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Elena Gascón-Vera, "Gabriela Mistral Y España: Colonialismo Y Esencialismo." Taller De Letras, Numero Especial ( Universidad Católica De Chile, 1996): 11-23.

Elenagasconvera28 de Abril de 2015

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Elena Gascón-Vera,

"Gabriela Mistral y España: Colonialismo y esencialismo."

Taller de letras, Numero especial ( Universidad Católica de Chile, 1996): 11-23.

Nosotros llevaremos el peso de estos tiempos tan tristes.

Diremos lo que nos dicte el corazón, no lo que deberíamos decir.

William Shakespeare El rey Lear.

‘Y cuando hagáis conmigo cualquier

imagen, rompedla a cada instante.’

Gabriel Mistral A los niños

‘Yo no sé lo que hago en España.’

Gabriela Mistral

Se ha escrito mucho sobre el posible hispanismo o anti-hispanismo de Gabriela Mistral y sobre lo que pensaba o no pensaba sobre España y los españoles, pero a pesar de ello todavía no están claras las razones profundas y verdaderas de esta relación bilateral entre la primera mujer y el primer escritor latinoamericano que consiguió el premio Nóbel de literatura. Un premio que fue avalado por intelectuales de todas las academias de lengua española y que fue prácticamente unánime a lo largo del mundo hispánico. La personalidad de Gabriela se nos presenta siempre apasionada y contradictoria y son tantas las alabanzas a su personalidad que encontramos sobre ella, como los ataques, y es que la apreciación de esta bella y única educadora y poeta trasciende cualquier análisis superficial y desapasionado.

La relación de Gabriela Mistral con España resulta uno más de esos episodios ambiguos, conflictivos y agónicos que plagan la vida de esta carismática mujer. Una vida llena de éxitos y malentendidos, de cimas y abismos, de claridad y tinieblas, de contradicciones e histrionismos, es decir, de pasión. Algunos críticos comentan a menudo su constante actitud anti-española que la llevaba a atacar a España incluso en los momentos más incongruentes. Otros destacan su españolidad y su cariño por la madre patria. Sin embargo, esta relación era semejante a la ambigüedad que también ella misma sentía hacia su país, Chile, del que se sentía profundamente rechazada aunque la verdadera realidad es que además de haber sido cónsul y práctica embajadora de varios gobiernos chilenos, el pueblo la adoraba y durante toda su vida fue la ciudadana chilena más honrada y admirada en el mundo. Tal vez son estas contradicciones de una personalidad hipersensible y exagerada las razones por las que, a pesar de continuar siendo ella la única mujer hispánica que ha recibido por su obra literaria un premio tan importante, haya habido tan pocos homenajes en su pasado centenario y en este año en que se cumplen los cincuenta del Nóbel.

La realidad es que su vínculo con España y los españoles estuvo cargado de amor y odio, de admiración y de rechazo. Fue una relación intima y torturada, tanto que, como muy acertadamente comentó Victoria Kent, era muy parecida a la que tienen los mismos españoles por su país. Un amor antropomórfico cargado de paradojas, de orgullo y vergüenza, de exigencia y tolerancia, de ceguera y lucidez. Un amor tan profundo y familiar que les obliga a involucrarse individualmente con la colectividad social, histórica y psicológico para poder con ello exaltar los y logros y disculpar los horrores y las miserias del ser nacional. Resulta paradójico e inquietante constatar que cuando se analiza la relación Gabriela-España, resaltan en la figura de la bella criolla de ojos claros, Lucila Godoy Alcayaga, unas características de reacción y de personalidad que, la acercan a esa a ese misma forma profunda y contradictoria que a ella le torturaba y que consideraba muy española. Es posible hacer un paralelismo con su vida personal que se nos presenta por un lado atrevida e iconoclasta y por otro prudente y eficaz, con el caos, la pasión y la grandeza de lo español. Mistral es contradictoria en casi todo, por un lado entregada a la misión de los niños y de la educación popular, al mismo tiempo que se muestra a menudo desapegada, eterna viajera y sin verdadero hogar.

Cabe aquí recordar que la primera relación literaria de Gabriela con España está en la misma base de su inspiración poética. Sus versos, siendo plenamente americanos e influidos por Sor Juana, Rubén Darío y José Martí, también están inspirados, en Quevedo y Lope, en Becquer, y en los poetas del '98 y sobre todo en Juan Ramón Jiménez. Sin duda ésta fue la causa de que Federico de Onís, se entusiasmara por ellos y los enseñara en sus cursos de la Universidad de Columbia, e hiciera posible que se publicaran en 1922 los Estados Unidos en el Instituto de las Españas con el título de Desolación . Así mismo, su segundo libro Ternura (1924) fue publicado en España en la editorial Calleja, una editorial dirigida exclusivamente para los niños españoles y latinoamericanos. Este interés por los niños españoles le marcaría para toda la vida, e siempre se sintió muy orgullosa de haber destinado las ganancias de su libro Tala, publicado en Buenos Aires en la Editorial Sur en 1938, fueran destinadas a los niños vascos y después de la guerra para los niños de la diáspora española.

Bien conocida por todo estudioso de la Mistral es la polémica que tuvo al final de sus dos años de estancia como Cónsul de Chile ante el gobierno republicano de España, desde Julio de 1933 hasta el 4 de septiembre de 1935. Debido a una carta personal que escribió a sus amigos chilenos en Santiago, Armando Donoso y María Monvel, donde emitía juicios muy duros cobre la realidad española social, y que fue publicada en una revista de Santiago de Chile con clara intención de perjudicarle. A causa de esta carta se originó un gran escándalo entre ella y la colonia española en Chile que resultó en su cese como Cónsul en Madrid y fue trasladada a Lisboa. En su carta Gabriela hablaba con horror y asombro cómo el gobierno tenía abandonado al pueblo español y se preocupaba poco de su bienestar. Al mismo tiempo, se asombraba de que en España estuviera extendiéndose tanto en estas fechas la ideología fascista que ella misma sufrió en su propia persona.

Una de sus amigas Laura Rodig lo cuenta enfatizando la importancia de lo sucedido: "Su memorable incidente con los españoles partió de un gran dolor suyo a causa de un incidente de trascendencia.” Gabriela sintio que en una comida de intelectuales en Madrid a la cual fue invitada, hubo un discurso que aludía muy especialmente a ella. "Cuenta que de pronto oye que se esta diciendo que ella ha agradecido o alabado siempre que los españoles conquistadores de América mezclaran su sangre a la aborigen y oyó, "lo que sucede es que esta señora no sabe que si los españoles tomaron indias es porque allá no había monas." El impacto fue terrible Gabriela pretendió contestar, pero las risas, aplausos, comentarios etc., y lo insólito de lo que oía no se le permitió. Fuera de sí levantándose, se fue a interpelar a don Miguel de Unamuno exponiéndole lo ocurrido y apelando a él como lo más puro de la conciencia de España y don Miguel de Unamuno se plegó a su detractor. Gabriela entonces completamente anonadada le argumentó en favor del número de los indígenas y mestizos y él exclamó: "que mueran." Ella que era hispanófila, se guardó por años esta amargura y decía que desde entonces le pareció habérsele cortado de España el cordón umbilical..."

La famosa carta también atacaba a algunos de sus conocidos que a pesar de su liberalismo e izquierdismo nada hacían para solucionar esa forma de actuar del gobierno y de algunos españoles. Gabriela debió de sentir una gran satisfacción dos años más tarde, al comienzo de la Guerra Civil Española, en la que el sufrido pueblo español tuvo la oportunidad de reclamar la justicia social.

Hay que recordar aquí que en estos años Europa está en pleno auge del fascismo que empieza a establecerse en Italia y en Alemania y que también influía en algunos sectores españoles y que le llevaron a Unamuno a apoyar el levantamiento de Franco poco antes de morir. A pesar de estos incidentes tan desagradables, Gabriela tenía muchísimos amigos en España que siempre la admiraron y reconocieron y que se unirían unánimamente para nominarla para el premio Nóbel. Entre ellos destacaban: Isabel de Ambía, Consuelo Berges, Gerardo Diego, Antonio Espina, Gregorio Marañon, Clemencia Miró, Antonio Oliver, Amira de la Rosa, Ginés de Albareda, Concha Zardoya, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Carlos Bousoño, Carmen Conde, Angel Valbuena Prat, Josefina Romo Arregui, entre muchos otros.

Sin embargo, Gabriela no olvidaría nunca el horror que le causaban esos comentarios, años más tarde, en los 50, después de alcanzar aún más fama internacional por el Nóbel, Gabriela continuaría con su rechazo hacia esa España negra y fascista que fue la que le persiguió durante su estancia en los años 30, y se negó absolutamente a visitar España mientras gobernara el general Franco. Este hecho afianzó el odio y el rechazo que tenían hacia ella el fascismo español, que constantemente la atacó for su feminismo y su indigenismo a la vez que le culpaban de falta de profundidad intelectual, de falsedad y de ramplonería. Esta actitud dió origen al maniqueismo intrelectual y afectivo sobre la importancia de Gabriela Mistral, existente no sólo entre los españoles, sino entre otros intelectuales del mundo hispánico como el argentino Borges que lavituperaba a menudo. Sin embargo su poesía sigue resonanado entre

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