Vida de Cesar Abraham Vallejo Mendoza
FMEATarea12 de Octubre de 2025
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UNIVERCIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
FACULTAD DE QUIMICA
ESCUELA DE INGENIERIA AMBIENTAL[pic 2]
“VIDA DE CESAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA”
CURSO: ÉTICA, CONVIVENCIA HUMANA Y CIUDADANÍA.
DOCENTE: García Calle Martin Eduardo.
CICLO: II
ALUMNA: Escobedo Alonso Flor.
FECHA: 27-10-2024
SANTIAGO DE CHUCO-PERÚ
VIDA DE CESAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA
César Vallejo, uno de los poetas más destacados y profundos de hoy en día, nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, un pequeño pueblo en los Andes peruanos. Provenía de una familia de clase media de profundas raíces religiosas; sus abuelos paternos eran sacerdotes españoles, lo que influyó en su educación y sensibilidad hacia temas espirituales. Esta crianza en un entorno católico, donde el valor de la fe y la moral eran primordiales, dejó una huella en la vida de Vallejo, y esta influencia se percibe en sus escritos, donde se exploran temas de culpa, redención y humanidad.
César fue el menor de once hermanos, aunque no todos sobrevivieron, ya que dos de ellos murieron a temprana edad. Estas pérdidas marcaron al poeta desde pequeño, sumándose a la experiencia de vivir en una familia numerosa y en una región donde la vida rural estaba llena de desafíos. Su educación estuvo llena de dificultades, pero eso no impidió que desarrollara un gran interés por el conocimiento. Vallejo estudió en la Universidad Nacional de Trujillo, donde conoció a jóvenes intelectuales y se acercó a ideas progresistas que ampliaron su visión del mundo. Posteriormente, continuó sus estudios en otras universidades, incluyendo la Universidad Mayor de San Marcos en Lima, donde estudió Letras y Derecho. Esta formación académica le permitió un desarrollo intelectual que luego nutriría su obra literaria, reflejando su interés por la justicia y la equidad social.
En 1919, publicó su primer libro de poesía, Los Heraldos Negros, una obra que explora el dolor y el sufrimiento humano. En el poema homónimo, Vallejo escribió: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! (Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos) la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma… ¡Yo no sé!”. Este verso refleja la intensidad de sus emociones y su conexión con el dolor universal, una constante en su obra. Los Heraldos Negros muestra un tono trágico, marcado por la experiencia de la muerte, las pérdidas y las injusticias, que Vallejo veía como una parte inevitable de la existencia.
En 1920, Vallejo fue encarcelado injustamente en Perú, lo que lo llevó a una crisis emocional y artística. Este suceso profundizó su comprensión de la injusticia y el dolor, temas que explora con mayor radicalidad en su siguiente libro, Trilce (1922). En esta obra, Vallejo rompe con las convenciones de la poesía y utiliza un lenguaje experimental y complejo, desafiando la estructura gramatical para expresar su visión de la existencia humana. Por ejemplo, escribe: “Hay un lugar que yo me sé / en este mundo, nada menos, / adonde nunca llegaremos”. Estos versos muestran su inquietud, su desconcierto y su búsqueda de sentido en un mundo hostil.
En 1923, Vallejo se trasladó a Europa, donde viviría el resto de su vida. En París, conoció a Georgette Philippart, una joven francesa que se convertiría en su esposa y compañera inseparable. Georgette fue fundamental en la vida de Vallejo, brindándole apoyo emocional y cuidándolo en sus momentos de enfermedad y precariedad. A pesar de las dificultades, la pareja mantuvo una relación de profundo amor y solidaridad. Georgette, incluso después de la muerte de Vallejo, se dedicó a preservar y difundir su obra, asegurando que el legado del poeta perdurara.
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