Yo, psicópata. Diario de un asesino

Yo, psicópata. Diario de un asesino

El personaje principal se jacta de ser un Dios que viene a este mundo a liberar a las personas de las vidas que él considera miserable o que no tienen porque vivir ya que al no ser igual que él no tiene caso que sigan con vida.

Ante sus ojos todos son inferiores, personas quienes no merecen ni siquiera verlo o hablarle ya que no poseen del intelecto o belleza que él dice tener. Sin embargo, en una parte describe que podría dejar vivir a alguien que se le asemeje ya que no sería un desperdicio de oxígeno para el mundo.

Al matar gente el siente que le está haciendo un favor al mundo, siente que está depurando el ambiente de individuos dañinos o bien que los libera del sufrimiento diario que viven al realizar un estilo de vida que él considera inapropiado o sin sentido.

La manera en la que comete los asesinatos realmente son al azar, sin una planeación previa, ya que la mayor parte del tiempo está cediendo a los impulsos y a su ideal, si bien son improvisados la mayoría siempre procura el no dejar ningún rastro importante, tampoco deja que la sangre de las victimas lo manchen (al inicio).

Estaba concentrado, tenía una misión que estaba cumpliendo sin problema alguno, tuvo el descuido de dejar entrever que tenía relaciones directas con las víctimas.

Si bien el inicio puede considerarse tedioso gracias al monólogo infinito de Carlos sobre lo que piensa de la sociedad, describiendo y expresándose de estos en aspectos que la mayoría vivimos día a día donde el lector de cierta manera se puede identificar con el cómo el tener que lidiar con gente molesta en el trabajo, el transporte público o en lugares de recreación.

Podemos catalogar a Carlos como un psicópata carismático ya que al contrario de lo que decían de él en las noticias de la ciudad sobre que era una persona solitaria, que no trabajaba, con una personalidad que pasaba de largo podemos ver que Carlos era sumamente atractivo en su entorno ya sea el laboral puesto con al desenvolverse con sus compañeros de trabajo generaba confianza y una relación amena a la vista de los demás, así como con las mujeres que eran a las que seducía sin esfuerzo ya que era considerado atractivo pues tenía una capacidad para tratar a las mujeres que en ningún momento se le negaron ya que por su actitud nunca se llegaron a pensar que era el que iba a acabar con sus vidas.

Los primeros 25 días podríamos decir que cumplió con su cometido y tenía intenciones de no abandonar su propósito a pesar de tener la sospecha por parte del policía que investigaba el caso de Lorena, eso lo hizo ser más cuidadoso. A pesar de no poder sentir remordimiento actuó muy bien durante los días del supuesto duelo por la muerte de su novia.

Durante ese tiempo tampoco tuvo problema alguno para satisfacer sus necesidades sexuales, los que le dieron la oportunidad de cometer su cometido sin embargo al sentir que se había equivocado con su última víctima pauso su serie de ataques, cosa que lo empezó a preocupar donde ya se le empezaba a notar.

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