Definirse a uno mismo, puede que se torne como una tarea complicada, ahora bien, si añadimos el hecho de intentar descifrar cada una de las características dominantes de nuestra personalidad, se acumula el grado de complejidad que carga cada una de esta

Definirse a uno mismo, puede que se torne como una tarea complicada, ahora bien, si añadimos el hecho de intentar descifrar cada una de las características dominantes de nuestra personalidad, se acumula el grado de complejidad que carga cada una de estas.

Además, para la mayoría de las personas no es de buen agrado el cosechar información que nos revelará nuestro verdadero yo, se presenta la existencia del miedo, la incertidumbre, la duda, entre varios sentimientos más que nos llevarán a diferentes cuestionamientos: ¿Y si no soy como verdaderamente me hubiese gustado ser o como hasta la fecha creo que soy? ¿Qué va a pasar si descubro aspectos que para mi persona no me apetece tener? En fin, se necesita una alta concentración de valor circulando por nuestras venas, para poder hacer un autoconcepto y estar preparado para enfrentar el resultado, ya sea exquisito y placentero o infinitamente doloroso.

Sin estar seguro que al final mantendré mi satisfacción por lo que he logrado encapsular en lo que ahora considero mi personalidad. Aquí comienzo, entonces, la descripción del que creo que soy.

Iniciemos por la apariencia física, a pesar de tener cierto grado de comedor compulsivo, mantengo un peso de 65.1 kg, y le atribuyo este superpoder a mi metabolismo de rápida acción. De la plata de los pies al borde más alto de mi cabeza, hay una distancia de 1.74 mts.

He heredado y desarrollado más rasgos de apariencia por parte de mi padre, que de los genes homogaméticos de mi madre, ojos color café oscuro, la ceja muy bien poblada, una frente relativamente pequeña, ayudada por la gran cantidad de cabello en mi piel craneana. No sé cuáles sean los puntos de avaluación para una nariz, pero diré que la mía es “normal”, los labios debajo de esta, son labios bien definidos, incluso más definidos que la mayoría de mis compañeras de salón.

El tono general de mi piel parece un duvalín, de los pectorales, en la parte anterior, y los omoplatos, por la posterior, es donde está la mejor unificación de color, pero a partir de medio brazo hasta la puna de los dedos, oscurece, y en el cuello y la cara, incrementa un punto más el grado de oscuridad.

Para terminar con esta parte mencionaré algo que me ha valido varias burlas por parte de mis amigos. En el antebrazo de ambas manos, en las piernas y muslos, área genital, parte inferior del abdomen y como ya lo había comentado, parte cutánea de la ceja y el cráneo, todas esas partes con pelo, vello, como le quieran llamar, de forma abundante, mientras que en la parte de la barba y el bigote ¿qué?, ¡Nada! Pero mi padre dice que en unos años más harán acto de presencia, por lo pronto, a mantener viva la esperanza en esas palabras de mi padre.

Pasemos al segundo punto, como soy en lo psicológico. He creado una madurez capaz de enfrentar situaciones difíciles con la importancia que es debida, mis emociones la mayoría de las veces me cuesta manifestarlas física o verbalmente, me inclino más por reprimirlas frente a los demás y atenderlas de forma personal y privada.

Más de la mitad del tiempo que permanezco despierto en el día, lo paso de buen humor, alegre, feliz, imperativo, pero llega ese momento en el que quiero saber nada de nadie, en el que el más tenue de los suspiros del viento o la primera fracción de la primera palabra que emiten las cuerdas vocales de una persona, son muy irritantes, intentaré manejar eso.

Mi forma de pensar es muy basta, respeto lo que piensen los demás y es difícil que me sorprenda de algo que hace o dice alguien, estoy consciente de que cada ser pluricelular con capacidad de pensar y razonar es un mundo diferente y así como podemos compartir varios gustos hacia lo mismo, podemos ser tan diferentes como una roca del mar, comparada con una roca montañosa.

También, he defendido mi postura a ser sincero y honesto, antes decía lo que pensaba

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