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Francisco I Madero


Enviado por   •  16 de Marzo de 2015  •  1.773 Palabras (8 Páginas)  •  247 Visitas

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Francisco I. Madero

(Francisco Ignacio Madero, llamado erróneamente Francisco Indalecio Madero; Parras de la Fuente, Coahuila, 1873 - México, 1913) Político mexicano cuyo pronunciamiento contra el régimen de Porfirio Díaz desencadenó la Revolución mexicana. Hombre sencillo e idealista, de firmes convicciones democráticas y sincera preocupación social, Francisco I. Madero quiso superar mediante las urnas la anquilosada dictadura de Porfirio Díaz, presentando su candidatura como cabeza del Partido Antirreeleccionista en los comicios de 1910. Sin embargo, tras ser detenido en plena campaña electoral y verse forzado al exilio, entendió que sólo un levantamiento popular podía traer un verdadero cambio.

Francisco I. Madero

Redactó entonces desde el exilio el Plan de San Luis, un programa político que incluía un llamamiento a alzarse en armas contra el régimen dictatorial de Díaz el 20 de noviembre de 1910, fecha de inicio de la Revolución mexicana. El triunfo revolucionario lo elevó a la presidencia (1911-1913), pero, incapaz de contentar a los líderes agraristas radicales y presionado a la vez por los sectores conservadores y por los Estados Unidos, acabó siendo traicionado y asesinado por Victoriano Huerta, uno de sus generales de confianza. De este trágico modo terminaron los empeños reformadores de un hombre honesto; un final que, por desgracia, no fue infrecuente en los turbulentos inicios de la Revolución.

Biografía

Miembro de una acaudalada familia de terratenientes e industriales, Francisco Ignacio Madero recibió una esmerada educación en Francia y en Estados Unidos. A su regreso a México (1892), se estableció en San Pedro de las Colonias y se hizo cargo de parte de la hacienda familiar, etapa en que se puso de manifiesto su espíritu progresista y emprendedor: modernizó los sistemas de cultivo y de riego y se esforzó en mejorar la situación de sus trabajadores. Aunque ya por aquellos años albergaba ideales democráticos y de reforma social, así como una preocupación por las condiciones de vida de los campesinos, no empezó a participar activamente en la vida política hasta muchos años después.

La larga dictadura paternalista de Porfirio Díaz (1876-1910) había supuesto la consolidación del principio del orden frente al de las libertades públicas como instrumento para conseguir el desarrollo económico de México. Benefactor de la oligarquía agraria y protector de los privilegios de la Iglesia y de las inversiones anglosajonas, Porfirio Díaz se había eternizado en el poder gracias a la anulación del principio de no reelección, recogido en la Constitución de 1857. El gobierno del dictador descansaba sobre una triple alianza: hacienda, sacristía y cuartel, sectores en que se concentraba todo el poder y todas las tierras.

Francisco I. Madero

La estabilidad política y las mejoras económicas que logró Díaz, sin embargo, no fueron a la par con la situación que vivía la mayoría de la población, que no se beneficiaba por igual de las ventajas de la industrialización y del comercio. Los desequilibrios sociales se agudizaron, y se extendió el deterioro de las condiciones de vida entre el campesinado y el proletariado urbano. La inactividad del Parlamento impidió la puesta en marcha de los cauces apropiados para corregir los desequilibrios.

En los últimos años del Porfiriato, el descontento no se limitaba a las clases más desfavorecidas; surgieron voces críticas entre las mismas élites, se gestaron nuevos partidos políticos y aparecieron nuevos líderes, entre ellos Francisco Madero. Hacia 1905, los abusos de poder del gobernador de Coahuila, Miguel Cárdenas, determinaron el inicio de su activismo político: fundó el Partido Democrático Independiente y empezó a exponer sus ideas en el rotativo El Demócrata.

De la elección a la Revolución

En 1908, en una célebre entrevista concedida a un medio norteamericano, Porfirio Díaz declaró que el país había alcanzado suficiente madurez para iniciar un proceso aperturista; anunció asimismo su propósito de no presentarse a la reelección y de permitir la participación de nuevas formaciones políticas. Madero aprovechó esta efímera ventana de esperanza para publicar, en octubre del mismo año, La sucesión presidencial de 1910, obra de talante moderado en defensa de las libertades civiles y de la democratización real del país que tuvo un amplio eco. Pero un repentino cambio de opinión de Díaz, que volvió a postularse candidato, dio al traste con las expectativas y causó gran indignación.

Todo ello no hizo sino intensificar el activismo de Madero. En 1909 fundó el Centro Antirreeleccionista de México, al frente del cual difundió sus ideas por todo el país. En la convención celebrada en abril de 1910, el Partido Nacional Antirreeleccionista designó a Madero candidato a la presidencia. Temeroso de su popularidad, Porfirio Díaz ordenó el acoso a Madero, que fue detenido en Monterrey el 7 de junio, en plena campaña electoral, y trasladado a San Luis Potosí; con su rival bajo libertad vigilada, el Congreso reeligió a Díaz para un nuevo sexenio.

Para Madero, esta manifiesta imposibilidad de acceder al poder por la vía democrática evidenciaba que sólo el levantamiento armado podía llevar a un verdadero cambio. En octubre de 1910, tras lograr eludir la vigilancia, Francisco Madero huyó a Estados Unidos y, desde su exilio en San Antonio (Texas), hizo público el programa político llamado Plan de San Luis (en alusión a San Luis Potosí, donde fue fechado el documento pese a hallarse ya en el país vecino).

Francisco I. Madero (detalle de un

retrato de José Joaquín

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