Biografia De Francis Bacon
BarbieFerreira15 de Octubre de 2012
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La época del renacimiento fue una de las épocas menos dotadas de espíritu crítico que haya conocido el mundo. Es la época de la más burda y profunda superstición, una época en la que la creencia en la magia y en la brujería se propagó de manera prodigiosa y estuvo infinitamente más extendida que en la Edad Media , es tanto así que la astrología jugaba un papel mucho mayor que la astronomía , y los astrólogos ocupaban cargos oficiales junto a los soberanos. Prueba de esto es también la producción literaria de la época: son las demonologías y los libros de magia lo que se lee por todas partes.
La magia y las ciencias ocultas en la Edad Media partían de la creencia de que existían de forma omnipresente fuerzas espirituales malignas o benéficas de carácter sobrenatural. El hombre del Renacimiento , sin embargo, parte de a idea de que el universo es un universo animado y de que todas las fuerzas de la naturaleza son semejantes. El hombre y la naturaleza están dominados por las mismas fuerzas y entre todos los elementos del cosmos existe una conexión que unifica sus diversos aspectos.
La astrología era, por tanto, la ciencia que al intentar investigar los astros estudiaba la influencia de éstos sobre los hombres. La alquimia, por su parte, pretendía explicar el poder que ejercían ciertas sustancias sobre los hombres y los objetos. La magia y la alquimia intentaban dotar al ser humano de un poder que le permitiera dominar los acontecimientos y las fuerzas que animaban toda la naturaleza. El mago reconocía estar dominado por dichas fuerzas, al igual que todos los demás seres animados, pero creía ser capaz de controlarlas y plegarlas a sus propios deseos. De esta forma las ciencias ocultas se presentaban como técnicas de control y dominio del universo , anticipando así la idea de dominio del hombre sobre la naturaleza propia de la mentalidad moderna posterior.
¿Cómo podemos explicar estas creencias mágicas, astrológicas y alquimistas en el Renacimiento ? Primero hay que aclarar, a la luz de Alexandre Koyré, que la inspiración del Renacimiento no fue una inspiración científica. El ideal de civilización de la época que se llama precisamente "Renacimiento de las letras y de las artes", no es de ningún modo un ideal de ciencia , sino un ideal de retórica, en el que la técnica de la demostración de la lógica clásica es sustituida por una técnica de la persuasión.
Alexandre Koyré explica la credulidad y la falta de espíritu crítico del Renacimiento, como consecuencias de algo que es determinante para la época: la destrucción del sistema aristotélico. Efectivamente, después de haber destruido la física , la metafísica y la ontología aristotélicas, el Renacimiento se encontró sin física y sin ontología , es decir, sin posibilidad de decidir con anticipación si algo es posible o no. Es así como no hay ningún criterio que permita decidir si la información que se recibe de tal o cual hecho es verdadera o no. De esto resulta una credulidad sin límites .
Partiendo de que el hombre es un animal crédulo por naturaleza, se entiende lo normal que es creer en el testimonio, sobre todo cuando viene del pasado. Así, en el Renacimiento nada está establecido de un modo más seguro que la existencia del demonio y de las brujas; mientras no se sepa que la acción de las brujas y de la magia es una cosa absurda, no se tiene ninguna razón para no creer en esos hechos.
Es de esta forma como alexandre Koyré resume en una frase la mentalidad del renacimiento: "Todo es posible". El hecho de que todo sea posible en el Renacimiento se debe, como ya hemos dicho, a la destrucción de la ontología medieval, de la ontología aristotélica, quedando lanzado o reducido a una ontología mágica.
Con la destrucción de la síntesis aristotélica, la ciencia se ve en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza. La lógica de Aristóteles , base hasta entonces de las ciencias, ha de ser remplazada por una nueva lógica. A Francis Bacon se le suele considerar el fundador de la filosofía moderna en su tendencia empírica y el padre de la moderna investigación científica , y es a quien la historia le ha atribuido la nueva lógica de la ciencia . Para hacer entonces un somero estudio sobre esto, comenzaremos por aclarar quién fue Francis Bacon.
La vida de Francis Bacon (1561-1626), estadista, filósofo y literato, ofrece un conjunto de contradicciones si se le considera en esas tres facetas de su actuación.
Como estadista, Francis Bacon alcanzó los puestos más altos en la gobernación de Inglaterra, pero si en conseguirlos desplegó su capacidad intelectual no intervino menos su capacidad para la intriga, su deslealtad para con los amigos y su inmensa ambición. Precisamente su actuación en la vida pública inglesa ha perjudicado su reputación en sus otros aspectos de filósofo y escritor y a nadie, mejor que a él, se le puede aplicar lo del moralista que no sigue sus propios consejos.
Su conducta con respecto al conde de Essex, del que era amigo íntimo, consejero privado y protegido, tiene difícil justificación. Al conde de Essex se le acusaba de delitos de traición a la corona, y puesto que su culpabilidad era reconocida sólo se tenía que discutir su mayor o menor culpabilidad, pero Bacon figuró entre los acusadores y redactó personalmente, por encargo de la reina, una vehemente acusación contra Essex. Tal vez como abogado no faltó a su deber, pero también el deber de la amistad y de la lealtad le debió obligar a que buscara la forma de abstenerse de semejante acusación. Pero la oportunidad política de conquistar el favor de la reina, su ambición, le impulsaron a obrar sin detenerse en escrúpulos sentimentales ni de lealtad hacia el amigo y protector.
Más de la mitad de su vida Bacon pasó tratando de alcanzar lo que su ambición le dictaba. Su turbio proceder no le sirvió para alcanzar el tan ansiado favor de la reina. Cuando ésta murió, Bacon tenía 42 años. el sucesor, Jacobo I, le fue más propicio y con él consiguió los máximos cargos ambicionados. Pero no supo, una vez en la cima como Lord Canciller, ser leal a la confianza depositada en él. Se le acusó de haber cometido en su cargo veintitrés delitos de prevaricación. Bacon se reconoció culpable y apenas pudo, con su defensa, aminorar la gravedad de las inculpaciones. Después de la condena y de la pérdida de todos sus cargos, se retiró a una posesión familiar y se dedicó al estudio y a sus tareas filosóficas y literarias.
La labor de Bacon como literato (encontrada, como es lógico, con su labor filosófica) abarca temas diversos y es importante en la historia de la lengua inglesa. Su prosa concisa, directa y excesivamente económica en las palabras, es una valiosa contribución al aún titubeante idioma inglés de su tiempo.
Su biografía de Enrique VII, independientemente de su veracidad como retrato, es uno de los primeros intentos de dar a las biografías un fondo psicológico para explicar los actos y la personalidad del biografiado. En el ámbito de la literatura, también se le conoce a Bacon por un gran numero de ensayos que abarcan temas muy diversos, desde los proyectos ideales para la construcción de un palacio o la de unos jardines, hasta los aspectos característicos del matrimonio y la soltería, con otros tradicionales sobre la ira, la envidia, la ambición, etc., y muchos otros dedicados a temas políticos y de gobierno.
Pero el lugar que ocupa Bacon en la historia se debe más que todo a su trabajo filosófico, asunto que es el que nos interesa. Como ya habíamos dicho, a Bacon se le suele considerar fundador de la filosofía moderna en su tendencia empírica, y padre de la moderna investigación científica; pero ambas cosas resultan exageradas.
Habíamos mencionado entonces que la destrucción que se opera en el Renacimiento de la ontología aristotélica, y de su filosofía en general, deja como consecuencia una credulidad sin límites, una ontología mágica en la que todo es posible y una cultura poblada de influencias mágicas, astrológicas y alquimistas, y que por consiguiente la ciencia se ve en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza, una nueva lógica ante la abolida lógica aristotélica. La invención de esta nueva lógica es precisamente lo que se le atribuye a Francis Bacon, y lo que le ha hecho memorable.
Para intentar analizar el verdadero aporte de Francis Bacon a la ciencia y a la filosofía, partiremos esencialmente del estudio de su obra más relevante: el Novum Organum, en la que se condensa toda
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