Texto Narrativo: “Mi compañera y yo”

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Texto Narrativo: “Mi compañera y yo”

“¿Qué nos mueve para realizar algo y sentirnos bien?” Una pregunta bastante profunda y subjetiva que nos hicieron hace un par de semanas en la universidad. Varios contestarían: “mis hermanos”, “mi familia”, “mi gato”; yo como buena estudiante de Ciencias de la comunicación, me levantaría de mi puesto y diría: “La música”. La música es lo que me hace sentir viva, con energía y ganas de moverme. Pero la realidad es otra. “¿Qué me mueve para realizar algo?” -Mi consentida y regalona silla de ruedas. Puede que haya tomado bastante literal la pregunta, pero es la verdad. Tanta es la dependencia de mi silla de ruedas hacia mí, que hay veces que no puedo llevarla a todos lados. Y me da rabia, porque desde que tengo memoria, siempre le he prometido asistir a un concierto o festival musical, como esos que vemos por Youtube.

Mi pobre compañera siempre me pregunta: “¿Por qué no puedo ir? – Porque eres muy grande, y no hay espacio para ti. -le contesto- Las escaleras no te permiten llegar hasta la zona donde el público espera ansiosa a la banda. Y si no son las escaleras, son las tediosas entradas y salidas, donde la multitud de personas no te dejará pasar. Pareciera que le persigue una corrida de toros. Además, los baños de los conciertos pareciera que no supieran que también las sillitas tienen que hacer pipi de vez en cuando.

Y así se mantuvieron mis ganas de llevar a mi compañera a un concierto. ¿Por qué ocurre esto? –me pregunto. La gente cuando me ve por la calle, no se asombra que ande con un par de ruedas a mis costados. Lo encuentra “normal” dentro de los parámetros de que es normal en esta sociedad. “Normal” como saber que por la noche sale la luna y por el día sale el sol. Usar silla de ruedas no es algo de otro planeta. No creo que la gente me vea como una especie de “Transformer” o algo parecido. Y si a gente sabe que el uso de sillas de ruedas es algo que se frecuenta, ¿por qué no hacen nada para cambiar las infraestructuras de los lugares públicos, para la participación de personas en situación de discapacidad? Ya estamos a 2013 y nadie hace nada.

Creí que siempre seria así, hasta que el 2014, el reconocido festival Lollapalooza anunció su anual llegada al Parque O´Higgins, en la región Metropolitana, pero esta vez con un nuevo slogan, que hizo que me paralizara por un segundo. “Lollapalooza para todos”. Rápidamente me puse a averiguar en las redes sociales del festival y efectivamente decía: “Todas las personas, sin importar su condición física, pueden disfrutar de la música”

Y así fue como cumplí mi promesa de llevar a mi compañera a un concierto. La experiencia fue inclusiva, desde el primer momento, cuando me entregaron la pulsera por ser “persona con movilidad reducida”. Con ella pude acceder junto a mi magnífica acompañante a las tarimas de los dos escenarios principales para ver los conciertos. Así me evité de empujones, apretones, choques y todo peligro inminente cuando hay multitudes. Desde ahí puede ver tranquilamente las presentaciones de Café Tacvba, Imagine Dragons, Phoenix, Red Hot Chili Peppers, Anita Tijoux, entre otros.

No todos los escenarios contaban con espacios para personas en situación de discapacidad, pero no me quejo, por que se que irán mejorando cada año.

Me encantó ver tanta inclusión en un solo lugar, fue algo que nunca me hubiera imaginado que pasaría, menos en un evento de música, ya que se estigmatiza que solo las personas con todos sus “sentidos” pueden asistir sin problema. Y se declaró que no es verdad, a tal punto que hasta personas en situación de discapacidad

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