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Baldomero Lillo


Enviado por   •  9 de Abril de 2013  •  1.100 Palabras (5 Páginas)  •  486 Visitas

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Los personajes retratados en Sub terra, sin idealizaciones, en una misma situación colectiva, xhiben rasgos individuales diferenciados que abarcan el total del espectro etario, la presencia de ambos sexos; la relación conflictiva del elemento obrero con los representantes del engranaje empresarial, y las contradicciones dentro del propio grupo de trabajadores. Lillo integra esas existencias humanas a una estructura narrativa fragmentada en siete episodios que articulan una visión global de las faenas de la industria minera de comienzos de siglo XX.

La instalación del decorado en una región carbonífera alejada de la capital revela el designio de Baldomero Lillo de laborar la veta desechada por la corriente dominante del modernismo.

El contraste de Baldomero Lillo con esa visión es absoluto. En siete cuentos ambientados en Lota, no hay una línea sobre el parque, casi como no hubiera convivido en la misma ciudad con esa joya

paisajística, atribuible a la índole de ese espacio privado, de sociabilidad restringida a sus ropietarios y al círculo de sus relaciones sociales. Esta ceguera estética ante un elemento urbano de esta gnitud en un escritor dotado de indesmentible pericia descriptiva parece encubrir un propósito deliberado. Sugiere un síntoma de la reacción de los círculos literarios de la juventud local de la que forman arte la actitud ante el problema mapuche y la nueva orientación de sus organismos de sociabilidad ltural.

Siete de los ocho cuentos de la primera edición de Sub terra enfocan al personaje colectivo que se extenúa en los túneles del carbón. Los inválidos, La compuerta n° 12, El grisú , El pago, El chiflón del

diablo, El pozo y Juan Fariña constituyen una unidad que se abre con un episodio de destrucción del ser humano por la mina y se cierra con la destrucción de la mina por un ser humano. Los Inválidos abre el volumen. Compara el destino de los mineros viejos con el de los caballos inútiles extraídos de las galerías para morir, sorprendente distanciamiento respecto del bestiario modernista en boga. La elección del caballo en la tipología de símbolos es, además, expresión de los signos del apocalipsis (Durand 2004: 799). La ratifica el "caballo oscuro" que hace pesar su amenaza sobre el destino del personaje infantil en La Compuerta n° 12 (Lillo 1904: 116). Lillo realza, así, por oposición, la conciencia de clase embrionaria en el discurso de rebeldía del obrero 20. El Grisú y El Chiflón del diablo sumergen al lector en el terror de las catástrofes subterráneas, agravadas por el despotismo del engranaje de mandos técnicos y administrativos. El pago dramatiza la despiadada ceremonia mensual de ajuste económico de la Empresa con su personal obrero. A través del enfrentamiento pasional entre dos jóvenes galanes por el amor de la hija de un minero, El pozo explora la violencia que, al margen de la solidaridad, puede corroer las relaciones humanas en ese microcosmos regido por una ley de constante humillación. Juan Fariña, el último cuento de la secuencia, completa el orden intencionado del libro.

Caza mayor, el último relato de Sub terra, rompe en apariencia la unidad que va de Los inválidos a Juan Fariña. Calificado a veces erradamente de humorístico, abandona la ambientación en el espacio de la mina y escudriña en el campesino la internalización del terror ante una dominación análoga a la que se ejerce sobre los mineros del carbón

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