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DEONTOLOGIA JURIDICA


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  564 Palabras (3 Páginas)  •  336 Visitas

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LA FUNCIÓN DEL ABOGADO EN LA SOCIEDAD

Lic. Juan Carlos Arenas López

La sociedad actual requiere cada día mayores estándares de calidad en los servicios profesionales que presta el abogado, lo que conlleva la necesidad intrínseca de una mayor y mejor preparación académica tanto dentro como fuera de las universidades, así como altos niveles de intelectualidad, creatividad, responsabilidad, compromiso y una conducta moral y ética, interna y externa de quienes nos dedicamos a tan noble profesión.

La abogacía, al ser una profesión humanista, nos permite estar en un permanente contacto con la realidad social en sus diferentes manifestaciones, pero más aún, al ser juristas, nos obliga a mantener un papel activo en el perfeccionamiento de las instituciones sociales. Por lo tanto, el abogado que no se preocupa por actualizarse no solo en la rama jurídica de su especialidad – si la tiene-, sino también en practicar virtudes y otras disciplinas científicas, y por cultivar una cultura general, deja mucho que desear a sus clientes y a la comunidad a la que sirve.

Los abogados estamos llamados a defender el derecho, pero más aún, la justicia. Estamos obligados a decir y buscar la verdad, a conducirnos moral y éticamente, tanto en nuestra vida privada como socialmente. Somos un punto de referencia para calificar positivamente o denostar nuestra profesión.

En el ejercicio profesional debemos distinguir entre aplicar mecánicamente una norma jurídica o aplicar razonadamente una norma jurídica a un caso específico, analizándola e interpretándola a la luz de la justicia; y es que el derecho como obra humana es perfectible. La norma jurídica no se agota en un proceso legislativo sino que es en la vida real cuando se califica la eficacia para la que fue creada y si aspira a la justicia. Es ahí cuando el jurista debe reaccionar críticamente y poner su conocimiento al servicio del cuerpo legislativo para su reforma o derogación y no quedar pasivo ante la norma injusta o imperfecta. Aquí es necesario dar el paso de ser un simple aplicador de la norma positiva a ser un jurista que la interpreta y razona con el objetivo de alcanzar la justicia.

Sin duda el derecho está íntimamente ligado con la ética y la moral, y el abogado debe conducirse bajo una ética profesional y apegar su conducta moral a sus postulados y su conciencia. Esto no es nada sencillo, por lo que se requiere una fortaleza intelectual y una voluntad firme que debe ejercitarse día a día. Lo anterior me hace recordar a Luis Jiménez de Asúa cuando dice “la conducta moral es la primera condición para ejercer la abogacía...nuestra profesión es, ante todo, ética... el abogado debe saber derecho, pero principalmente, debe ser un hombre recto” (Omeba; 1980: Tomo XI, 262).

CONCLUSION

Es así que concebimos a la deontología

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