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Sor Juana Ines De La Cruz Locuciones Latinas


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  1.142 Palabras (5 Páginas)  •  890 Visitas

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Sor Juana Inés de la Cruz

Topónimo: Juana Inés de Asbaje y Ramírez; natus San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695). Erat escritora mexicana. A nativitate erat la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Ab ovo erat niña prodigio, en su modus vivendi, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.

Pese a la fama de que gozaba A capite ad calcem, en 1667 motu proprio ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y remansit en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Bis años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivere sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.

Su celda se convirtió en punto de reunión de poetarum e intelectuales de ese isócrono, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad.

En su celda etiam llevó ad libitum a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.

Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la carta Respuesta a sor Filotea de la Cruz, seudónimo de Manuel Fernández de la Cruz, pontífice de Puebla. En 1690, éste había hecho publicar la Carta atenagórica, en la que sor Juana hacía una dura crítica Ad efesios al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo», acompañada de una «Carta de sor Filotea de la Cruz», en la que, aun reconociendo el talento de la autora, ad ignorantiam le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.

A pesar de la contundencia de su respuesta, en la que daba cuenta de su vida y reivindicaba el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso», A fortiori consequenter ésto la crítica del pontífice la afectó profundamente, tanto, que poco después sor Juana Inés de la Cruz animus defendi vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia Bona fide y se consagró por completo ad aras a la vida religiosa.

A posteriori, mortuus mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. Causa mortis la poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos

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