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Platon. De la biografía de Platón poseemos detalles contados


Enviado por   •  18 de Mayo de 2016  •  Biografías  •  10.208 Palabras (41 Páginas)  •  244 Visitas

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PLATON

De la  biografía de Platón poseemos detalles contados, porque como casi en todos estos personajes, existen momentos oscuros en que se sabe sólo de sus viajes, pero no exactamente adonde ni lo que hizo durante ese tiempo. Lo que sí tenemos prácticamente en su totalidad es su obra.[pic 1]

Se suele aceptar como fecha de su nacimiento, en Atenas, el año 427 a.C. y su muerte en el 347  a.C., con lo cual se le conceden unos 80 años de vida. Se sabe que perteneció a una familia  noble, muy antigua de Atenas; que su nombre no era Platón -había recibido el de Aristocles, el mismo nombre de su abuelo- pero se le llamaba así  porque tenía unas espaldas muy anchas, quizás debido a las típicas clases de gimnasia en aquella época para los jóvenes, y este sobrenombre le ha quedado para siempre. Dice Diógenes de Laercio que su padre se llamaba Aristón y su madre Perictiona; que descendía de Solón por parte de Nereo y de Neptuno. Esto quiere evidenciar un parentesco con seres superiores.[pic 2]

Estaba relacionado con los políticos más destacados de Atenas y muchos de sus familiares formaban parte del gobierno de esa ciudad; desde el primer momento se le ofrecieron cargos y oportunidades para desenvolverse de manera notoria, pero vivió algunas situaciones infructuosas y decepciones, lo cual junto al hecho de conocer a Sócrates y presenciar la muerte del maestro -porque conoció a Sócrates casi al final de la vida de éste- le impactó al punto de obligarle a abandonar de momento su idea de intervención directa en la política, aunque no abandonó su deseo de perfeccionar al máximo su idea de Estado.

Después de la muerte de Sócrates -que para Platón, muy joven entonces, se convierte casi en un trauma, o por lo menos esto es lo que dicen los autores- realizará una serie de viajes. Antes de partir, seguirá unas lecciones con Cratilo -que había sido discípulo de Heráclito- y con Hermógenes, que era un filósofo de la escuela de Parménides. Es decir, que en su formación entraron estos dos elementos fundamentales -la filosofía de Parménides y la de Heráclito- a la vez que la formación moral de Sócrates.

Llegó a Cirene y escuchó clases de Teodoro, que era el matemático más famoso de este lugar. Allí se dedicó a conocer a los Pitagóricos, especialmente a Filolao, uno de los más famosos; y luego pasó a Egipto. No se sabe en qué Escuela pudo haber estudiado; algunos dicen que allí se dedicó a estudiar matemáticas y astronomía. Parece ser que Eurípides le acompañó en su viaje por Egipto, y habiendo contraído Platón una enfermedad, vio cómo fue curado por los sacerdotes solamente con agua de mar. Esto le sugirió un verso que luego repite muchas veces: «la mar  lava todos los males de los hombres», y le hizo expresar, con Homero, que todos los egipcios eran médicos.

Cuando terminó sus estudios en Egipto, Platón tuvo la intención de conocer también a los magos del Irán, aquellos adoradores del Fuego que promovieron el mensaje de Zoroastro; sin embargo, abandonó  la idea debido a que Irán se encontraba sumida en grandes guerras. Regresó a Atenas, donde adquirió unos campos sobre el camino que conduce a Eleusis y que antes habían sido dedicados al héroe  Academo, fundando en este lugar su escuela, que recibió el nombre de Academia. Aquí empezó a reunir discípulos y a explicar sus teorías.

Sin embargo, Platón no llegó de manera directa a Atenas al volver de sus viajes, ya que antes pasó por Siracusa, donde gobernaba entonces el tirano Dionisios. Dionisios tenía un sobrino muy joven, Dión, que se convirtió en discípulo de Platón, cosa que aprovechó el Maestro para implantar sus teorías políticas que fundamentalmente había recogido en Egipto. Al principio, las cosas fueron más o menos bien, pero Platón llegó a un fuerte enfrentamiento con Dionisios, debido a que el tirano pensaba que no eran adecuadas las ideas que su huésped estaba inculcando en su sobrino. En una conversación con Dionisios, Platón le habló de la tiranía, y le explicó que el mejor gobierno no era aquel que se basaba en el provecho de un hombre solo, amenos que dicho hombre estuviera dotado de unas cualidades superiores. Dionisios le dijo con cólera: «Tus discursos se resienten de  vejez». «Y los tuyos - repuso Platón- se resienten de la tiranía».

Cuentan los autores que Dionisios, molesto con esta respuesta, quiso matarlo, pero templado por las súplicas de Dión, se contentó con entregarlo a un personaje llamado Polis -enviado de los espartanos- para que le vendiese como esclavo. Le subieron a una nave espartana (entonces Atenas y Esparta estaban en guerra) y lo llevaron a la isla de Egina, que estaba a favor de los espartanos. En esta  isla regía una ley por la cual bastaba que un ateniense desembarcara en ella para darle muerte en el momento. Pero parece  ser que a la hora en que estaban juzgando a Platón, un personaje presente adujo, a manera de burla, que Platón  no era ateniense sino un filósofo nada más; y por esto le absolvieron.

Según algunos autores, una vez que se le perdonó la vida, se le condujo a la plaza pública y fue vendido como esclavo a un hombre llamado Aniseris de Cirene, que se encontraba allí por casualidad, quien lo envió a Atenas con sus amigos, no aceptando de éstos el precio pagado por Platón. Otros autores pretenden que fue Dión el que le dio a Aniseris la suma gastada, y que en lugar de rehusarla, la dedicó a comprar a Platón un pequeño jardín cerca de la Academia.

Ya en funcionamiento la academia, cuando murió el tirano Dionisios (conocido como Dionisios el Viejo) y le sucedió su hijo (conocido como Dionisios el Joven), hizo otro intento en Siracusa de instaurar su «República». Otra vez fracasó y de nuevo Platón vio su vida en peligro; tuvo que ser salvado, ahora por medio de un filósofo de Tarento  que le conocía hacía algún tiempo. Platón  quiso aplicar en  Siracusa un sistema de tests para poder determinar, según su esquema del Estado Ideal, las características de cada uno de los individuos y aconsejarles sobre la actividad para la cual eran más aptos. Realizado este test al tirano, no apareció la función de gobernar como una de sus posibilidades, lo cual le molestó seriamente, con las consecuencias ya apuntadas para Platón.

Con todo esto, Platón fue sumando decepciones, hasta llegar a la conclusión de que el Gobierno Ideal no se podría realizar a menos que estuviese en manos de filósofos, y a partir de entonces se dedicó a dar clases y a escribir sus obras. En la actualidad conocemos 34 Diálogos, 13 Cartas (quizás algunas sean apócrifas) y  la Apología de Sócrates, que no se suele incluir dentro de los Diálogos.

Su Escuela perduró hasta el año 529 d.C. - aunque con cambios bastantes profundos- año en que fue cerrada por el Emperador Justiniano y confiscados todos sus bienes.

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