ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

SITUACION DE VIOLENCIA DE GENERO EN CONTEXTO DE PANDEMIA

brenn.65Trabajo10 de Noviembre de 2021

3.617 Palabras (15 Páginas)123 Visitas

Página 1 de 15

El presente trabajo tiene el propósito de exponer diferentes fuentes, opiniones, y hechos que resultan fundamentales para comprender la órbita de la violencia de género en contexto de pandemia así como propiciar el reconocimiento de las conductas que agravian este gran problema en la sociedad.

OBJETIVOS GENERALES:

Objetivo 1- Determinar el impacto que tuvo la pandemia en torno a la violencia de genero.

Objetivo 2- Comparar las medidas legales que tomo nuestro país, para manejar la violencia de género en este contexto, con otros países.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

Objetivo 3- Definir los pilares fundamentales que sostienen la violencia de género en nuestro país, y las posibles causales.

Objetivo 4- Concientizar al receptor sobre la labor y la intervención que se ha de poner en práctica para mediar y contrarrestar este gran problema social.

Objetivo 5- Lograr la identificación de la violencia de genero construida socialmente.

Objetivo 6- Informar respecto de los casos de violencia de género ejercida por parejas sentimentales o familiares.

SITUACION DE VIOLENCIA DE GENERO EN CONTEXTO DE PANDEMIA

Históricamente la violencia contra las mujeres se ha manifestado, y sigue manifestándose activamente en cualquier parte del mundo, en cualquier escenario geográfico, cultural o económico, por el motivo de ser mujeres. Lo último hace referencia la socialización que hemos recibido y que de alguna forma hemos normalizado, un ejemplo de ello es la estructura tradicionalmente jerárquica del matrimonio y la familia, la división sexual del trabajo, la precariedad laboral femenina, la doble moral sexual para mujeres y hombres, etc.

Pero no hay que entender que se trata, la violencia de género, de una expresión de un conflicto privado propio de las relaciones de pareja sino como un grave problema público, debido a que constituyen un atentado contra los derechos humanos y los valores que legitiman el sistema democrático. En este sentido, debemos entender y analizar estos problemas en el contexto social e ideológico que se originan, el cual es un contexto social de discriminación y subordinación de las mujeres.

La violencia contra la mujer constituye un problema político, social y de salud pública, que involucra en especial a las mujeres, e impide la construcción de relaciones democráticas en el marco de la familia y la sociedad.

Sabiendo todo lo anterior empezamos con el desarrollo, a raíz del confinamiento por la pandemia del Covid 19, muchas mujeres se han encontrado con el peor escenario teniendo que estar encerrada las 24hs con sus abusadores, mayormente parejas, pero también suelen ser sus propios familiares como sus padres, abuelos, tíos e incluso padrastros, que en muchos de estos casos se los cubre para evitar una “ruptura” en la familia. Idea machista que se ha perpetuado históricamente, dejándole a la mujer la obligación de soportar TODO para evitar la ruptura familiar, sin culpar y señalar al verdadero agresor.

En sí, el confinamiento impuesto por la pandemia ha profundizado una serie de desigualdades sexistas que han existido durante varios siglos. El caso más abrumador ha estado en la sostenibilidad del crimen femicida, cuando el resto de los crímenes han disminuido en intensidad como resultado del confinamiento general. Claramente, la continuación de la violencia contra las mujeres se ha dirigido al hogar, donde la explotación femenina del trabajo doméstico también se ha extendido e intensificado.

Es menester entender que la Violencia se presenta como un flagelo sin solución, que continúa suscitándose año tras año en mayor medida, y sin necesidad de comparación, podría decirse que cuenta con características similares a las que tuvieron las distintas enfermedades que a lo largo de la historia, la Organización Mundial de la Salud "calificó" como pandemias, con el agravante que la Violencia se viene suscitando desde hace miles de años. El flagelo de la Violencia de Género no se detiene, sino más bien aumenta a diario, y en este período de aislamiento social preventivo y obligatorio, en adelante, las chances que se susciten episodios de Violencia entre los integrantes del grupo familiar tienden a aumentar.

Es que nos hallamos ante una situación excepcional-extraordinaria, que motiva que los integrantes que componen el grupo familiar deban permanecer en sus casas, y ante el aumento de horas de convivencia, se terminan produciendo mayores tensiones, discusiones y estrés en el entramado familiar, que termina llevando a que se generen mayores episodios de Violencia, principalmente los suscitados bajo la modalidad doméstica. Cabe aclarar que esto no es justificable.

Mucho tiempo de encierro, intolerancia, angustia, incertidumbre, mayor consumo de alcohol y drogas, imposibilidad de trabajar y consecuentemente imposibilidad para afrontar los gastos cotidianos, y ni siquiera los gastos básicos que ostenta una familia tipo para subsistir, son algunos de los componentes que genera un aumento de la Violencia de Género.

La violencia que actualmente aparece como una mancha negra de esta pandemia es un reflejo de nuestros valores, nuestra resiliencia y nuestra humanidad compartida, que se ven ahora amenazados. Nuestro empeño no debe consistir únicamente en sobrevivir al coronavirus. Debemos renacer de esta crisis con mujeres fuertes, que ocupen el centro mismo de la recuperación.

Es menester poder analizar el vínculo entre la violencia de género y el confinamiento que impone la pandemia, consideramos tres elementos básicos en este tipo de violencia:

1) El componente estructural, 2) El objetivo de control y 3) El aislamiento que nos permitirá examinar el “después” del aislamiento.

El componente estructural de la violencia de género se sustenta en los roles y estereotipos de género cuyo origen se sitúa en el sistema de dominio basado en las relaciones de poder. En torno a esto, las ideas que lo agravian son la conceptualización de las mujeres como inferiores, y como propiedades de los varones, a quienes se les debe obediencia, respeto y sumisión sin importar el trato que se reciba de los mismos, y encuentra un refuerzo crucial, esta idea, en los discursos religiosos donde la mujer que hiciera lo contrario es tachada de mala y peligrosa.

El objetivo de control en la violencia de género no es ocasionar un daño, sino que su principal intención es el control y sometimiento de la víctima recurriendo a las agresiones físicas, psíquicas y sexuales para lograr su cometido.

Finalmente, el aislamiento se materializa mediante estrategias de control que permiten apartar a la mujer de sus fuentes de apoyo externo y redes de sostén socio familiar. En este aspecto el ASPO debilita los sistemas comunitarios y dificulta el acceso a los sistemas de protección potenciando estos tres elementos. El aislamiento y el objetivo de control dentro de este contexto suscitarían en el hombre violento mayor sentido de dominio y poder.

Un recurso para demostrar, el gran conflicto que encierra el aislamiento con las mujeres son las estadísticas, desde el confinamiento la línea 144 registró en 2020 un aumento interanual del 21,4% promedio de llamadas por violencia de género, con 108.403 comunicaciones recibidas de las cuales el 90 % estuvieron vinculadas a casos de violencia doméstica. Mientras que en 2021, en los tres primeros meses, se recibieron 27.357 comunicaciones a las tres sedes de la Línea 144. A los que nos lleva a la idea de que las situaciones de maltrato, abuso, amenazas, insultos o golpes se incrementaron por efecto del encierro en el hogar y que las mujeres tuvieron más necesidad de pedir ayuda por teléfono que cuando lo pueden hacer personalmente en la escuela de sus hijos e hijas, la universidad, el trabajo o la visita a la casa de familiares. Es decir, se nota un gran incremento en los llamados a la línea 144, pero un decrecimiento en las denuncias realizadas en las comisarías, esto último se cree que es por el aislamiento preventivo contra el Covid-19 impuesto no solo en nuestro país sino que en gran parte del mundo.

Otro medio de prueba son los 121 femicidios durante los primeros cinco meses del año 2021, en donde el 70,9% de los femicidios fue cometido por las parejas y ex parejas, también 20 víctimas habían realizado al menos una denuncia y 13 tenían medidas de protección. No olvidando los cometidos en 2020, en donde se registraron 295 víctimas de femicidio confirmadas.

Dadas estas pruebas, creemos que es sensato decir que la tasa de femicidios y la gran cantidad de llamadas a la Línea 144, son un indicador del bajo nivel de protección de los derechos y libertades de las mujeres y del alto nivel de discriminación de la sociedad, tanto en Argentina como en el mundo. Cuando se mata a una mujer se reproduce un mensaje hacia el resto de las mujeres que desafían el sistema de dominación masculina. A su vez, la impunidad de los autores de femicidio genera la creencia de que la violencia es tolerada, promoviéndola y promoviendo también un orden social de género, el cual tiende a perpetuar la subordinación de las mujeres.

Es bastante peculiar que Argentina siendo un país rico en materia de medidas legales que resguardan a las mujeres, debido a la movilización del grupo de mujeres (El feminismo) con el objetivo de que se le valore y se le respeten sus derechos, siga teniendo escalas de estadísticas tan altas y preocupantes. Creemos fervientemente que uno de los principales pilares que sostiene este problema sea la sociedad que todavía no ha evolucionado en materia de género, que no reconoce o distingue la violencia debido a los antiguos tratos

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (22 Kb) pdf (72 Kb) docx (18 Kb)
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com