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Carlos Baca Flor


Enviado por   •  30 de Octubre de 2014  •  1.839 Palabras (8 Páginas)  •  328 Visitas

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CARLOS BACA FLOR

Nació en el distrito de Islay, provincia de Islay, departamento de Arequipa, al sur del Perú. Sus padres fueron Carlos Baca-Flor y Huáscar y Julia Falcón. Su padre, político, fue secretario privado del presidente boliviano Manuel Isidoro Belzú.

Antes de cumplir un año, se trasladó con su familia a Santiago de Chile, donde estudió en el Colegio de los Agustinos, luego, en el Instituto Nacional. En 1873, producto de una epidemia en Santiago fue enviado a un lazareto, bajo la atención de su madre.

A los trece años murió su padre y quedó bajo el cuidado de su madre, quien dictaba clases de piano a los hijos de familias adineradas en Santiago.

En 1882, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Santiago, donde estuvo bajo la dirección de Cosme San Martín, Nicanor Plaza y Florencio Giovanni Mochi. La versatilidad que adquirió no solo en pintura sino también en escultura, le consiguió el primer premio en los concursos de bustos y estatuas (1883), una medalla especial por dibujos, la medalla de oro (1885) y un primer premio (1886).

En 1886, obtiene el primer puesto en una exposición de la academia por La vocación natural. Esta distinción, sumada a las anteriores, le consiguió, a los 18 años, el Premio Roma, que le otorgaba una pensión por cinco años en la capital italiana. Sin embargo, no aceptó el premio chileno por motivos de su lealtad al Perú, ya que después de la Guerra del Pacífico, ambos países mantenían tensas relaciones y el aceptar el galardón hubiera sido visto como una nacionalización chilena. Esta actitud le granjeó las simpatías del ministro plenipotenciario peruano en Chile, Carlos M. Elías de la Quintana, quien informó a su gobierno, consiguiéndose que el presidente Andrés A. Cácares lo invitará a Lima y le otorgará una pensión igual a la del Premio Roma.

En Lima, pintó los retratos de la familia presidencial e instaló un taller cedido por Ricardo Palma (actual Archivo Nacional). Además, realizó varios retratos que se encuentran en el Club Nacional, el antiguo Senado de la República y en el Banco Central de Reserva. En la capital peruana trabó amistad con el científico Scipión E. Llona Gastañeta, el pintor Luis Astete y Concha, el músico José María Valle Riestra y Pedro López Aliaga.

En 1890, más de dos años después de llegar a Lima, partió a Europa, encallando a los doce días de partir en el estrecho de Magallanes. A pesar de las dificultades llegó aLiverpool, Inglaterra, y poco después arribó a París, donde conoció la obra de Van Dick, que le influiría notablemente. Tras su breve estancia en París, se trasladó a Génova, dónde ocupó el puesto de cónsul general del Perú, al que renunció en poco tiempo para instalarse en Roma. En Roma, obtuvo el primer puesto en el concurso para ingresar a laAcademia de San Lucas, dirigida por Filippo Prosperi. Sin embargo, al año siguiente el gobierno peruano le retiró la pensión, lo que le obligó llevar un estilo de vida austero, hasta 1893, cuando, por gestiones de Manuel Candamo, pudo recuperar la subvención. En Roma, se relacionó mucho con el director de la Academia de España en Roma, Francisco Pradilla, quien le aconsejó volver a París.

En 1893, llegó a París, donde conoció a Jean Boucher, a quien fue recomendado desde Roma por Miquel Blay. Fue gracias a un amigo de Boucher que conoció al director de la Académie Julien, Jean-Paul Laurens. En Julien consiguió algunas medallas, pero tras un incidente sin importancia con Laurens decidió regresar a Roma (1894), para luego volver otra vez a París. En París, se influenció mucho por Chardin, Da Vinci, Rembrandt y Hans Holbein, además de conocer a Raimundo Madrazo, quien le presentó a José Francisco, duque de Zoagli. El duque de Zoagli era ministro peruano en París y Baca-Flor se hizo muy amigo suyo, al punto de que el duque lo invitó a las celebraciones por el Jubileo de diamante de la reina Victoria, en 1897. En Londres, realizó varios retratos y fue tentado a quedarse allí, pero decidió volver en París, ciudad en la que estuvo intermitentemente por sus viajes a Roma.

En 1905, el gobierno peruano convocó un concurso para realizar una escultura de José de San Martín. Decidido a participar, en 1906, envió una maqueta a Lima que no fue aceptada por el jurado, que no eligió ganador.

En 1907, decidió exponer por primera vez, haciéndolo en el Salón Anual de la Sociedad de Artistas Franceses, en el que obtuvo el primer puesto. Después de esta exposición recibió el encargo de realizar numerosos retratos para la élite francesa, para luego visitar Holanda.

En Chile tuvo amigos que fueron como hermanos y profesores que lo quisieron como a un hijo. Cuando ingresó a la Academia de Bellas Artes de Santiago, en 1882, era apenas un adolescente, impetuoso, lleno de ideas, los alumnos de años superiores le decían “el crítico” porque al observar sus trabajos encontraba los defectos. Destacó siempre, ganó todos los años la medalla de oro ante el asombro de los estudiantes y profesores participando con: pinturas, esculturas y dibujos.

Carlos se prestaba la pintura al óleo que los compañeros de la clase querían botar, cuando al hacer una mezcla de colores no lograban el tono buscado. Les decía a sus amigos: “Dame lo que vas a botar, a mí me servirá”. Cuando se daba la noticia de que recibiría premio por sus pinturas, se acercaban los compañeros y reclamaban: “Mi mezcla de óleos estaba bien hecha. ¿Algún mérito tenemos?”.

Al terminar sus estudios le otorgan

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