Título del trabajo: “El Caudillismo”
Esteban RuizApuntes14 de Febrero de 2019
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Universidad Técnica del Norte
Vicerrectorado Académico
Sistema de Nivelación y Admisión
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Título del trabajo:
“El Caudillismo”
Materia Cultura y Sociedad |
Carrera: Pedagogía de las Ciencias Experimentales
Autores: Esteban Ruiz
Docente: Lic. Santiago Otero
Aula: H7
Ibarra, 2019
Índice
Índice 2
Introducción 3
Justificación 3
Objetivos 3
El Caudillismo 4
Surgimiento del caudillismo 4
Causas 5
Consecuencias 5
Política caudillista 6
Algunos de los caudillos de mayor influencia 6
Figuras importantes del caudillismo en Ecuador 7
Conclusiones 7
Anexos 7
Referencias bibliográficas 8
Introducción
Conocer las formas de gobierno que existían desde la antigüedad y el cómo repercute en nuestro mundo actualmente, debido a que las malas administraciones que han dejado aun país en crisis y con un rumbo desconocido; cada gobernante tiene una manera de pensar diferente por lo que algunos se dejan dominar por el poder convirtiendo un gobierno democrático en una dictadura
Justificación
Valorar la democracia que posemos actualmente ya que todos tenemos la opción de participar sin distinción alguna en la toma de decisiones para el mejoramiento de la nación.
Objetivos
Interpretar la diversas formas de gobierno y el cómo llegaron a formarse y los métodos que utilizaron con el fin de llegar a obtener seguidores que sigan una ideología propuesta por un líder con un objetivo en común.
El Caudillismo
El origen de la palabra caudillo viene del diminutivo latino caput, que significa “cabeza”, “cabecilla”, y aunque no existe una definición actual única e incontrovertible, tanto en términos académicos como populares el término evoca al hombre fuerte de la política, el más eminente de todos, situado por encima de las instituciones de la democracia formal cuando ellas son apenas embrionarias, raquíticas o en plena decadencia. (Castro, El caudillismo en América Latina, ayer y hoy, 2007)
Como fenómeno social y político, el caudillismo se desarrolló en América Latina durante el siglo XIX. Los caudillos eran líderes carismáticos que solían acceder al poder por procedimientos informales, gracias a la influencia que tenían sobre las grandes masas populares. La gente veía al caudillo como un hombre fuera de lo común, capaz de representar y defender los intereses del conjunto de la comunidad.
Muchos caudillos eran demagogos y manipulaban a la población; detrás de la promesa de asegurar el bienestar común, de defender los intereses de toda la región, se escondían las propias ambiciones, la sed de poder. En ciertos casos, el caudillismo derivó en dictaduras con una dura represión a los opositores. En otros, en cambio, el caudillismo se adaptó a los regímenes democráticos y federales que se establecieron en los países latinoamericanos.
La formalización del poder de los caudillos siguió un proceso similar en varias naciones: las fuerzas del caudillo enfrentaban al gobernante vigente hasta deponerlo, luego disolvían el congreso bajo el argumento de no responder al pueblo o la ley y finalmente el caudillo se autoproclamaba presidente provisional. Después de un tiempo, el propio caudillo llamaba a elecciones y se formaba un nuevo congreso, formalizando el poder del caudillismo. (Gardey, 2010)
Surgimiento del caudillismo
Como consecuencia de las guerras de independencia, la sociedad que emergía del mundo colonial sufrió un proceso de ruralización y militarización que favorecería el surgimiento del caudillismo. La atracción ejercida por la figura del caudillo rural ha entorpecido el estudio del estado provincial autónomo de la primera mitad del siglo XIX, cuyos esfuerzos por afirmarse en el orden interno y en el interprovincial no siempre ni necesariamente transcurren a través del caudillismo. (Chiaramonte, 1986)
Causas
Las causas de la llegada del caudillismo principalmente fueron la ausencia de consenso político y las teorías de gobierno utópicas de los aristócratas. Para acceder al poder, los caudillos se rebelaban aliándose con militares, deponían al gobernante actual, disolvían el Congreso y se auto proclamaban presidentes provisionales. Después de un corto plazo se elegía un nuevo congreso y se convocaba a elecciones presidenciales. En las elecciones salía elegido el caudillo que había presidido anteriormente la revolución y deposición del antiguo gobernante o diputados.
Los principales partidarios de los caudillos, aparte de sus hombres de armas de confianza, fueron los miembros de las clases enriquecidas. Así, estos aseguraban un flujo de dinero para el Estado del caudillo de turno y este se comprometía a darles beneficios.
El caudillismo se desarrolló principalmente en México pero no completamente ya que sufrió ciertos detalles a partir de su desarrollo que no fueron siempre positivos (donde hubo una gran cantidad de presidentes militares en 50 años); en Chile con el gobierno de José Miguel Carrera a comienzos de la república; en Perú, donde hubo tres grandes «periodos de militarismo»: a los inicios de la república, durante la reconstrucción nacional después de la guerra con Chile, y tras el oncenio de Leguía; en Argentina con el gobierno de Juan Manuel de Rosas; en Colombia con el gobierno de Pedro Alcántara Herrán que promovió a la vez la constitución de 1843; y también en Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela. (Cotés, 2009)
Consecuencias
La inestabilidad política actual es consecuencia de cómo fue organizado el Estado al nacer la vida republicana, sin base nacional, y también debido a los sucesivos años de enfrentamientos políticos presididos por las diferentes facciones que se disputaban el poder en ese entonces. De esta forma, las repúblicas se constituyeron sobre una base inconsistente, sobre un Estado embrionario, desorganizado económicamente, caótico en el orden político y sin planes de gobierno que sigan disciplina y orden. Por esta razón, la democraciano es totalmente efectiva y se realiza un uso inadecuado de las conquistas del liberalismo, en vez de un correcto uso de la libertad.
El orden impuesto por la fuerza dentro del caudillismo ha quedado como herencia. Además, ciertas características “caudillescas” prosiguen hasta la actualidad. El caudillo, que buscaba gloria y poder, intentaba con sus obras ganarse la simpatía de la población y desprestigiar al máximo al anterior gobernante; así, reorganizaba el gobierno a su antojo y consideraba como malo todo lo que el gobernante anterior hubiese hecho. Hoy en día, muchos gobernantes desprestigian aquello gestado por sus antecesores y lo abandonan, buscando el propio beneficio, o tal vez como una estrategia para su obligada participación en las siguientes elecciones.
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