Racismo y la psicología social

     Partiendo de los supuestos del Construccionismo social, señalamos que aquello que  conocemos como realidad o verdadero es producto de las interacciones y procesos sociales, es en esta interacción que se sustenta nuestra visión compartida de realidad.  Berger y Luckmann señalan que nuestra realidad por excelencia es la realidad de la vida cotidiana, esta se encuentra ya objetivada y ordenada previamente a nuestra aparición. Me gustaría proponer un desarrollo tomando como eje principal la realidad correspondiente a una persona afrodescendiente  que ha nacido y crecido en la coyuntura del sistema político del “Apartheid” instaurado en 1948 en Sudáfrica y otros países africanos, caracterizado por un antisemitismo extremo, bajo el cual la población de color se vio segregada y despojada varios derechos humanos y civiles principalmente. Se instauraron reglas de orden social bajo el privilegio blanco, la habituación de estas pautas llevó a la institucionalización de este sistema de segregación. Aquí los autores señalan sobre el surgimiento de las instituciones que “la institucionalización aparece cada vez que se da una tipificación reciproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. (…) La institución establece que las acciones del tipo X sean realizadas por actores tipo X” (Berger y Luckmann, 1966. La construcción social de la realidad. Cap. II, pág.74) en  base la propuesta que realizo podemos ejemplificar la institucionalización del uso del transporte público se comandaba bajo reglas tales no poder compartir el mismo vehículo y ni asientos de espera en las paradas, ya que ambos estaban señalados como exclusivos de uso blanco o de color porque así lo disponía la ley y el mismo régimen social. Esta convivencia no era cuestionada, ya que se erguía sobre la creencia gestada durante siglos de la inferioridad racial y la degradación a categoría de “no-humano” de la población nativa africana. Otro concepto que me gustaría trabajar es el de legitimación, la “cual “explica” el orden institucional atribuyendo validez cognoscitiva a sus significados objetivados (…) justifica el orden institucional adjudicando dignidad normativa a sus imperativos prácticos” (Berger y Luckmann, 1966. La construcción social de la realidad. Cap. II, pág. 120), le indica al individuo porque las cosas son como son. Los autores distinguen cuatro niveles de legitimación: el pre-teórico, nivel teórico, las teorías propiamente dichas y los universos simbólicos. Para los propósitos del presente trabajo desarrollare únicamente este último, el universo simbólico corresponde al nivel más amplio de legitimación, en el “se concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales (…) En el interior del universo simbólico estos dominios separados de la realidad se integran dentro de una totalidad significativa que los “explica” y (…) justifica” (Berger y Luckmann, 1966. La construcción social de la realidad. Cap. II, pág 123) donde podemos tomar desde el ejemplo la noción de “supremacía blanca” e ideologías fuertemente anti-semitistas, como lo fue el nazismo alemán, como el universo simbólico explicativo para la organización de la vida social y a la realidad de ésta vida cotidiana fragmentada racialmente. Ya que, “el universo simbólico ordena y (…) legitima los “roles” cotidianos” (Berger y Luckmann, 1966. La construcción social de la realidad. Cap.II, pág  126), podemos, desde el mismo, señalar la “justificación” a los roles tomados bajo esta realidad, donde el ciudadano de color, en su rol, no puede  acceder a todo aquello denominado privilegio blanco.

Podemos inducir que le han sido adjudicados atributos peyorativos a la población negra, se han visto reducidos, se los ha estigmatizado, es este un estigma tribal arraigado a la raza. Goffman conceptualiza que “Creemos por definición que la persona que tiene un estigma no es totalmente humana. Valiéndonos de este supuesto practicamos diversos tipos de discriminación. (…) Construimos una teoría del estigma, una ideología para explicar su inferioridad y dar cuenta del peligro que representa esa persona.” (Pág 15). Bajo el estigma se construyeron arquetipos respectivos para los comportamientos, habla, espacios, trabajos, entre otros aspectos que esta población estigmatizada era esperada cumplir.  Incluso actualmente se mantienen estereotipos, prototipos sostenidos por un amplio grupo, como el conocido “estereotipo de la sandia” en la que afroamericanos fueron ridiculizados durante siglos.

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