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Los hermanos Torvisco


Enviado por   •  22 de Enero de 2021  •  Apuntes  •  586 Palabras (3 Páginas)  •  1.116 Visitas

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Los hermanos Torvisco

Era mediados de la década de 1980 cuando Nemecio Torvisco empezó a vender golosinas en la puerta del cine Riva Agüero en El Agustino. Su perseverancia para los negocios ya se manifestaba, y moldeó su personalidad. Perdió a su padre cuando apenas tenía dos años. Trabajó desde muy pequeño en el campo con sus hermanos y su madre en Abancay.[pic 1]

 

Desde pequeños, los hermanos Torvisco hicieron la promesa de mantenerse unidos. Años más tarde, migraron a la capital a estudiar y trabajar. Así llegaron al Agustino.  A los catorce años Nemecio empezó a trabajar en una carpintería y a ahorrar lo que ganaba.

Uno de sus hermanos laboraba en una pequeña fábrica de pinturas y de pronto quedó sin empleo. Poco después, se inició en la venta de pinturas. Nemecio se unió a él en la tarea. En una bicicleta repartía pintura a clientes de diferentes distritos, y llegó incluso a Villa El Salvador, que distaba bastante de su barrio. Usaba una mochila en la que colocaba el pago de sus ventas: fajos y fajos de billetes. Era la época de la hiperinflación.

 

En una reunión familiar decidieron que con sus ahorros comprarían un motor eléctrico, para poner una fábrica de pinturas. Alejandro, Nemecio y Prudencio decidieron aquella noche entrar en el mundo de los negocios.

Al día siguiente fueron a la calle Pachitea en el centro de Lima a comprar el motor eléctrico, y luego al jirón de La Unión a que les hicieran el logo de su empresa. Así nació Anypsa, denominación formada por las iniciales de sus nombres. El primer local, resultó ser una pésima inversión, fueron estafados, pues quien les alquiló el local no era el verdadero dueño. Se recuperaron y continuaron con el proyecto. El 11 de setiembre de 1991 a las 11 de la noche comenzaron a elaborar las pinturas. Su local no contaba con techo y caía una persistente garúa. Utilizaron bolsas de platico y las cosieron para utilizarlas como techo, con el fin de que la garua no afecte las pinturas.[pic 2]

  

Las ventas iniciaron y la respuesta fue positiva. Estaban creciendo. Era tiempo ya de tener una oficina. Nemecio compró cuatro esteras de las más económicas y utilizó dos baldes usados de pintura y los colocó boca abajo como escritorio, mientras que un balde pequeño sería la silla gerencial. Una antigua máquina de escribir, donada por un padrino de los hermanos, serviría para llenar las facturas.

 

Sus primeros intentos fueron fallidos, no tenía mucho conocimiento de cómo calcular los impuestos, y en el intento malogró varias facturas hasta que obtuvo una perfectamente mecanografiada y bien calculada. Luego, aquel local ubicado en Santa Anita no fue lo bastante amplio para sus expectativas, por lo que se mudaron a otro de 500 metros cuadrados en Naranjal. “Lo logramos”, decían los hermanos Torvisco cuando compraron el terreno financiado por el banco. Era tan grande que tenían espacio para jugar un partido de fulbito. Pero también quedó pequeño.

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