.174 miembros sindicales a nivel mundial y que el 73% de esos asesinatos ocurrieron en Colombia (Vidal, 2012). En estas condiciones los sindicatos del país fueron mermados hasta su mínima expresión a través de las reformas neoliberales y el uso sistemático de la represión y la violencia, dando como resultado su incapacidad para negociar mejoramiento de derechos a los trabajadores de Colombia y un debilitamiento político estructural que perdura hasta el día de hoy.

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