ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Calcarea Carbonica

miguel6118624 de Mayo de 2013

4.997 Palabras (20 Páginas)555 Visitas

Página 1 de 20

Calcarea Carbonica-Lycopodium-Sulphur

LA PERSONALIDAD DEL REMEDIO

(Sulphur - Lycopodium - Calcarea carbónica)

Captar la personalidad del remedio mediante el estudio repetido y sistemático de todos sus aspectos es el objetivo primordial del homeópata.

Lo mismo ocurre en lo que respecta al conocimiento de un paciente. Entendemos por personalidad la total y armónica integración de los valores psicofísicos que expresan la peculiaridad de un enfermo y lo individualizan. Incluye el carácter como elemento importante, pero es mucho más. Abarca todo lo que se refiere a la constitución, temperamento, antecedentes patológicos, traumatismos emocionales pasados, represiones emotivas, supresiones de síntomas físicos, rasgos de la inteligencia y la conducta y modalidades de orden general.

El homeópata no prescribe por un rasgo del carácter o por un aspecto de la conducta sino por todos los componentes del individuo, pocos o muchos, que configuran una personalidad psicosomática tal como se presenta en los remedios bien estudiados de la materia médica. Los elementos subjetivos y objetivos de un caso no constituyen una personalidad por la suma sino por la integración de esos valores que presentan al organismo como un todo. No hay absolutamente ningún síntoma o rasgo, tanto del carácter, la conducta o la inteligencia, como del temperamento o la constitución, que sea específico para el diagnóstico. Lo realmente específico, que individualiza a un paciente, es la agrupación peculiar de diversos componentes psicofísicos en una totalidad característica. Por lo demás, en homeopatía no existe el dualismo entre la mente y el cuerpo ni se separa la psiquis como una entidad aparte del organismo según lo quisieron psicólogos del prestigio de Wundt.

Toca a la investigación futura comprender el modo y la forma como actúan los medicamentos o los aspectos dinámicos de la reacción orgánica. Mientras tanto la medicina psicosomática tendrá que ser dualista en su conducta. Tendrá que actuar por una parte con hormonas, vitaminas y fármacos reguladores de la fisiología y por la otra con la psicoterapia para resolver el conflicto emotivo. ¿Por qué? Porque no podrá llegar sino en forma parcial o indirecta al plano dinámico de la economía en donde la alteración de la mente y la disfunción celular responden a una misma disritmia de la fuerza vital.

El medicamento dinámico o potentizado es capaz de lograr un efecto desde ese plano de acción además del estímulo psicogénico que por vía de una consciente superación del conflicto emocional reprimido, tal como puede lograrlo un tratamiento psicoanalítico, que corrija la disfunción. Nos ha parecido útil reseñar en una amplia visión sumaria los aspectos esenciales de los tres grandes medicamentos homeopáticos, Sulphur, Calcarea y Lycopodium, cuya categoría de principales policrestos finca en su profunda capacidad de acción, la cual les ha permitido abarcar grandes sectores de la economía y reproducir, con sus bien logradas patogenesias, tipos psicosomáticos bien definidos.

El conocimiento profundo de estos tres remedios constituye la exigencia máxima en el estudio de la materia médica, no sólo porque contienen la apariencia de casi todas las enfermedades del hombre, sino porque observan, en mayor o menor grado, una relación o correspondencia con todos los otros remedios. En la breve exposición que sigue intentaremos resaltar los aspectos esenciales de cada uno con el fin de captar su básica personalidad.

El tipo característico de Sulphur es un individuo flaco, enjuto, descarnado, cargado de espaldas, que camina encorvado, con aire de cansancio y buscando, en la posición de pie, un punto de apoyo para descansar. Suele tirarse pesadamente, más que sentarse, en una silla o procura acostarse como si la cabeza le pesara. Es flojo, laxo, perezoso, descuidado, negligente y lento en todos sus movimientos. Resulta difícil discernir si su indolencia es realmente pereza como actitud mental o en verdad falta de fuerza vital, de vigor o sostén. Es enemigo del esfuerzo sostenido, sistemático, regular y acomete por impulsos trabajos que marcan en intensidad lo que pierden en constancia.

Su cara suele ofrecer una apariencia delicada, con largas y finas cejas, venas visibles, ojos brillantes y labios y párpados rojos, congestionados. Su aspecto general no es limpio ni pulcro como Arsenicum, su extremo opuesto, que se presenta pulido, arreglado en el detalle, extremado en la limpieza, con exigencias de orden que lindan con la manía, contrasta con el desaliño, la pérdida del sentido del confort higiénico y el refinamiento que hacen de Sulphur un tipo sucio, con mal olor por la fetidez de su aliento y transpiración. Su piel fina y congestiva enrojece a la menor provocación y se cubre de toda suerte de erupciones pruriginosas. Acentúa este mal aspecto de piel y cara la aversión y real empeoramiento que el enfermo acusa, como síntoma general, al uso del agua o los baños.

El niño Sulphur presenta un tipo que conviene bosquejar por la circunstancia de que el tipo morfológico suele definirse con mayor nitidez en la infancia. Tiene el aspecto de un pequeño viejo, con una facies de precocidad mental que no reside en el brillo excepcional de la inteligencia, como suele ocurrir en el niño Mercurius o el tuberculínico en quienes, probablemente por la exaltación cerebral anormal de la heredolúes, se produce un tipo de mentalidad precoz, sino en la prematura seriedad y tristeza determinada por su precaria salud. En medio de un cuerpo magro, de piel fláccida y amarillenta, atrae la atención el contraste de un vientre voluminoso, distendido por los gases. Como Natrum muriaticum, Iodium, Phosphorus, Silicea y el tipo emaciado de Calcarea, no aprovecha los alimentos y permanece delgado a pesar de la conservación del apetito que frecuentemente, para compensar el dismetabolismo existente, asume proporciones de verdadera bulimia. En sus manifestaciones acentuadas, Sulphur llega a configurar el clásico niño escrofuloso con grueso vientre, ganglios hipertrofiados y tejidos blandos, características de la escrofulosis que son fielmente reflejadas en los tres remedios que nos ocupan. Sobre ese cuerpo emaciado y flojo, surge notoriamente la desproporción del tamaño de la cabeza, con fontanelas que tardan en cerrarse en el lactante y una profusa transpiración de olor desagradable, acusada mayormente en la cabeza y cuello, que moja la almohada durante el sueño.

Frente al caso infantil de Sulphur, todas las madres quéjanse uniformemente de dos cosas: la irritabilidad, inquietud y desobediencia del niño, por una parte, y el desaliño, descuido y facilidad con que ensucia su cuerpo y vestidos, por otra. Suelen ser pequeños inmanejables y resistentes a todo precepto de higiene. Resulta curiosa la circunstancia de que, no obstante la suciedad propia en que vive, es finamente susceptible a los malos olores y la acuidad de su olfato le hace perseguir constantemente la causa imaginaria de algún rastro de sus propias heces, cuyo olor le resulta intolerable. También el niño Lycopodium presenta típicamente la cara de viejo pero no tiene, como Sulphur, los orificios de la cara (nariz, boca, ojos y oídos) llamativamente enrojecidos hasta el punto de que pareciera tener los labios pintados, sino una facies de tinte amarillento, subictérico, evidentemente hepático, con frecuentes erupciones secas y furfuráceas alrededor de la boca, alas de la nariz o detrás de las orejas. Anotemos al pasar que en donde más se presenta este rasgo sumario impreciso pero elocuente de la cara de viejo en un niño es en Argentum nitricum y Natrum muriaticum, como también en el tipo delgado de Calcarea ostrearum.

Resumiendo, en Sulphur surge, como elemento diferencial de gran valor, el pequeño de cara sucia con enrojecimiento palpebral o blefaritis crónica, el catarro de sus fosas nasales, el olor desagradable de su cuerpo y excreciones y su tendencia al desaseo. Contrasta este cuadro con el que nos ofrece el tipo de Calcarea ostrearum con evidente predominio en su economía de la actividad linfática que conforma un temperamento leucoflegmático, con el aspecto de niño escrofuloso, gordo, pálido, fofo, lento en sus movimientos, tardío para caminar, dentar y cerrar las fontanelas, con abultada cabeza, sudores agrios profusos y crecimiento irregular. El adulto reúne también estas fundamentales características y en la práctica hemos sido reiteradamente impresionados por la típica cara pálida, gruesa, redonda y sobre todo blanca como de yeso que se graba fácilmente en la memoria. Los padres dirán que el niño es flojo, que suele caerse a menudo como si no tuviera fuerza o resistencia en las piernas y que, en medio de esa perpetua palidez cérea de cara y orejas, cuando corre o se excita, un encendido rubor colorea sus mejillas. En apretada síntesis podría decirse que Calcarea es el enfermo pálido, gordo y friolento como Sulphur el colorado flaco y sucio y Lycopodium el amarillento enjuto y nervioso.

Aspecto mental

En el aspecto mental, cada medicamento ofrece asimismo un tipo caracterológico más o menos definido, cuya captación constituye el elemento básico que asegura el diagnóstico. El temor, la timidez, la falta de confianza, el sentimiento de inferioridad, la disposición agresiva, el disimulo, etc., son actitudes psíquicas relativamente fáciles de percibir durante la consulta y pueden ser rasgos tan calificados como para determinar el remedio.

Aunque la totalidad sintomática es la única base para la prescripción, ciertos rasgos mentales de

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (33 Kb)
Leer 19 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com