EXISTE UNA AMÉRICA LATINA? UNA REFLEXIÓN EN DOS TIEMPOS (ARTURO USLAR PIETRI)
allieluna_1611 de Octubre de 2014
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¿EXISTE UNA AMÉRICA LATINA? UNA REFLEXIÓN EN DOS TIEMPOS (ARTURO USLAR PIETRI)
Arturo Uslar Pietri nos presenta una interrogante de un nivel tan profundo y tan cotidiano como es la pregunta “… ¿Existe la América Latina? ¿Existe un hombre latinoamericano?...”. Nos coloca a un hombre que se encuentra en búsqueda de su personalidad, un hombre que busca sentirse perteneciente a algo, marcado por una historia excepcional y de una importancia mayor a todo.
Como si fuese un adolescente, el latinoamericano se encuentra siempre en la interrogante de quién es, cuál es su lugar en el mundo. Nos encontramos en una especie de encrucijada y todo debido a un proceso más grande que la palabra que nos han enseñado desde siempre: mestizaje. No sólo somos la mezcla de tres culturas, somos más que eso, somos lo que podemos llamar una pausa en la historia, es decir, un evento de tal grado que es como si se hubiese detenido el tiempo para cambiar todo lo que le rodeaba, transformarlo, reformarlo, modificando tendencias, doctrinas, la aparición de una nueva búsqueda. Lo que los conquistadores llamaron Nuevo Mundo, se convirtió precisamente en eso, un lugar distinto a todo lo que se había visto, no sólo por sus paisajes, las personas también eran diferentes a lo que se conocía, no era el europeo tradicional, ni el africano, ni el indio, era una nueva “raza”. Sin embargo, este término no está del todo acertado, así como algunos lo han dicho “… Si, pues, somos antiguos geológicamente y también en lo que respecta a la tradición, ¿cómo podremos seguir aceptando esta ficción inventada por nuestros padres europeos, de la novedad de un continente, que existía desde antes de que apareciese la tierra de donde procedían descubridores y reconquistadores?...” (José Vasconcelos Calderón, México, 1925), pues la respuesta es sencilla, si bien no somos un “Nuevo” continente, en términos, si lo somos bajo el punto de vista de la aparición de una nueva era.
Como una respuesta a nuestra interrogante, están todos nuestros pueblos y en cada una de las corrientes que han surgido en ellos, no originales de todo punto de vista pero si con nuestras tendencias a ver lo hermoso y maravilloso, a creer en la magia y en la felicidad dentro de este mundo, a ver a la naturaleza como algo indomable e imponente, al sentirnos educadores de nuestro propio pueblo, a estar siempre abiertos a las situaciones, como un recuerdo de lo que fue el mestizaje. Pero al mismo tiempo, nos ha llevado a una especie de atraso, a ver algo que en otras culturas ya se había olvidado, lo que nos lleva a un llamado Tercer Mundo. Y sin embargo sólo podemos decir esto de Latinoamérica, porque ¿qué ocurre con Norteamérica?, ¿por qué entre ellos no surge la pregunta de identidad? El simple hecho de preguntarnos quiénes somos nos hace un grupo distinto a los demás, adheridos al resto del mundo, conectados, pero siempre diferentes. Porque no nos sentimos sólo americanos, sino Latinos Americanos, nuestra vida es América Latina y es eso lo que nos hace diferentes, es ese sentir de lo que somos, sin un único nombre, lo que nos define.
Hemos sido parámetro para el mundo, para que éste progresara, así ha sido desde que Colón pisó por primera vez nuestras Tierras. Sin embargo, si nos detenemos un segundo, bajo una perspectiva fuera de los problemas mundiales, avanzamos con más lentitud que otros países. Nos proponemos una meta, pero que luego de un tiempo se convierte en un sueño, entramos en lo que llamamos una utopía. Un sueño de ser libres, algo que siempre hemos querido, y hemos obtenido de muchas formas, pero cada vez que nos enfrentamos a la libertad, regresamos al punto de partida, porque solemos imitar políticas de otros países y al ponerlas en práctica caemos de nuevo. No nos damos cuenta de que debemos ser originales en algo más que en nuestro sentido de
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