Alejandro Magno

Historia de Alejandro magno

Nacimiento y procedencia:

Alejandro Magno nació en el año 356 a. C en Pella y murió en el 323 a. C. Fue el rey de Macedonia desde el 336 a. C hasta su muerte; él encabezo el imperio Macedónico tras la muerte de su padre Filipo II, el cual fue asesinado y puso los cimientos de la política expansionista en Alejandro. Su madre era Olimpia de Epiro, nació en el 375 a. C y murió en el 315 a. C.

Educación y juventud de Alejandro:

Su educación fue inicialmente dirigida por Leónida, un austero y estricto maestro macedónico que daba clases a los hijos de la más alta nobleza que lo inicio en la ejercitación corporal pero también se encargo de su educación, Lisímaco, un profesor de letras bastante más amable y que se gano el cariño de Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo. Luego, desde los 13 a los 16 años tuvo como preceptor a Aristóteles, el gran pensador, que sería su maestro en un retiro de la ciudad Macedonia de Mieza, situado en las aproximaciones de Pella, donde estudio todas las disciplinas que en su tiempo se conocían (política, elocuencia y la historia natural) y manifestó una gran devoción por los ejercicios atléticos, sin embargo, sus preferencias eran los libros: Sabía de memoria los poemas homéricos y todas las noches colocaba Ilíada debajo de su cama.

En el año 340 a. C su padre lo asocio a tareas del gobierno nombrándolo regente, a pesar de su juventud. En el año 338 a. C dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea, siendo nombrado gobernador de Tracia. Desde pequeño Alejandro demostró las características más destacadas de su personalidad: activo, enérgico, sensible y ambicioso. Es por eso que, a pesar de tener solo 16 años se vio obligado a repeler una insurrección armada.

Le gustó el arte de la guerra y se distinguió como jinete: Filipo ll había comprado un caballo (Bucéfalo) al que nadie podía ni montar ni domar. Alejandro, aun siendo niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra y lo montó dirigiendo su vista hacia el sol, domándolo. Tras domar a Bucéfalo, su padre le dijo: “búscate otro reino hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti”. Así fue que Alejandro, a los 20 años, comenzó una expedición de conquista al imperio Persa.

Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono, hizo que Alejandro se enemistara con Filipo. Es famosa la anécdota de cómo en la celebración de la boda el nuevo suegro de Filipo rogo porque el matrimonio diera un heredero legitimo al rey, en alusión a que la madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo, siendo macedonia, daría a luz a un heredero totalmente macedonio; y no mitad macedonio mitad epirota como Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara este ultimo de la sucesión. Alejandro se enfureció y le lanzo una copa, espetándole: “y yo ¿Qué soy? ¿Un bastardo?”. En ese momento Filipo, se acerco a poner orden, pero debido a su estado de embriaguez se tropezó y cayó al suelo, lo que hizo que Alejandro se burlara de él: “quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un lecho al otro sin caerse”. La historia le valió la ira de su padre por lo que Alejandro tuvo que irse a Epiro junto con su madre sin embargo Filipo terminaría por perdonarlo.

Los primeros comienzos:

En el año 336 a. C Filipo fue asesinado por Pausanias, un capitán de su guardia. Alejandro heredó Macedonia, con tan solo 20 años, como resultado de una conspiración que es atribuida generalmente a una historia amorosa de Filipo pero que se sospecha pudo ser planeada por Olimpia madre de Alejandro, o por los persas. Macedonia aun tenía territorios todavía frágiles que contenían pueblos al acecho de su liberación. Alejandro se encontró con un país radicalmente distinto, ya que Macedonia había pasado de ser un reino fronterizo pobre y desdeñado por los griegos a un territorio que se consideraba como parte de la Hélade y un poderoso estado militar de fronteras consolidadas con un ejército experimentado, que dominaba indirectamente a Grecia a través de la liga de Corinto.

Demóstenes se burlaba de este porque, a causa de su edad, le parecía inofensivo. Alejandro demostró rápidamente su destreza militar atravesando Tesalia para someterla nuevamente y acto seguido venció a los griegos tomando y destruyendo Tebas y, obligando a Atenas a reconocer su supremacía; consolidando así la hegemonía macedónica y disponiéndose a cumplir su siguiente proyecto: conquistar el Imperio Persa

Medios y proyectos:

Alejandro Magno tuvo en herencia un ejército de primera clase, al que solo tuvo que perfeccionar. Para manejar este ejército estaba ayudado por los veteranos de su padre, generales con experiencia. Lo único que faltaba era dinero, puesto que, Filipo ll le había dejado importantes deudas. Los proyectos de Alejandro Magno era completar la obra iniciada por su padre y vengar a griegos y macedonios.

La conquista de Persia

Alejandro cruzo el Helesponto hacia Asia menor, pretendiendo seguir los planes de su padre de liberar a los 10 mil griegos que se encontraban bajo dominio persa. Hizo una breve parada en Troya, donde honro la tumba de su héroe Aquiles. En la primera contienda que se libro en territorio Asiático, los sátrapas le hicieron frente con un ejército de 40 mil hombres comandados por el astuto Memnon de Rodas y compuesto en su mayor parte por griegos mercenarios, pero el ejercito persa ofreció una débil resistencia y fue vencido. En este combate Alejandro estuvo cerca de la muerte, pues un persa trato de asesinarlo por la espalda, pero uno de los hombres de confianza de Filipo, de un sablazo le amputo la mano al agresor. Las ciudades griegas de la costa se entregaron ya sea por miedo o por querer ser liberadas.

A finales del 334 a. C decidió pasar el invierno en Gordión, antigua capital de Frigia. Allí se encontraba un famoso carro real sujeto a un nudo muy complicado de deshacer; el cual según el Oráculo de Gordión, quien supiera deshacerlo conquistaría Asia. No se sabe si Alejandro desató el nudo pacientemente o si lo partió con su espada, en cualquier caso, la tormenta que siguió al hecho se interpretó como un claro signo de que Zeus daba

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