Biografia Manuel Diaz Rodriguez

Manuel Diaz Rodriguez

Escritor, médico, periodista y político. Es considerado por muchos estudiosos como uno de los mayores representantes de la prosa modernista hispanoamericana. Fueron sus padres Juan Díaz Chávez y Dolores Rodríguez, inmigrantes canarios llegados a Caracas en 1842. En 1891 se gradúa como médico en la Universidad Central de Venezuela y viajó a Europa para perfeccionar sus conocimientos científicos. Vivió en París y en Viena, donde se instaló por dos años haciendo desde allí viajes ocasionales a Italia y Constantinopla. Dominó cuatro idiomas y desde su juventud fue un ávido lector, lo que determinó que su inclinación por la literatura se impusiera ante su carrera médica.

En cuanto a su iniciación literaria, la misma data de la última década del siglo XIX cuando viaja por distintos países de Europa entre 1892-1896. En tal sentido, vive en París y en Viena, y realiza visitas ocasionales a Italia. A su regreso a Venezuela en 1896, publica Sensaciones de viaje. Éste, su primer libro, incluye un artículo publicado anteriormente en El Cojo Ilustrado, titulado "Alrededor de Nápoles", en el cual se manifiesta su distanciamiento modernista. Su triunfo como escritor va a ser inmediato ya que obtiene el premio de la Academia Venezolana de la Lengua.

Los primeros años de su vida como escritor son bastante fecundos, pues en 1897 se editan sus textos “Confidencias de psiqui”, con prologo de Pedro Emilio Coll y en 1898 aparece ”De mis romerías”, último libro del ciclo de viajes. También publicados en El Cojo Ilustrado, "Los cuentos de color" son finalmente reunidos en un volumen que aparece en 1899, nueve narraciones que tienen el nombre de un color determinado el cual esta asociado con un estado del alma que constituye la atmósfera de cada cuento. En ese tiempo fue uno de los integrantes de la llamada Generación de 1898 en Venezuela al lado de Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, Pedro César Dominici y César Zumeta.

Ese mismo año se casa en Caracas con Graziella Calcaño y viaja nuevamente a París. En ese momento se ha apartado de la medicina y se dedica por completo a escribir. Publica su primera novela, Ídolos rotos, que es un cuestionamiento del estado social, político y cultural que se vivió en Venezuela en la época de Cipriano Castro, a quien se opone abiertamente. En 1902 publicó su segunda novela “Sangre patricia”, otro retrato donde el ausente muere en el viaje de regreso, sin alcanzar las costas modernas en donde plantea el tema de la guerra civil. Con ella culmina lo que algunos críticos consideran la primera y la mejor etapa de la obra de Díaz Rodríguez.

A raíz de la muerte de su padre, Díaz se hace cargo de la hacienda heredada, situada en los alrededores de Chacao para no quedar en bancarrota. Entre 1903 y 1908 comparte su tiempo entre las labores agrícolas y literarias. Pone fin a su retiro rural con la publicación de Camino de perfección, libro donde expone la realización de su ideal literario: el ajuste perfecto entre la idea y la palabra, el cual trata sobre la vanidad y el orgullo.

Entre sus cargos encontramos que en 1909 entra a dirigir el diario El Progresista y es nombrado vicerrector de la Universidad Central de Venezuela. También Director de Educación Superior y de Bellas Artes en el Ministerio de Instrucción Pública (1911), fue ministro de Relaciones Exteriores (1914), Senador por el estado Bolívar (1915) y ministro de Fomento (1916), es nombrado ministro plenipotenciario de Venezuela en Italia (1919-1923).

En 1921, publica su última novela, Peregrina o el pozo encantado. Fue Presidente del estado Nueva Esparta (1925) y presidente del estado Sucre (1926). Viaja a Nueva York en mayo de 1927 para tratarse una afección en la garganta, muriendo lamentablemente en dicha ciudad el 24 de agosto de ese año.

Sus libros de viajes, el conflicto del desarrollo plasmado en sus novelas, su marcado "estilismo", el hondo psicologismo de su narrativa, introducen a la literatura venezolana de su época un aire de vigencia y universalidad en momentos en que aquélla se encontraba todavía circunscrita al costumbrismo

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