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Jose Maria Arguedas Obras


Enviado por   •  21 de Julio de 2014  •  2.812 Palabras (12 Páginas)  •  327 Visitas

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LO ANDINO Y MODERNO EN JOSE MARIA ARGUEDAS

Analizar o reflexionar los escritos de José María Arguedas con relación a la actual realidad cambiante es muy complejo, no pueden ser leídas e interpretadas en una sola dimensión ni bajo el prisma de una sola disciplina, Gonzalo Portocarrero señala ”cada época tiene una interpretación diferente de los clásicos, que tendrían por consiguiente una suerte de calidad caleidoscópica”, con el transcurrir de los años podemos encontrar nuevas aproximaciones o interpretaciones de los estudios literarios, antropológicos de José María Arguedas y creemos por ello que sus obras se hace vigente.

Dentro de esta lógica quisiéramos reflexionar, sobre la idea de lo andino y lo moderno en el pensamiento de José María Arguedas; para lo cual recurriré a dos participaciones que tuvo el escritor : la primera, su Intervención en el Primer Encuentro de Narradores Peruanos.- (Arequipa 1965) y la segunda, el discurso conocido como No soy un Aculturado al recibir el Premio Inca Garcilazo de la Vega, (Lima 1968).

Antes de iniciar dicha reflexión quisiera mencionar por qué nos interesa el pensamiento de José María Arguedas. Unos 16 años atrás en la institución que lleva actualmente el nombre del escritor, los integrantes nos pusimos a buscar un logotipo que nos identificara al principio fue complicada la tarea porque no encontrábamos algún detalle o frase; uno de ellos manifiesto que podría ser el Danzarín de Tijeras, otro el Athok (Zorro), y aprobamos el primero, más por intuición que por conocimiento. Pasado el tiempo nos enteramos que el Danzarín de Tijeras intenta representar esa relación entre la cultura andina y la occidental porque tanto la vestimenta, como los instrumentos de la danza en su mayoría son españoles, en cambio el ritual (pacto con el Huamani) y su baile son andinos, por ello creemos que somos de esta relación y que otros autores denominan mestizos, cholos, etc. porque existe en nosotros lo andino y lo occidental (moderno) como una forma de vida dinámica y cambiante.

La comunidad campesina o comunidad de indios no es una organización social estática o que vive de simbolismos de añoranza, sino que por el contrario los comuneros o indios tienen una idea de progreso (modernidad) consciente o inconscientemente. Arguedas nos manifestaba “En Puquio, viendo trabajar en faenas a los comuneros de los cuatro ayllus, asistiendo a sus cabildos, sentía la incontenible, la infinita fuerza de las comunidades de indios, esos indios que hicieron, en veintiocho días, ciento cincuenta kilómetros de carretera que trazó el cura del pueblo. Cuando entregaron el primer camión al Alcalde, le dijeron: Ahí tiene usted, señor, el camión, parece que la fuerza le viene de muchas ventosidades que lanza, ahí lo tiene, a usted lo va a beneficiar más que a nosotros; mentira, se beneficiaron mucho más los indios, porque el carnero que costaba cincuenta centavos, después costó cinco soles, luego diez, luego cincuenta y los indios se enriquecieron, a tal punto que alcanzaron un nivel de vida y una independencia económica tan fuerte que se volvieron insolentes y la mayoría de los señores de Puquio se fueron a Lima, porque no pudieron resistir más la arrogancia de estos comuneros”1

En esa misma lógica, José María explica que la fuerza de la comunidad está en la decisión de los campesinos por su propia voluntad, “Pero el Varayoc o Alcalde de Chaupi, al momento de hacer la entrega del camión, les dijo al Subprefecto y Alcalde.- En veintiocho días hemos hecho esa carretera, señores, pero no es nada, cuando nosotros lo decidamos podemos hacer un túnel que atraviese estos cerros y llegue hasta la orilla del mar; lo podemos hacer, para eso tenemos fuerzas suficientes”2

La idea que se ha manejado de las comunidades ha estado muy estereotipada, muchos estudios, ensayos con ideas socialistas miraban a las comunidades, sobre todo andinas, como el núcleo de una nueva forma de vida comunista donde todo era igualitario, los otros tenían otra mirada a la comunidad como una suerte de tradicionalismos, conformismo, donde el pueblo es de segunda clase ( los marginados), donde todo se ve atraso, sin ninguna idea de sobresalir, por lo que señalaban la existencia de dos Perús uno citadino (moderno) y otro andino ( tradicional); analizando con otro lente podemos leer a Arguedas en sus escritos que ya nos llamaba la atención de que debemos quitarnos de esos estereotipos, porque la comunidad también busca el progreso no solo en la carretera sino en la construcción de sus escuelas, postas, puentes y sobre todo en la educación de sus hijos porque buscan que deben ser diferentes y no iguales a ellos.

Creemos que esta idea de diferencia se encuentra en las obras de Arguedas porque no busca solo acuñar un único personaje ideal sino sus personajes son diferentes no solo en la literatura sino también en lo antropológico. El reconocimiento de las diferencias en la comunidad no se entiende como individualismo sino, por el contrario, como un elemento importante del fortalecimiento de las comunidades porque esto permite en el desarrollo de las habilidades y destrezas de los campesinos posibilitando el desarrollo y el progreso individual y comunal.

Nosotros creemos que las obras de Arguedas siempre han tenido una relación entre lo andino y lo moderno porque sus obras literarias y sus ensayos antropológicos buscan la relación entre los campesinos y los citadinos apuntando hacia una unidad mestiza. Este Mestizo tienen otra característica en José María no es el sumiso, dependiente, triste o melancólico sino por el contrario independiente, trabajador, con un proyecto de vida, que rompe permanentemente las fronteras de lo andino y lo moderno. “El Mestizo del Valle del Mantaro no era el individuo atormentado y torturado que ha sido representado por muchos como el prototipo del mestizo andino, sino más bien un individuo orgulloso, alegre incluso económicamente exitoso, partícipe de una cultura tradicional y popular altamente creativa y dinámica”.[1] Esta visión del mestizo en el Valle del Mantaro es opuesta a otras visiones como la de Luis E. Valcárcel, quien comparó “al mestizaje con deformación cultural, y califico como un híbrido que, en lugar de heredar las virtudes de sus predecesores, heredaba sus vicios”.[2]

También, Raúl Romero señala “Arguedas observó que el mestizo en lugar de ser un individuo descastado encerrado en el mundo de indios y blancos (que es la manera como el mestizo ha sido definido en la literatura antropológica) en el Valle del Mantaro había evolucionado desde principio de siglo, como una clase social”.[3] Él mismo nos sigue diciendo “El mestizaje en los andes sudamericanos no es un proceso

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