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Alumbre


Enviado por   •  29 de Abril de 2015  •  Trabajos  •  2.242 Palabras (9 Páginas)  •  263 Visitas

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Introducción

A todos nos ha pasado alguna vez que, al momento de subirnos al metro o al microbús, nos topamos con los típicos hombres (o mujeres en algunos casos) que se les olvidó usar el desodorante. Y mientras tienen sus axilas al aire por andar sujetándose de la barra, andan esparciendo por todo el lugar ese insoportable olor.

Es por esto que hoy hablaremos sobre el desodorante-anti transpirante, y para entender mejor cómo funciona explicaré brevemente la razón por la cual se produce mal olor en la axila.

El olor corporal es principalmente generado en aquellos lugares en donde la concentración de glándulas sudoríparas es alta, como por ejemplo, la axila. Mientras la transpiración producida por estas glándulas son inodoras, ésta contiene aceites que permiten el crecimiento de bacterias, las cuales con el calor, la humedad y la oscuridad existentes en la axila, fermentan, produciendo un ácido llamado trans-3-metil-2-hexanoico, el cual es el causante del mal olor característico que tenemos los humanos, luego de varios días sin asearnos.

Hay que destacar que al momento de querer controlar nuestro olor corporal, tenemos el desodorante y el antitranspirante como opciones. La diferencia es que el primero tiene fines cosméticos, ya que en verdad lo único que hacen es camuflar el olor usando algún perfume, porque la cantidad de humedad y de bacterias será la misma al fin y al cabo. Por el otro lado los antitranspirantes tienen un efecto químico, sobre la axila, inhibiendo la actividad de las glándulas sudoríparas, por ende reduciendo la humedad y la producción de bacterias, evitando finalmente el mal olor.

Historia

Antes de que existiera el desodorante, la gente trató por siglos crear alguna manera para camuflar su olor corporal. Los egipcios fueron los más destacados en este aspecto al inicio de los tiempos, en donde la utilización de mezclas cítricas y canela fueron la clave para acabar con los olores rancios. Otros perfumes que se utilizaron fueron el incienso y el algarrobo.

Los antiguos egipcios recomendaban un baño aromático y, tras él, una aplicación de aceites perfumados en las axilas. Elaboraban productos especiales a base de limón y canela. A base de experimentación, los egipcios descubrieron que la eliminación del vello de las axilas disminuía considerablemente el olor corporal. Siglos más tarde, los científicos descubrirían el motivo: el pelo incrementa notablemente la zona superficial en la que las bacterias, en sí inodoras, viven, proliferan y se descomponen hasta producir malos olores.

Los hombres del Imperio Romano tenían sus propias formas de desodorante. Así, después de lavarse, se colocaban en las axilas unas almohadillas con sustancias aromáticas. Varios siglos después, a finales del siglo XIX, surgió el desodorante como producto de higiene personal gracias a una mezcla de sulfato de potasio y aluminio.

Ya años más adelante, en la edad media, el tema del olor corporal no fue muy importante debido a que la higiene personal era casi solo para los más adinerados debido a los exclusivos perfumes, barriles de madera y agua caliente, que no estaban a la disposición para el resto del pueblo (el cual tenía que conformarse simplemente con refregarse con agua helada para limpiarse y nada más).

Todo cambió ya cuando en 1888 apareció el primer antitranspirante hecho de cloruro de zinc, el cual tenía por nombre Mum, y era más que nada una cera pastosa que se aplicaba bajo el brazo.

Pero fue tras la segunda guerra mundial cuando su uso se generalizó prácticamente en todos los países occidentales.

A principios del siglo XX aparecen los primeros desodorantes que utilizan cloruro de aluminio, compuesto secante que está presente en la mayoría de las fórmulas actuales.

Luego en 1890, una nueva variedad de antitranspirantes hechas de cloruro de aluminio aparecieron, dando inicio a la variada producción tanto de cremas, talcos, roll-ons y pads, para combatir el mal olor.

Durante muchos años, el público se mostró tan sensible al uso de desodorantes, que se los solicitaba en las farmacias con mucha discreción. En 1914, el Odorono se presentaba como un remedio a los problemas de la sudoración excesiva, capaz de mantener a las mujeres “limpias y refinadas”.

En aquellos tiempos, los antitranspirantes eran anunciados exclusivamente para las mujeres. Fue hasta la década de 1930 cuando las empresas empezaron a perseguir el mercado masculino. Tras la Segunda Guerra Mundial, se popularizó el uso del desodorante en los países occidentales.

En 1950, la aparición de productos en aerosol, dieron el puntapié para que aparecieran los primeros desodorantes en spray, los cuales tenían como principales componentes el circonio de aluminio, y el clorofluorocarbono (CFC). Estos nuevos desodorantes se volvieron tan populares que para los '70, representaban el 80% de las ventas de este tipo de productos.

Sin embargo, en 1977, el gobierno estadounidense prohibió el uso del circonio de aluminio debido a los problemas que podría producir en la salud humana al ser inhalado. Además el uso del CFC también fue prohibido por los daños que podía producir en la capa de ozono. Esto produjo como consecuencia la disminución del uso de desodorantes en spray y, por otro lado, el incremento de productos roll-on y en barra, mientras se buscaban alternativas a los químicos prohibidos.

En la actualidad, hay desodorantes en aerosol, roll-on, barra y gel.

Alumbre potásico

El alumbre potásico o alumbre de potasio (denominado también Alumbre napolitano) es una sal doble de aluminio y potasio hidratada (con 12 moléculas de agua) cuya fórmula es KAl(SO4) 2.12H2O, se trata de una sal cristalina muy soluble en agua de ligero sabor entre dulce y astringente. Esta sal se presenta en forma de cristal y corresponde a la categoría de alumbres, y es el más común de ellos. Fue caracterizado por primera vez en el año 1754 por Margrat

Origen

No existe producción industrial de este compuesto, y suele encontrarse en forma de mineral de origen volcánico y las trazas proceden de la acción de las solfataras (una combinación de ácidos sulfúricos y anhídridos sulfúricos) sobre las rocas que contienen sales alumínico potásicas. Se puede encontrar también algunas trazas en pizarras bituminosas, así como en yacimientos de hulla y de lignito.

En España hay yacimientos de este mineral

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