LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO – Capítulo 1

Tratar de definir qué es cultura y cuáles son las manifestaciones a través de las cuáles se evidencia resulta una tarea compleja; sobre todo en la actualidad, cuando el concepto de cultura se encuentra atravesado por múltiples matices y sus definiciones hallan asiento en distintas disciplinas y ciencias. Hoy es posible hablar de cultura cinematográfica, pictórica, literaria, culinaria, musical, teatral, de la moda y, en general, cultura para hacer referencia a casi cualquier expresión de los gustos, costumbres y preferencias del hombre.

Este es uno de los puntos que aborda Mario Vargas Llosa en su ensayo “La Civilización del Espectáculo”: la metamorfosis que ha sufrido el concepto de cultura como consecuencia de las intenciones de democratización de las que ha sido objeto a lo largo de la historia y por causa de “un mundo en el que el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal”. Sin embargo, es pertinente aclarar que no se pretende señalar a la diversión o el entretenimiento como dañinos para la sociedad; según el autor, lo que resulta perjudicial es “convertir esa natural propensión del hombre a pasarlo bien en el valor supremo” que gobierna la sociedad actual y que tiene como consecuencia la banalización de la cultura.

Con las ventajas de la globalización, la idea del disfrute, del entretenimiento y del ocio, han cobrado gran fuerza; la pretensión de democratizar todo aquello que causa disfrute a las sociedades, haciendo especial uso de la publicidad, “madre y maestra mágica de este tiempo” – como lo define Vargas Llosa –, ha impulsado fenómenos como la masificación, el empobrecimiento de las ideas y la frivolidad, cada vez más evidente en los medios de comunicación.

Se habla entonces de un efecto múltiple de la publicidad, empezando por la trivialización de la vida cultural, donde según Vargas Llosa

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