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SOCIEDAD Y EDUCACIÓN: LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL

Bautista DiazEnsayo18 de Agosto de 2021

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FORO EDUCACIONAL Nº 19, 2011 • ISSN 0717-2710 • pp. 109-120

SOCIEDAD Y EDUCACIÓN: LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL

Marisa Guzmán Munita*

RESUMEN

La educación, como uno de los ejes esenciales de la sociedad, es fundamental para contribuir a que los sujetos se desarrollen e integren plenamente en el contexto en que viven. En este escenario, los profesores son los principales agentes formativos que preparan a los sujetos para la vida comunitaria, al encargarse durante toda la escolaridad de la formación integral de sus miembros. Así, afianzan actitudes y conductas democráticas, en equilibrio con la adquisición de conocimientos que equipe al conjunto, para afrontar la vida en libertad, equidad y responsabilidad social, con conciencia crítica, de manera de conformar a un individuo creativo, pleno, útil y comprometido, con conciencia de sí mismo y de su entorno.

Palabras clave: pedagogía social, sistema educativo, discurso pedagógico, sociedad.

SOCIETY AND EDUCATION: EDUCATION AS A SOCIAL PHENOMENON

ABSTRACT

As one of the essential axes of society, Education is fundamental for its contribution to the development and social integration of citizens within their environments. In this picture, teachers are the principle formative agents who prepare citizens for community life by being in charge of their educational and formative process. Thus, this guarantees democratic attitudes and behaviors, as well as the acquisition of contents and critical conscience that will equipped citizens to face their lives with liberty, equity and social responsibility as a creative human being, committed to and aware of his environment.

Key Words: social pedagogy, educational system, pedagogic speech, society.

* Licenciada en Comunicación Social, Magíster en Lingüística. Académica de la Facultad de Educación en Humanidades y Ciencias, Universidad Católica Silva Henríquez; Docente de post grado Universidad Nacional Andrés Bello. E- mail: journalistmgm@gmail.com

  1. Introducción

En este ensayo, se aborda la compleja red de relaciones que se desprenden de la interacción        . Han sido numerosos los estudios que, desde diversas disciplinas como la sociología, la psicología y la lingüística, han contribuido a establecer las bases para explicar para qué educamos.[pic 1]

Este cuestionamiento nos obliga a reflexionar acerca del porqué se educa y desde qué modelo de formación y desarrollo del hombre se articula el discurso pedagógico (Young, 1993; Van Dijk, 2002). Este discurso necesariamente se ampara en un sustrato teórico amplio que, sin embargo, procuraremos acotar en este texto.

El modelo epistemológico asentado con el paradigma socio- crítico (Popkewitz, 1988) permite dimensionar el compromiso que le asiste a la educación, para transmitir, crear y afianzar la cultura en la sociedad, desde contextos educativos reales. De esta manera, propicia que los sujetos construyan y reconstruyan permanentemente su medio.

Este modelo promueve el cambio social desde el interior de las propias comunidades, fomentando la autorreflexión crítica de los procesos relacionados con el conocimiento, con el fin de desarrollar la autonomía racional, mediante la capacitación de los sujetos para la participación y transformación social.

Desde una dimensión social, la educación puede operar como un medio tanto de control como de transformación. En este contexto, corresponde reflexionar sobre qué modelos de discurso pedagógico están transmitiendo arquetipos socioculturales e ideológicos, por cuanto la educación reproduce un modelo hegemónico de control y poder simbólicos.1[pic 2]

[pic 3]

  1. Seguiremos la línea planteada por Pierre Bourdieu (1988), para entender como ‘poder simbólico’ lo que clasifica como        Como tales, instrumentos de construcción del mundo, que se determinan de manera arbitraria en el seno de un grupo en particular.

El lenguaje –a través de las palabras con que se elabora el discurso– revela representaciones sociales, y como tal, se reproduce, apropia, desplaza y manifiesta en las prácticas discursivas.

A través de la historia, en las culturas latinoamericanas el espacio social se ha construido a través de una serie de relaciones de jerarquía y poder que han llevado a una profunda desigualdad social, que a su vez se ha manifestado en una desigualdad educativa. En este contexto, al pedagogo le asiste la responsabilidad de promover la valoración de los principios de respeto e igualdad y desarrollar en el sujeto la autonomía para analizar críticamente los diversos escenarios relacionales, socio-históricos y culturales, que definen la realidad compartida, a fin de intervenirla.

A partir esta perspectiva, la importancia que adquiere la figura del profesor, es trascendental para facilitar el acceso al universo simbólico que abre el lenguaje, por cuanto es la herramienta que permite desarrollar una conciencia crítica, que guíe a los sujetos a un proceso de reflexión construido a partir de la razón. Dicho proceso, de naturaleza holística, dinámica y divergente, será determinante para promover en las nuevas generaciones la transformación social, a partir de asumir el desafío de disponer de un discurso cultural y social que manifieste una identidad local y global, que valore a sus integrantes y que contribuya al bien común.

  1. Antecedentes teóricos

El vínculo Sociedad y Educación: diversos aportes

Desde la generación de la psicología social, con la corriente alemana de Nartop, se consolida la pedagogía social como ciencia. En este recorrido, los aportes de Mollenhauer (1965) fueron fundamentales para concebir la educación como fenómeno social.

Con el surgimiento de la escuela alemana, se inicia un proceso de reflexión en torno a las demandas pedagógicas que exigen los diversos

escenarios socio-históricos en que se enmarca la educación. El trabajo de Paul Nartop (1960) aporta significativamente al desarrollo de una corriente pedagógica que razona la influencia de la pedagogía en la sociedad, y que sostiene que carece de sentido separar lo individual de lo social. Este autor postula que, tanto el conjunto de condiciones sociales que enmarcan la educación, como las condiciones educativas que provee la sociedad, son temas de la pedagogía.

José María Quintana (1966) señala que el objetivo de la pedagogía social es instalar –desde el análisis de las diversas instancias educativas– lo que define como ‘problemas humano-sociales’. En este escenario, la pedagogía social, como parte de la ciencia pedagógica, norma y enmarca su identidad y busca intervenirla, a diferencia de la sociología de la educación, que sólo describe el problema abordado.

Una educación impartida en un marco que preste atención educativa a los problemas humanos y sociales, permite la transformación de sus miembros y les otorga las herramientas para que potencien su desarrollo cultural y, en consecuencia, se produzca su integración social.

De esta manera, la necesidad de educar a todos los miembros de la sociedad conforme a su capacidad, encuentra sustento en los lineamientos que proponen la pedagogía social, dado su marcado carácter autorreflexivo. Lo anterior nos sirve de contexto, para expresar la urgencia de dinamizar los procesos de participación, en consideración de las necesidades e intereses configurados en la sociedad, reflexionando acerca de las condiciones históricas y sociales en las que se enmarca. En educación, esta concepción adopta un enfoque globalizante y dialéctico de la realidad educativa, a partir de proponer una visión democráticamente compartida del conocimiento, en atención al contexto real en que ocurren los procesos involucrados en la elaboración de éste (Habermas, 1994).

De esta manera, y sin desconocer el carácter normativo del discurso educativo oficial, el discurso pedagógico desde el cual el pedagogo plantea su interacción, puede entorpecer o fortalecer, su eficaz desempeño en la tarea de transmitir en los sujetos, el conjunto

de valores sociales que la colectividad demanda, como la justicia, la libertad, la responsabilidad, la ayuda mutua, la solidaridad y la disciplina.

Así, una pedagogía centrada en lo social, se ocupará de estudiar tanto grupos humanos como hábitos sociales del individuo, por lo que prestar atención educativa a sus problemas, persigue elicitar el progreso del hombre como “ser social” y lo que aquello implica: desarrollar tanto su máximo potencial personal, como su conducta social.

Para analizar la relación Sociedad/Educación, la perspectiva teórica que ofrece la pedagogía social permite analizar el punto en que confluyen lo educativo y lo social, desde una perspectiva que estudia al hombre, en su proceso de socialización, formación y desarrollo. Esto lleva a reflexionar en la manera en que estamos contribuyendo a generar el perfeccionamiento del hombre como ser social y, en consecuencia, del cómo se abordan los problemas y disfuncionalidades de los integrantes de la comunidad, con el propósito de ofrecer soluciones a través de la educación.

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