BIOGRAFIA ADOLF HITLER
64521329 de Septiembre de 2014
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Adolf Hitler
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La Primera Guerra Mundial había dejado una Alemania derrotada política y económicamente, en un frustrado proceso por implantar la democracia liberal que reemplazara anteriores monarquías. Ello, unido al arraigo de su tradición militar y del nacionalismo romántico según el cual el Estado era la encarnación del espíritu del pueblo, así como ciertos hábitos autoritarios de la sociedad alemana, constituía un excelente caldo de cultivo para cualquier nacionalsocialismo, tan en boga en la época.
Adolf Hitler añadió con maestría el elemento del racismo para formar la mezcla explosiva y paranoica que galvanizaría a toda una nación. Consiguió el apoyo de un ejército herido en su honor; de los industriales enfrentados a los sindicatos y al temor de la ideología marxista; de una frustrada clase media y del proletariado «víctima de los sindicatos y de los partidos políticos». Supo concitar en todos el odio a los judíos, como elemento cohesionador, y proponerles la superioridad de la raza aria como única válida para dominar el mundo.
Adolf Hitler
Su obra Mein Kampf (Mi lucha) se convirtió en evangelio de masas, sin ser tratado de política, y en libro santo de la vida e ideas del jefe supremo, sin ser ninguna confesión del autor, a pesar del título. Según lo expuesto en él, la raza aria es superior por naturaleza; el Estado es la unidad de «sangre y suelo»; el Fürher es la encarnación del Estado y por tanto del pueblo... Nada nuevo. Pero sí el arma más eficaz para la más cruel derrota del pueblo que la utilizó, el mayor genocidio de la historia y la destrucción de Europa.
Lazos de sangre
La búsqueda de unos antecedentes familiares que pudieran justificar el desequilibrio de Hitler indujo a la construcción de diversas historias acerca de sus orígenes. La oscuridad de los pocos datos reales y la escasa fiabilidad de algunos de los vertidos por él en su libro Mein Kampf, contribuyeron a suscitarlas. Así, se ha especulado sobre el posible alcoholismo de su padre, sobre que éste murió confinado en un manicomio, o que su madre fue una prostituta y tuvo un abuelo judío. Ninguna de estas hipótesis ha podido probarse y sólo se puede afirmar con absoluta certeza que Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau del Inn, pueblo fronterizo de la Alta Austria, y que fue el tercer hijo de un matrimonio formado por el inspector de aduanas Alois Hitler y su tercera esposa, Klara Pólzl.
Se supone que su abuelo fue Johann-Georg Hiedler, molinero de la Baja Austria que en 1842 se casó con una campesina, Maria Anna Schicklgruber, quien ya tenía un hijo natural de cinco años, Alois, cuyo padre no era otro, al parecer, que el propio Hiedler, aunque no le dio su apellido. Casi cuarenta años más tarde, en 1876, Johann-Nepomuk Hiedler, hermano del anterior, se presentó con Alois ante el párroco de Dóllersheim y le pidió que borrase del registro la palabra «ilegítimo» y lo inscribiera como Alois Hiedler por deseo expreso del padre. Johann-Georg llevaba veinte años enterrado y su madre treinta, pero el cura accedió. Alois, al año siguiente de su legitimación, cambió su apellido Hiedler, de origen checo, por el de Hitler, de grafía similar a su fonética.
Alois Hitler había ingresado a los dieciocho años en el Servicio Imperial de Aduanas y hasta 1895 trabajó como oficial en distintos pueblos de la frontera austrobávara. Había contraído matrimonio con Anna Glass en 1864, mucho mayor que él, que murió sin descendencia en 1883. Un mes después se casaba con Franziska Matzelberger, quien ya le había dado un hijo, Alois, y tres meses después de la boda le dio una hija, Angela, la única con quien Adolf había de mantener relación durante toda su vida, y de cuya hija Geli Raubal llegó a enamorarse. Esta segunda esposa fallecía también poco más tarde de una tuberculosis. En enero de 1885 Alois se casó con Klara Pólzl, en terceras nupcias. En mayo nacía Gustav. Tanto éste como una hija nacida en 1887 murieron en su infancia. En 1889 nacía Adolf y más tarde Paula.
Adolf Hitler tenía seis años cuando su padre se jubiló. La familia dejó entonces Passau, su último destino, se mudó a Hafeld-am-Traun, luego a Lambach y por último compraron una casa en Leonding, aldea en las afueras de Linz. Allí pasaría Hitler su infancia y por ese motivo es considerada la «ciudad natal del Führer» y por lo tanto centro de peregrinación nazi. Su padre murió el 3 de enero de 1903 dejando una pensión a su viuda. Dos años después su madre vendió la casa por diez mil coronas y se establecieron en Linz.
Un joven Hitler
En el verano de 1905 Adolf concluye sus estudios por obligación, pues su mediocre rendimiento en la Realschule le había valido la expulsión sin conseguir título alguno. Cuando su madre murió, en 1907, se trasladó a Viena con el dinero de la herencia. Dibujaba por afición y esperaba convertirse en un pintor académico. Se inscribió para las pruebas de acceso en la Academia de Artes Plásticas, pero fracasó en el examen de ingreso. Al año siguiente reunió la mayor cantidad de sus dibujos y volvió a la academia, pero la institución, tras observarlos, esta vez ni siquiera lo admitió a examen.
Fue entonces, a finales del año 1908, cuando entró en contacto con el antisemitismo mediante las teorías de Liebenfels. En ellas se vislumbra ya el germen de su ideología posterior: Liebenfels llamaba Arioheroiker ('héroes arios') a la raza rubia de los señores y los enfrentaba a los seres inferiores, los Affingen ('simiescos'), para concluir que la necesidad de diezmar a estos últimos era biológicamente justificada, pues acabaría con el engendro del mestizaje.
Durante todo el año siguiente Hitler consumió cantidades de esos panfletos racistas. Ya entonces vivía miserablemente, había agotado su herencia y no trabajaba; se alojaba en una residencia para hombres indigentes y pasaba hambre en sus vagabundeos por Viena. Además, no se presentó a los reiterados llamamientos para cumplir el servicio militar y, a los veinticuatro años -edad a la que cesaba la obligación de ingresar a filas-, cruzó la frontera alemana, instalándose en Munich.
El germen
Las autoridades austríacas averiguaron su paradero y le obligaron a comparecer en su consulado en Munich y luego ante la comisión de reclutamiento de Salzburgo. Allí, dado su débil estado físico, fue declarado no apto e inútil para la milicia. El 16 de agosto de 1914 se presentó como voluntario al ejército alemán: la Primera Guerra Mundial había comenzado. Herido y gaseado en el frente, fue condecorado con sendas cruces de hierro al mérito militar de segunda y de primera clase, honor este último muy raro para un sargento, como él era.
Hitler aclamado por la multitud
Según testimonios, fue un soldado valiente y se ganó pronto la simpatía de sus superiores gracias a su marcado antisemitismo. Fue nombrado oficial de propaganda del Reichswehr, el ejército regular, y se dedicó a predicar el ideal nacionalista y la lucha contra los bolcheviques entre sus camaradas, dando numerosas conferencias. El 12 de septiembre de 1919 fue comisionado a asistir a una asamblea del incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) con el objeto de recabar información sobre dicha asociación. Hitler intercambió impresiones con el presidente del DAP, Anton Drexler, y todo habría terminado allí, quizá, si no hubiese recibido poco después una tarjeta postal en que la dirección del partido (entonces no contaba con más de cincuenta afiliados) le comunicaba su ingreso en el mismo.
En marzo del año siguiente abandonó la milicia para dedicarse por entero a su actividad política; fue entonces cuando el partido añadió a su denominación Nacionalsocialista, convirtiéndose en el Nationalsozialistische Deutsche Arbei-terpartei (de cuya abreviatura surgiría la palabra nazi), y Hitler se convirtió en su jefe de propaganda. Como tal consiguió reclutar a personajes destacados de la sociedad muniquesa, esencialmente nacionalistas y, en menor medida, a trabajadores, cuyo número fue disminuyendo a medida que el NSDAP se engrandecía, y él se hacía con la presidencia, tras eliminar a Drexler.
En noviembre de 1923, siguiendo el ejemplo de Mussolini en Italia, intentó un golpe de estado, conocido como el putsch de 1923. Los dos cabecillas de la intentona, Hitler y Ludendorff, fueron detenidos y juzgados; su fracaso le valió una condena de cinco años de prisión, de los que sólo cumplió nueve meses debido a la presión de sus camaradas. De esa estancia en la prisión de Landsberg surgió la primera redacción de Mein Kampf, dictada a Rudolf Hess.
Hitler y Ludendorff, protagonistas del putsch
La crisis económica de 1929 permitió al partido nazi un desarrollo más que considerable. En 1932 se presentó a las elecciones presidenciales, y si bien fue derrotado, obtuvo trece millones y medio de votos. En enero de 1933 ocupó la cancillería con el conservador Von Papen. Hitler disolvió el parlamento, inició una campaña financiada por los magnates del Ruhr (Von Thyssen, Otto Wolff, Voegeler) marcada por la violencia de las Schutz Staffel, las SS, la policía militarizada del partido nazi, y el incendio del Reichstag de Berlín, el 27 de febrero, hecho que utilizó en su favor atribuyendo su autoría a la subversión comunista y que le dio pie para instituir
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