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Biografía de Adolfo Hitler, de sus ideas


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  Biografías  •  1.809 Palabras (8 Páginas)  •  239 Visitas

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Adolfo Hitler era un ser que, lo mismo que el movimiento Nazi al que representaba, apareció en el momento justo, cuando en Alemania todas la circunstancias se presentaban a favor de aquel tipo de convulsión. Era una persona físicamente bastante ordinario e impersonal, en el que lo único digno de destacar eran sus ojos, sumamente expresivos, que comunicaban a todo su rostro la movilidad necesaria para hacerlo cambiar constantemente de aspecto. Fue un orador excepcional, creador del prefacio <<Mein Kampf>> que cambio la vida de los alemanes haciéndolo caer en el poder de Hitler con solo hacer que hasta lo ilegal, con sus palabras, se hiciera legal para ellos. El deber de esta propaganda era conquista hombres para la organización y derribar la situación existente de esa época por medio de una nueva doctrina, el de la nueva organización luchar por la conquista del poder para asegurar el éxito de dicha doctrina.

BIOGRAFÍA:

Nació Adolfo Hitler en una hospedería del poblado de Braunau, cerca de la frontera de Austria el 20 de abril de 1889. Su padre, Alois Hitler, 23 años mayor que su madre, Clara Pölzl, había estado casado ya antes; sus anteriores mujeres, Ana Glass, la primera, y Franzisca Matzelberger, la segunda, le habían dejado viuda, lo cual le permitió casarse con Clara a la que él, a su vez dejó viuda en 1903. Al año siguiente de la muerte de su padre, Adolfo abandonó el Linz Realschule pasando a otra escuela en Steyr debido a que sus puntuaciones en el primer colegio eran en extremo deficientes, finalizando sus estudios a los 16 años con resultados un tanto mediocres, ya que ni el clásico certificado escolar recibió. Detalle que lo tuvo un tanto traumatizado a lo largo de su vida, pues, mientras por una parte buscaba continuas autojustificaciones, por otra parte se jactaba de menospreciar a los caballeros avalados de diplomas y títulos universitarios.

Al abandonar Hitler el colegio, su madre vendió la casa en que habían vivido hasta entonces, en Leonding, y se trasladó a un piso más pequeño en Linz, Urfahr. Durante ese tiempo, Hitler, totalmente ajeno a cualquier proyecto realista, se dedicó a soñar fantasías con su amigo, August Kubizek, y a vivir en casa a expensas de su madre.

En 1906, y como consecuencia de una visita que hizo a Viena a finales de la primavera, le acometieron un irresistible deseo de ingresar a la Academia de Bellas Artes de aquella ciudad. Y desde entonces hasta el otoño del año siguiente, se dedicó a luchar por la por la consecución de sus deseos, para lo que, hubo de vencer la resistencia de su madre. Y así, en octubre de 1907 marcho por segunda vez a Viena, henchido de esperanzas… que resultaron fallidas, pues no fue admitido al ser rechazada su prueba de dibujo.

Esta derrota supuso para el un duro golpe; pero, aunque fue aconsejado en el sentido de que probase en el campo de la arquitectura, no abandonó su primera idea y se quedo en Viena (de donde únicamente se movió para asistir en Linz a los funerales de su madre en diciembre de 1907) para intentarlo una segunda vez, que resulto tan negativa como la primera. Añadiendo a este fracaso la circunstancia de carecer de certificado de estudios superiores, lo que le impedía también el acceso a la Escuela de Arquitectura, Adolfo, lleno de desaliento, se perdió en la bruma vienesa, donde permaneció de 1909 a 1913. Acerca de esta insegura época de su juventud poco podemos decir, aparte de que en el transcurso de estos años se le termino la pensión de huérfano que le quedara a la muerte de su madre, y que algunas veces recibía ayuda monetaria de su tía Johanna Pölzl.

Si analizamos sus propias impresiones sobre aquellos años en Viena, no llegaremos a ninguna conclusión, ya que, mientras que unas veces habla de ellos como de un periodo duro y lleno de privaciones, otra segura de su posición había mejorado mucho en poco tiempo. Lo cierto, a juzgar por los testimonios que de aquella época existen, es que su situación era tan crítica que a finales de 1909 se vio obligado a abandonar la habitación en que vivía, por no disponer del dinero que costaba su alquiler. Y anduvo varios días deambulando por los parques públicos, en cuyos bancos pasaba la noche, hasta que tuvo suerte de encontrar una cama en un dormitorio publico; y, algo mas tarde pudo mudarse a una residencia de varones en Medelmannstrasse, cerca del Danubio, en compañía de un hombre, Reinhold Hanisch, a quien conociera en el anterior asilo y con el que se unió para buscar los distintos trabajos en que ambos anduvieron hasta llegar finalmente al acuerdo de que Hitler se dedicaría a pintar escenas vienesas y Hanisch trataría de venderlas. De este modo sobrevivieron una temporada al final de la cual se separaron, ya que Adolfo, en un momento dado, opino que su compañero de avatares le estafaba, por lo que le denuncio. De resultas, Hanisch paso una semana en la cárcel, y Adolfo se convirtió en su propio marchante.

Según el conjunto de opiniones de quienes le trataron en aquellos tiempos, Hitler, a sus 21 años, era un tipo de rostro huesudo y famélico, con ojos saltones que su chupada faz, medio oculta por una barba negra, hacia mas grandes. El pelo, grasiento y lacio, le caía sobre el cuello. Era apático e indolente; como, además, no poseía los vicios comunes, mas que vivir parecía vegetar, pues el trabajo continuado no se venia con su carácter. Sin embargo, a menudo salía de su apatía para discutir de política que, al parecer, era el único temas que le hacia vibrar hasta el punto de que algunas personas no le soportaban

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