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Enviado por   •  6 de Marzo de 2012  •  1.409 Palabras (6 Páginas)  •  475 Visitas

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v en la medida que expresa el ser esencial del hombre en un momento histórico concreto, se inserta a la cultura y se mueve siguiendo sus propios cauces (culturales) y es pensada u actualizada por la praxis y el imaginario social en que se conforma y despliega la memoria histórica.

La memoria histórica, las tradiciones, la psicología social y las expresiones ideológicas de su contenido político-cultural en tanto componentes de la identidad cultural son procesos dinámicos, requieren de una permanente actualización por parte de los sujetos para contribuir al cambio social.

Estos enfoques incorporan el elemento ideológico conflictivo y el carácter creador de la producción simbólica que tiene lugar en el devenir de las identidades culturales. Ambos elementos son imprescindibles para abordar la problemática de la resistencia en América Latina como tradición histórica frente a la dominación colonial y neocolonial y su necesaria actualización en la actualidad. Al respecto señala Mely González, “La identidad cultural es el principio dinámico en virtud del cual una sociedad, apoyándose en el pasado y acogiendo selectivamente los aportes externos, prosigue el proceso incesante de su propia creación”[33].

En la América Latina de hoy, estamos viviendo una creciente resistencia de los pueblos al modelo neoliberal, como fundamento de la tendencia histórica hacia la izquierda expresada en la acción articulada de los actores sociales que han hecho caer gobiernos corruptos y han apoyado el triunfo electoral de gobiernos comprometidos con el cambio social a favor de los desposeídos. La identidad cultural latinoamericana encuentra espacio propicio e impulsos en el proceso de integración que impulsa el ALBA junto a otros esfuerzos integracionistas desde el sur, como la amplia colaboración lidereada por Cuba y Venezuela en salud y educación, el proyecto mediático desalienador Telesur, los acuerdos energéticos y la conformación del Banco del Sur como alternativas realistas y viables frente al proyecto neocolonizador de los Tratados de Libre Comercio favorables a Norteamérica.

Pero nuestra identidad se encuentra descuartizada, nuestra memoria está quebrada y hay que buscar la unidad de los fragmentos, como señala Eduardo Galeano[34]. Y este es un resultado histórico de largos siglos de dominación, reforzada en las últimas décadas por el neoliberalismo salvaje.

Compartimos el punto de vista que los pilares de la identidad cultural son: conocer la historia propia, nuestros valores, practicar la autoestima y la dignidad[35]. El papel creciente de los valores como componentes esenciales en la producción y autoproducción cultural de los sujetos esta relacionado con los diversos procesos de crisis que tiene lugar en el mundo actual.

En esto se fundamenta el lugar relevante de la cultura, así como el valor teórico-metodológico de su intelección, para asumir de modo científico el devenir y condicionamiento de la identidad nacional y regional. Es que la cultura en toda su expresión y determinaciones aparece como proceso y resultado de la actividad humana, y con ello genio del pueblo, que condiciona la orientación fundamental del desarrollo. De ahí que para asegurar un desarrollo auténtico es necesario restituir la identidad cultural de los pueblos en la plenitud de sus componentes más representativos, más profundos y auténticos.

La cultura, en tanto ser esencial y medida del desarrollo alcanzado por el hombre en su quehacer práctico-espiritual, representa una categoría clave para revelar la esencia de la identidad nacional y sus mecanismos de desarrollo. Su valor teórico-metodológico es evidente, pues con su ayuda "se pueden determinar las peculiaridades cualitativas de las formas histórico-concretas de la vida social de la actividad de los diferentes grupos sociales, el grado de perfeccionamiento que ha tenido su producción material y espiritual, de los aspectos originales y propios de ese conglomerado social[36], así como sus dominios universal y específico en que se expresa.

La cultura como proceso y resultado de la actividad práctico-espiritual, deviene así grado cualitativo de universalización del hombre y de su obra, a tal punto que lo reproduce en calidad de sujeto humanizando la naturaleza y haciendo historia. Todo enmarcado en un proceso contíinuo de producción, reproducción, creación e intercambio de la obra humana en sus múltiples manifestaciones. Es un proceso donde el hombre encarna su ser esencial y con ello mira el pasado, afianza el presente y proyecta el futuro, a partir, del reconocimiento de las posibilidades y los límites en que se despliega su energía creadora

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