Postmodernidad
gelias1229 de Junio de 2013
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Postmodernidad
La vida sin imperativo categórico.
La postmodernidad significa también la muerte de la ética. Eliminada la historia, ya no hay deudas con un pasado arquetípico ni tampoco obligaciones con un futuro utópico. Cuando queda tan sólo el presente, sin raíces ni proyectos, cada uno puede hacer lo que quiera. Ahora la estética sustituye a la ética. Como dice Joaquín Sabina, "al deseo los frenos le sientan fatal. ¿Que voy a hacerle yo, si me gusta el güisqui sin soda, el sexo sin boda, las penas con pan...?"
Freud afirmó "En el proceso de maduración, el yo averigua que es indispensable renunciar a la satisfacción inmediata, diferir la adquisición de placer, soportar determinados dolores y renunciar, en general, a ciertas fuentes de placer (...) El paso del principio del placer al principio de la realidad constituye uno de los programas más importantes del desarrollo del yo." En la Postmodernidad es el ello el llamado a mandar. Desaparece toda barrera; todo es indiferente y, por lo tanto, nada está prohibido. Para los postmodernos ¡vive feliz! es el único imperativo categórico.
Siento luego existo.
En la postmodernidad el homo sapiens ha sido sustituido por el homo sentimentalis. El homo sentimentalis no es simplemente el hombre que siente, sino el hombre que valora el sentimiento por encima de la razón. Milan Kundera, exponente de la postmodernidad en literatura, escribe: "Pienso, luego existo es el comentario de un intelectual que subestima el dolor de muelas. Siento, luego existo es una verdad que posee una validez mucho más general." A la tiranía de la razón ha sucedido ahora una explosión de la sensibilidad y de la subjetividad. En algunos círculos, el ataque contra la razón y la objetividad ha alcanzado dimensiones de cruzada, y algunos jóvenes hacen suya la afirmación de Nietzsche: "Todos los pensamientos son malos pensamientos... El hombre no debe pensar."
Imperio de lo "débil", de lo "light".
Los postmodernos niegan los grandes discursos de la modernidad sin refutarlos, porque emprender el trabajo de refutarlos supondría que siguen tomando en serio la razón. En la postmodernidad no queda más remedio que acostumbrarse a vivir en la desfundamentación del pensamiento; únicamente hay lugar para un pensamiento débil y fragmentario: "Yo, aquí, ahora, digo esto." La postmodernidad es la desvalorización de las grandes cosmovisiones. Lyotard sostiene que la postmodernidad es el fin de los metarrelatos.
Nihilismo.
Los postmodernos prefieren vivir en la desfundamentación de pensamiento. No sólo consideran que las convicciones firmes que dieron seguridad y razones para vivir a las generaciones pasadas han desaparecido para siempre, sino que aceptan el hecho sin ningún sentido de tragedia. Lipovestky afirma: "Dios ha muerto, las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo: ésta es la alegre novedad."
Las grandes cosmovisiones son, según los postmodernos, potencialmente totalitarias. Todo aquél que se siente depositario de una gran idea trata de ganar para ella a los demás y, cuando éstos se resisten, recurrirá fácilmente al terror. En cambio quién se sabe portador de un pensamiento débil será necesariamente tolerante para con quienes piensan de forma distinta.
El individuo fragmentado.
El individuo postmoderno, al rechazar la disciplina de la razón y dejarse guiar preferentemente por el sentimiento, obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. En lugar de un yo integrado, lo que aparece es la pluralidad dionisíaca de personajes. De hecho, se ha llegado a hacer un elogio de la esquizofrenia.
Todo lo que en la modernidad convivía en tensión y conflicto convive ahora sin dramas, furor ni pasión. Cada cual compone "a la carta" los elementos
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