¿Cómo logró entrar la mujer en la medicina?
josee1407Informe24 de Junio de 2020
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¿Cómo logró entrar la mujer en la medicina?
Sánchez, A.*
*Licenciada en Educación Básica.
“Si la sociedad no admite el libre desarrollo de la mujer, entonces la sociedad debe ser remodelada." Elizabeth Blackwell (1821-1910), primera médica que logró ejercer la profesión como mujer en el mundo.
- RESUMEN:
Dentro de la historia de la humanidad, el hombre es protagonista en la mayoría de los descubrimientos, siendo las mujeres continuamente olvidadas, pues pese a que han participado y hecho hallazgos, el género masculino creó el escenario perfecto, mediante el machismo y la misoginia, para que no se las considerara.
El siguiente análisis se orientará en cómo las mujeres ingresaron a la medicina cuando estaba prohibida para ellas. Lo lograron, entre otras cosas, haciéndose pasar por hombres. Así, el objetivo general del presente artículo es analizar el contexto en el que se desarrollaba la mujer en la sociedad del siglo XIX y la influencia que tiene esta dentro de los roles y actitudes de la mujer.
Se señalan los objetivos específicos:
1.1 Proponer pensamientos filosóficos acerca del rol de la mujer en la sociedad.
1.2 Reconocer las dificultades que tenía la mujer del siglo XIX.
1.3 Discutir en torno a la vida de Margaret Ann Bulkley y Henriette Faver.
Recientemente, en la comunidad científica se ha hablado acerca de la participación de la mujer en la ciencia, incluso, se puede ver que la medicina actual está sobrepoblada de mujeres. Entonces, la discusión no se centra en disfrazarse o no, pues ya no ocurre, sino que encuentra su génesis en la desigualdad y qué tuvo que hacer la mujer para contrarrestar la condición del hombre. Ahora, las mujeres de este siglo han luchado por lo mismo y se han apropiado de su género.
Este artículo pretende aportar a la ciencia la mirada de alguien atemporal a la problemática, que ha vivido en un mundo enriquecido por el crecimiento de los derechos de las mujeres, pero no por eso menos machista.
Palabras claves: mujer, medicina, identidad de género.
- MARCO TEÓRICO:
Dado que este trabajo se centrará en la forma mediante la cual las mujeres lograron entrar en el área de la medicina, profesión que en un momento fue un privilegio exclusivo de los hombres, resulta fundamental dar cuenta de una serie de conceptos y teorías acerca del rol que jugaba el género femenino en esa época y cómo era visto por la sociedad mucho antes a Elizabeth Blackwell, la primera mujer reconocida como médico en el mundo.
Los planteamientos respecto a la función de la mujer en el mundo se ven diferidos dependiendo de a quién se está estudiando. En cuanto a esto, se hablará de los filósofos Juan Luis Vives (1493-1540), Arthur Schopenhauer (1788-1860) y Thomas Hobbes (1588-1679); también, se mencionará la perspectiva teológica que existe sobre el tema. Además, para fines de este análisis se mencionará al biólogo teórico, médico y fisiólogo Claude Bernard (1813-1878) y, en orden de comprender lo que significó que la mujer ingresara al campo médico, se aludirá a la identidad de género.
Juan Luis Vives, humanista, filósofo y pedagogo español, se refiere a las normas para la educación de la mujer desde el nacimiento hasta el matrimonio en su obra “Instrucción de la mujer cristiana” de principios del siglo XVI. En esta, le atribuye al varón el conocimiento de diversas cosas para su propio bienestar y el de la República, con el objetivo de enseñar a otros. Mientras que a la mujer le concierne el vivir ordenando sus costumbres, crianza y bondad, callando y dejando que su virtud hable por ella misma. También, destaca la importancia de la mujer en el matrimonio, que es su destino, pues recae en ella si es que este es placentero o desagradable:
“[…] para que, con honradez, modestia y siguiendo las costumbres disfrutes de un marido complaciente y paséis los días agradablemente; o, por el contrario, con los defectos de tu alma y de tu cuerpo, disfrutes de otro marido duro y desagradable y generéis una gran molestia ya gran angustia para ti y para él, que ni siquiera finalizará con la muerte. Continuamente serás una esclava en el molino […]”
La visión de Vives consistía entonces, en que aquellas mujeres castas y virtuosas gozarían de una vida plena y agradable al lado de su cónyuge. A diferencia de aquellas que no cumplieran con estas características, pues estas estaban destinadas a una vida deplorable.
Siguiendo la línea de pensamiento, aparecen las ideas del filósofo Arthur Schopenhauer, quien habla de la mujer como un ser desprovisto de inteligencia y dependiente del hombre, cuyo propósito es obedecerle y ser adecuada para tener hijos con buenas capacidades, nada más:
“Con las mujeres jóvenes la naturaleza ha previsto […] dotarlas […] de abundante belleza, gracia y plenitud […], para que […] se puedan apoderar de la fantasía de un hombre en tal medida que éste se vea arrebatado para asumir honestamente su cuidado […]; para el logro del cual, la mera reflexión racional no parecía de ninguna garantía segura y suficiente. Por esta razón, la naturaleza ha equipado a la mujer con las armas y herramientas que necesita para asegurar su existencia y durante el tiempo que las necesita […] Al igual que la hormiga reina, después del apareamiento, pierde las alas, en lo sucesivo superfluas e incluso peligrosas para la puesta; así la mujer pierde la belleza.”
Así como las ideas de Vives y Schopenhauer, son las ideas del humanista y religioso Fray Luis de León, reflejadas en su obra “La perfecta Casada”, donde habla del papel y las funciones de una buena cristiana en lo que respecta al matrimonio, la maternidad y la familia: “A la mujer buena y honesta la naturaleza no la hizo para el estudio de las ciencias ni para los negocios difíciles, sino para un solo oficio simple y doméstico, por tanto, les limitó el entender y por consiguiente las tasó las palabras y las razones.”
Es aquí donde aparece la perspectiva de la mujer que tiene la Iglesia Católica. En la Biblia, se habla del rol de la mujer cristiana de bien en la sociedad, que apuntaba a lo que toda mujer debiera ser:
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva. Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.”
En base a esto, se desprende que al género femenino se le negaba desde un principio la entrada al mundo de educación, pues no tenía las cualidades del hombre y Dios, figura imperante en el siglo XIX, no la había creado para este propósito.
Por otra parte, discrepando, está el pensamiento del filósofo inglés Thomas Hobbes, quien hacia el año 1640 presenta en sus obras “Elements of Law” y “De Cive” ideas acerca de la igualdad entre el hombre y la mujer en la naturaleza y del convencionalismo que se le ha dado a la dominación del género masculino sobre el femenino. Este, ha sido posible a través del ofrecimiento voluntario, la cautividad y el nacimiento:
“Considerando, por consiguiente, a los hombres como si estuvieran de nuevo en estado de naturaleza, […], como si hubieran sido creados de repente hombres y mujeres, entonces sólo existirían tres títulos mediante los cuales un hombre pudiera tener derecho y dominio sobre otro. Dos de ellos pueden producirse en un momento; son el ofrecimiento voluntario de sometimiento y la sumisión mediante compulsión; el tercero tiene lugar suponiendo que las parejas conciban los hijos.”
De esta forma se evidencian las distintas concepciones que existían de la mujer, donde se encontraba generalizada esta idea de que el único derecho y deber que tenían era el matrimonio, por ende, el que se desarrollasen en cualquier otro ámbito, por ejemplo, la medicina, era impensable.
Es aquí donde es imperante entregar una definición del término medicina. Esta se conoce comúnmente como "La ciencia de curar y precaver las enfermedades", cuyos objetivos, según Claude Bernard, en su libro “Introducción al Estudio de la Medicina Experimental”, son “conservar la salud y curar enfermedades”. Acá, no establece que sea exclusivamente para los hombres. Sin embargo, las mujeres tenían vetado el ejercer la medicina y acceder a educación, anulando la posibilidad de ser profesionales.
De este modo, a lo largo de la historia de la medicina la mayoría de los descubrimientos importantes han sido hechos por hombres: la estructura del ADN por Francis Crick y James Watson, la vacuna contra la viruela por Edward Jenner, la penicilina por Alexander Fleming, los gérmenes por Anton Van Leeuwenhoek, etc.
Frente a esto, el género femenino tuvo que buscar otras alternativas para ejercer la medicina. Una de estas y la medular en este análisis, fue el disfrazarse de hombre. Es en este punto cuando entra la identidad de género, que es “la auto clasificación como hombre o mujer sobre la base de lo que culturalmente se entiende por hombre o mujer” (López, 1988a). Dentro de este contexto, la mujer se reconocía como tal y al tratar de practicar la medicina en contra de las normas sociales, se vio forzada a dejar de lado el conjunto de costumbres que la conformaban como una, optando por el desarrollo profesional frente al personal, incorporando características típicas del hombre (forma de hablar, gestos, vestimenta, etc.) y adquiriendo de esta manera un rol que se perfilaba en una dicotomía de identidad, pues también la identidad de género y el “yo” que compone a la persona son influenciados por el entorno en donde se configuran: “el proceso de construcción del yo de género acontece a nivel intraindividual, pero se desarrolla en interacción con el aprendizaje de roles, estereotipos y conductas” (Barberá, 1998).
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