Eloy Alfaro

Eloy Alfaro nació 25 de junio de 1842, hijo de Don Manuel Alfaro, un emigrante español, que había sido de los sublevados contra el absolutismo de Fernando VII, quien llego al Ecuador decidido hacer un gran negocio con la producción de sobreros de paja TOQUILLA, este negocio de sombreros le duplicó los dineros que trajo de España: adquirió una finca y también exportó tagua, el marfil vegetal que abundaba en la montaña. Don Manuel Alfaro siempre tuvo un pensamiento liberal a eso se debe lo que anteriormente mencione acerca de haber formado parte de las guerrillas en España, y en muchas ocasiones ocupaba su tiempo a plasmar sus pensamientos en diversos escrito; tuvo la fortuna de asentarse en el Ecuador en una época en la cual la Constitución de la Republica era imponente en cuanto a la hospitalidad hacia los extranjeros, debido a que en esa época el que precedió a la Constitución fue Juan José Flores; Mas hay que decir que lo que prendió definitivamente en la tierra ecuatoriana a don Manuel Alfaro fue su amor por una hermosa quinceañera manabita, llamada Natividad Delgado madre de Eloy Alfaro.

La niñez de Eloy Alfaro fue hermosa dentro de los parámetros de las familias ecuatorianas, era un niño a momentos un tanto tímido, puesto que su madre lo engreía un poco, y su padre no consentía en esto, Eloy fue educado por un compatriota de su padre y cuando este retorno a su país España fue sometido a lecciones prácticas que su padre le daba de contabilidad y comercio.

Cierta ocasión, don Manuel lo llevó en uno de sus viajes, que frecuentemente hacía por el Istmo y Centro América, lo cual hizo que su visión del mundo fuese más ancha, su padre de a poco le inmiscuía en su vida comercial, Eloy vivo de aquí para allá acompañando la actividad de don Manuel, en su juventud también se enamoro y procreo un hijo.

En su juventud leía libros que le llenaban el corazón y la cabeza de altos sentimientos. No era extraño a esta afición su padre, puesto que debido a su actividad comercial le era imposible prohibir adquirir libros capaces de alterar el orden garciano de la República, hacer llegar folletos, y revistas que predicaban los derechos del hombre, las doctrinas liberales y la cruzada masónica empeñada en transformar supuestamente el mundo en estación de paz y de fraternidad. Eloy Alfaro ansiaba en aquella época ser masón, pero en Montecristi no había ninguna Logia y apenas si tenía vagas noticias de que en Guayaquil funcionaba, desde 1857, la Logia Simbólica Filantrópica del Guayas. Para su exaltación juvenil, ser masón, liberal y patriota no era más que una sola y bella actitud, que le dejaba sueños adheridos a cada hora de su vida.

Eloy ya con veintidós años se puso al frente de una pequeña tropa con ansias de libertad, en su época estaba en boga aquel escritor insurgente que criticaba al igual que Alfaro al sanguinario presidente de la época, este personaje que de

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