MARGARITA BARRIENTOS

Margarita Barrientos: una madre para miles de personas

Nació el 12 de octubre de 1962, en Añatuya, provincia de Santiago del Estero (Argentina), perteneciente a una familia de aborígenes toba , es la penúltima de 12 hermanos, 5 de los cuales aún quedan vivos. Su madre falleció de cáncer cuando apenas tenía 12 años y fue el golpe más triste de su vida; su padre la abandonó, junto a otros dos hermanos, dejándolos librados a su surte en el “ranchito” humilde donde vivían, dormían encima de los árboles para no ser devorados por los animales salvajes que predominan en esas tierras. El hermano mayor que estaba a cargo –de apenas 13 años-, los subió a una mula y los llevó al pueblo más cercano; tomando él camino diferente en busca de trabajo; sin saber que hacer Margarita abandonó a su hermana Nilda de apenas 7 años en un lugar donde había niños jugando, así cada uno tomó un destino diferente. Luego de este hecho doloroso y que le marco en la vida abordó un tren a Buenos Aires y de allí a José C. Paz. La vida allí no le fue nada fácil: tuvo que dormir en la calle, fue empleada doméstica, portera y cartonera.

Margarita se casó y tuvo nueve hijos, al que se le sumó uno adoptado, un accidente laboral dejó inválido a su marido, lo que obligó a Margarita, que no sabía leer ni escribir, a dedicarse a lo que se conoce como “cirujeo”, la recolección de desperdicios urbanos.

Un día de 1996 cuando fue a cuidar a su hija que estaba enferma, vio de cerca la miseria y sobre todo niños que morían de hambre en Villa Soldati, así comenzó su acto humanitario, dándoles de comer a una familia de doce niños y su abuelito; de esta forma se quedo en esa villa ayudando a los más desamparados.

Comenzó dando de comer a un puñado de niños con lo poco que recolectaba y ahora en su comedor “Los Piletones” da de comer a más de 1500 personas por día. Tiene una guardería a la que concurren 90 niños, un centro de Salud en donde le dan a la gente de la villa servicios de odontología, pediatría, obstetricia y ginecología; cuenta con una biblioteca, un hogar para personas de la tercera edad y además ayuda a nuevos emprendimientos con un microcrédito que financia a gente del lugar.

Un conocido activista social argentino, Juan Carr, descubrió la labor que en silencio estaba realizando Margarita, que cada día daba de comer a más y más niños de Villa Soldati, y empezó a apoyarla. En doce años, el trabajo de esta infatigable luchadora creció exponencialmente, recibiendo en 1999 el reconocimiento como mujer del año, le permitió salir a la luz pública, por lo que recibió ayudas con las que ha puesto en marcha guarderías, clínicas, farmacias, proyectos de microcréditos ya mencionados anteriormente.

Aquel gesto de solidaridad que tuvo en 1996, aquel acto de amor y compasión, se ha multiplicado transformando positivamente su propia

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